LA CARNE, LA MUERTE Y EL DIABLO (en la literatura romántica) MARIO PRAZ Monte Avila Editores. Caracas. 1969 (ed.original: Firenze,1948) Para los románticos la belleza parece aumentar precisamente por obra de aquellas cosas que deberían contradecirla: lo horrendo. Cuanto más triste y dolorosa es, más la saborean. (...) El descubrimiento del horror, como fuente de deleite y de belleza, terminó por actuar sobre el mismo concepto de belleza: lo horrendo pasó a ser, en lugar de una categoría de lo bello, uno de los elementos propios de la belleza. (...) Distinto y también nuevo es el caso del dolor concebido como parte integrante de la voluptuosidad. Son de Novalis los siguientes aforismos (Psychologische Fragmente) “Es extraño que la asociación de voluptuosidad, religión y crueldad no haya desde hace tiempo atraído la atención de los hombres sobre su íntimo parentesco y su común tendencia” (>SUH) (pp.45-46) Si bien fue Milton quien otorgó a la figura de Satanás la fascinación del rebelde indómito, que ya poseían las figuras del Prometeo de Esquilo o el Capaneo de Dante, no debemos olvidar que Marino (La matanza de los inocentes) lo precedió por ese camino. (p.80) A fines del siglo XVIII el Satanás de Milton transfiere su siniestra fascinación al tipo tradicional del bandido generoso, del delincuente sublime. (p.82) (En el Schedoni, The Italian, or the Confessional of the Black Penitents, 1797, de Mrs.Ann Radcliffe) podemos reconocer algunos elementos que reaparecerán después con insistencia en los hombres fatales de los románticos: el origen misterioso, que se supone de alta alcurnia, las huellas de pasiones apagadas, la sospecha de una culpa horrible, el aspecto melancólico, el rostro pálido, los ojos inolvidables. (<Ambrosio, or the Monk, 1796, de Mathew Gregory Lewis) (p.84) ¡La jovencita infeliz y perseguida! El motivo es viejo como el munfo, pero en el siglo XVIII lo renovó Richardson con la celebérrima Clarissa Harlowe, la doncella de gran virtud y belleza, que, acechada y seducida por el lbertino Lovelace, perseguida por los implacables parientes, enferma de dolor, se apaga lentísimamente entre los fúnebres aparatos de una muerte ejemplar. (Clarissa, 1747) (p.114) En verdad Diderot (La Religieuse) es uno de los mayores heraldos de aquel Système de la Nature que, llevando a sus consecuencias lógicas el materialismo, y proclamando el derecho supremo del individuo a la felicidad y al placer contra el despotismo de la moral y de la religión, prepara el camino a la justificación, en nombre de la naturaleza, de las perversiones sexuales. (>Sade) (p.116) (Tesis principal de Thérèse Philosophe de Darles de Montigny, 1748) Que la virtud lleva a la miseria y a la ruina, y el vicio a la prosperidad, es el principio del cual Sade se hará pregonero (>Liaisons dangereuses, Laclos, 1782) (p.117) Sade (...) derriba la cómoda metafísica de Thérèse Philosophe (...) “Todo es mal, todo es obra de Satanás” En consecuencia, hay que practicar el vicio porque se ajusta a las leyes de la naturaleza, que ordena destruir. El delito es el eje del universo.(...) Qui doute...que la meurtre ne soit une des lois les plus précieuses de la nature?(...) La vertu ne conduit qu’à l’inaction la plus stupide et la plus monotone, le vice à tout ce que l’homme peut espérer de plus délicieux sur la terre. (Justine, ou les Malheurs de la Vertu, 1791) (>Juliette, ou les Prospérités du Vice, 1796) (p.120-121) Fueron los románticos, que aprovecharon las teorías del Divino Marqués, especialmente Baudelaire, quienes fecundaron con injertos psicológicos los refinamientos perversos (...) En la inversión de valores que está en la base del sadismo, el vicio representa el elemento positivo, activo; la virtud, el elemento negativo, pasivo. La virtud existe como freno que hay que romper. (p.124) En fin, si el sádico no reconoce por un lado creencia en la religión tradicional, se privará de una fuente inagotable de voluptuosidad de la profanación y de la blasfemia. (p.125) También el incesto (...) será un tema grato a los románticos, en especial a Chateaubriand (p.127) (> Atala) (Gusto por lo truculento> Poe>Baudelaire / Hugo / Sué / Flaubert / Maturin) Gautier es el verdadero fundador del estetismo exótico (>belle dame sans merci) (p.219) (>Swinburne) Fue Walter Pater (Studies in the History of the Renaissancek, 1873) quien