Diario Consumidores y Usuarios Nro 76 – 31.05.2016 Aspectos positivos de la ley Nº 26.993 sobre resolución de conflictos en las relaciones de consumo Por Esteban Javier Aria Cáu I.- Introducción El derecho de defensa del consumidor como derecho de tercera generación ha revitalizado la regulación de los Códigos decimonónicos, tanto civil como de comercio, produciendo doctrina de avanzada en el derecho latinoamericano y obteniendo logros importantes en los últimos veinte años. Esta dinámica, lamentablemente, no ha sido acompañada de políticas concretas por parte del Estado lo cual implica adoptar un compromiso en la etapa administrativa o previa en la cual se resuelven la mayor parte de los conflictos de consumo por su menor cuantía o por su fácil satisfacción. Por ejemplo, cumplimiento de las garantías, reposición de productos, suministro del servicio técnico, etc. Como un modo de zanjar esta deuda, el legislador nacional sancionó la ley N° 26.993 (2014), mediante la cual, se establece un sistema novedoso de resolución de conflictos incluyéndose normas de índole procedimental y procesal. El objeto del presente trabajo tendrá como finalidad destacar los aspectos positivos previstos por el nuevo régimen legal, tanto para el consumidor como para el proveedor, dentro de la relación de consumo, pues ya nos hemos ocupado de denunciar los negativos en otra publicación anterior. II.- Consumidor: la unificación En virtud de nuestro régimen federal (arts. 1, 5, 121 y concordantes, Constitución Nacional), el sistema legal previsto por la Ley N° 26.993 exterioriza una interesante tendencia a la unificación, en materia de procedimiento administrativo y de proceso legal, para el derecho de defensa del consumidor. En efecto, como ya fuera adelantado, la competencia en materia procedimental y procesal pertenece exclusivamente a las provincias por imperio constitucional, por lo cual los tres primeros títulos (Título I “Servicio de conciliación previa en las relaciones de consumo” COPREC desde el art. 1 al 26; Titulo II “Auditoria en las relaciones de consumo” con dos capítulos Capitulo 1: Auditor en las relaciones de consumo; Capítulo 2: Procedimiento desde el art. 27 al 40; Título III “Justicia Nacional en las relaciones de consumo” en dos capítulos Capitulo 1: Órganos jurisdiccionales; Capitulo 2: Normas procesales desde el art. 41 al 57 serán de aplicación exclusiva en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y cuando intervenga como autoridad de contralor la Secretaría de Comercio de la Nación, pero que no impactan en las provincias, salvo en el caso del comercio interjurisdiccional, donde corresponde la competencia federal. Sin perjuicio de ello, existe una tendencia hacia la unificación en ambas materias, puesto que esta ley invita a las jurisdicciones locales para que adecuen sus regímenes a la ley nacional (art. 77), aspecto que ponderamos como sumamente beneficioso para el consumidor en virtud que no habría diferencias de procedimiento y de proceso según el lugar de consumo. Al mismo tiempo, se dispone la creación del “Servicio de Conciliación Previa en las relaciones de consumo”, en el ámbito de la Secretaría de Comercio de la Nación (COPREC), que actuará en la Capital Federal y en aquellas dependencias similares que se establezcan en el resto del país (art. 1º). III.- Proveedor: obligatoriedad de concurrencia El consumidor en sentido lato que tuviere algún inconveniente con un producto o servicio, dentro de la relación de consumo, podrá promover un reclamo cuando estuviere en pugna con sus derechos individuales y siempre que no exceda a 55 salarios mínimos vital y móvil (art. 2º). Una vez admitido el reclamo, se designa al conciliador por sorteo, por acuerdo de partes o a propuesta del consumidor, y aquél citará a audiencia a ambas partes, la que deberá celebrarse en el plazo de 10 días contados desde la designación de conciliador. Tanto el régimen nacional como el local, puesto que las provincias se adhirieron en gran medida a la ley N° 24.240, tenía un vacío legal y que consistía en que nada se establecía en torno a la incomparencia del proveedor, quien podía no asistir a la audiencia convocada por la autoridad administrativa. Pues bien, este silencio legal ha sido llenado por la ley N° 26.993, disponiéndose que las partes deben concurrir personalmente a las audiencias fijadas por el conciliador, (art. 11), especialmente el consumidor, principal interesado en que éstas se lleven a cabo. Las personas jurídicas deben ser representadas por sus autoridades (representantes legales o mandatarios) con facultades suficientes para arribar a acuerdos transaccionales o transar, advirtiéndose que pueden ser suplidos por un “director, socio, administrador o gerente que tengan poder suficientes para realizar transacciones”, por supuesto, según sea el caso y el tipo societario de la sociedad proveedora. Sin embargo, no advertimos dentro de los legitimados a los abogados o letrados apoderados que son aquellos que intervienen, por lo general, en estos tipos de audiencias, a menos que se los considere incluidos en el término mandatarios. Las audiencias serán confidenciales, salvo acuerdo de partes en contrario. Si se arribara a un acuerdo, se lo someterá a homologación de la Secretaría de Comercio, debiéndose establecer un plazo mínimo para su cumplimiento (art. 12). Si el proveedor no compareciera a la audiencia o no justificare su ausencia, se dará por concluida la conciliación y se le aplicará una multa equivalente a un salario mínimo, vital y móvil, que se destinará parcialmente al consumidor (art. 16) y al Fondo de Financiamiento (art. 20). Este aspecto no estaba reglado en la ley N° 24.240, habiéndose llenado un vacío legal que esperamos que traiga seriedad y celeridad a estos actos procedimentales. En caso de ausencia justificada, se citará a nueva audiencia. Para el supuesto contrario, es decir, que sea el consumidor quien no concurra a la audiencia sin justificación alguna, el conciliador también dará por concluido el trámite habilitándose a aquél a promover nuevamente el reclamo. Sin embargo, se ha observado con razón, que la ley no regula el pago de honorarios del conciliador para este supuesto. Como conclusión advertimos que el nuevo régimen legal, en la medida que sea implementado por la Nación y las provincias que se adhieran al mismo, constituirá una herramienta fundamental para poner en práctica los derechos de los consumidores y evitarán litigios, que por su demora, siempre terminan por perjudicar al consumidor. En suma, esperamos que la protección del consumidor se mantenga como una política pública.