hizo el gran descubrimiento; quien leyó la historia de la mujer fatal en la ya célebre sonrisa de la Gioconda, “la impenetrable sonrisa, siempre animada por algo siniestro, que aletea sobre toda la obra de Leonardo”. (p.254) Fue D’Annunzio quien presentó a los lectores italianos (Poema paradisíaco, 1893) la mujer fatal que reúne en sí toda la experiencia sensual del mundo, reencarnación de Elena y de Safo. (p.263) (Delacroix / Moreau >) (Androginia / Ambigüedad) Y es precisamente en tal pintura, asexuada y lasciva la mismo tiempo, donde se expresó a maravilla el espíritu del decadentismo. No por nada el descubridor de Moreau fue Huysmans, el creador del personaje de des Esseintes, ese monstruo de decadencia de quien d’Aurevilly escribía: (...)En écrivant l’autobiographie de son héros il (Huysmans) ne fait pas que la confession particulière d’une personalité dépravée et solitaire, mais, du même coup, il nous écrit la nosographie d’une societé putrifiée de materialisme... (p.307) Delacroix descendía de Byron, Moreau anuncia a Maeterlinck. (p.314) (Salomé > Heine > Wilde) (Aurevilly / Péladan / Mendès / Dostoievsky / Beardsley / Gourmont) (ver p.322-332) (The Picture of Dorian Gray, O.Wilde, 1890) El punto de vista de Wilde es, en suma, siempre escénico, perspéctico; posa siempre y hace posar a sus personajes, sus paisajes, sus acontecimientos. (p.357) Muchos de los personajes (de Marcel Schwob) renuncian a una vida de bienestar para darse, ebrios de humillación y envilecimiento, al vagabundeo, a la baja crápula, a la voluptuosidad de la miseria. (p.367) (Mes Cahiers, Barrès > Mescolanza sagrado-profano / incesto) Y la España ávida que Barrès recorre “ne laissant perdre aucune occasion d’être froissé”, la España de las iglesias llenas de un olor de descomposición que lo exalta, admirando especialmente “ces poupées faisandées, ces corps deshabillés et saignants, ces genoux est ces coudes écorchés du Christ”, y los cuadros alucinados del Greco donde lee recónditas profanaciones y problemáticos incestos (...) (p.373) El poeta más célebre del decadentismo francés, Verlaine, es espejo fiel del ambiente: abierto a todas las posibilidades de depravación, canta el amor en todas sus fases, desde las más ingenuas a las más perversas. (...) Y así como encontramos en Verlaine elementos sádicos, hallamos también el gusto de lo sacrílego y de la profanación (...) y la concepción fatal de la mujer (...) la homosexualidad, aunque sea esporádica (...) (pp.386-387) ¿Se deberá concluir, quizá, que la desnfrenada licencia para tratar motivos viciosos y crueles, introducida en la literatura con el romanticismo, creó el ambiente favorable al despliegue de sensibilidades individuales, que, en otro clima, hubieran quedado latentes o sofocadas? ¿Y se deberá añadir que moda literaria y sensibilidad especial actuaron una sobre la otra con virulencia multiplicada, a modo de espejos ustorios, de modo que entre quien se industriaba para aprovechar ciertos motivos en boga, y quien en la boga hallaba el modo de realizar una selección por semejanza, y realizándola, aumentaba con la contribución personal la virulencia de la boga misma, se formó esa conflagración de lujuria cerebral que dominó el final del siglo, dando la impresión de la inminencia de una verdadera catástrofe? (...) Y la frecuencia misma del lamento sobre el fin de la civilización latina, el “Ohé!!! Ohé!!! les races latines!” de los Péladan, la convicción de los d’Aurevilly de que la raza había llegado “à sa dernière heure”, el “Je suis l’Empire à la fin de la décadence” de los Verlaine, no muestran tanto el terror, como la atracción del abismo: la idea misma de decadencia, de punición divina inminente como el fuego de Sodoma, el “cupio dissolvi”, no son tal vez otra cosa que un extremo refinamiento sádico de un ambiente excesivamente saturado de complicaciones perversas. (pp.389-390) (ver pp.392-397) INDICE INTRODUCCIÓN Una aproximación:”Romántico” PRIMERA PARTE CAPÍTULO PRIMERO La belleza medusea CAPÍTULO SEGUNDO Las metamorfosis de Satanás CAPÍTULO TERCERO Bajo la enseña del Divino Marqués CAPÍTULO CUARTO La belle dame sans merci CAPÍTULO QUINTO Bizancio APÉNDICE A LA PRIMERA PARTE Swinburne y “le vice anglais” SEGUNDA PARTE D’Annunzio y “el amor sensual de la palabra” 21 43 75 113 207 305 429 451 ANTONIO SOLANO Valencia, febrero-marzo de 1997