Aportes C e le l eb r ac i ó n p ar a l a Homilía y guión para la Santa Misa 2º domingo de Cuaresma Ciclo C. Color: Morado 21 de febrero de 2016 Año XX - Nº 1125 Aportes para la homilía Jesús se trasfiguró y el Padre lo proclamó Hijo suyo muy amado Gn 15, 5-12. 17-18; Sal 26 Flp 3, 17 – 4, 1; Lc 9, 28b-36 Jesús vino a testimoniar la verdad y el amor de Dios, y los suyos no lo recibieron, porque sus palabras molestaban. Y siempre fue perseguido a causa de esto. Los jefes religiosos y políticos pensaban: ¡Hay que sacar del medio a este galileo que tanto molesta y nos desautoriza ante el pueblo!... ¡o él o nosotros! Dentro de unos días reviviremos aquella Semana Santa y en Pascua cantaremos triunfantes: ¡Desde hoy la muerte ha sido vencida, y es nuestra fe un canto a la vida! Venido a este mundo, Jesús sigue en comunión total con su Padre. Y eso es lo que nos muestra en la cima del Tabor, asegurándonos que quien cree en él y lo sigue fielmente, alcanzará esa misma plenitud de vida. Allí los apóstoles habían experimentado lo que es el cielo, ¡por eso no querían volver al suelo! Pero debieron volver, aunque llenos los ojos de cielo, tanto que Pedro, años después, añoraba en su carta: No son fábulas lo que les enseñamos, ¡nosotros lo vimos, lo palpamos y oímos la voz del Padre proclamando a Jesús su Hijo muy amado! Nuestra vida cristiana está em- papada de cielo, y aunque la cruz sigue pesando sobre nuestros hombros y la muerte nos crucifica junto a Jesús, bien vale la pena seguirlo hasta el fin, cuando cantemos: ¡Pascua de Cristo, resurrección, paso del hombre a la vida de Dios! Los sentidos no perciben lo que vemos con los ojos de la fe, y algunos piden pruebas evidentes, por eso muchos argumentan: si no veo no creo, y piensan que no hay vida eterna por eso razonan que nadie ha vuelto del otro lado a contar nada. La fe es una virtud sobrenatural infundida por Dios para ayudarnos a creer en él y en todo cuanto él nos enseña. Infundida la fe, pero que no exime de razonar para entender que todo lo que Dios nos revela es tan verdadero y real como lo que vemos o tocamos. Entonces, lo que los apóstoles vieron y palparon en la montaña santa es la gran verdad de cuanto nos espera si creemos en Jesús y lo seguimos fielmente, como cuando Pablo asegura: Dios resucitará con Jesús a los que hayan aguardado su manifestación con amor alegre y diligente. ¡El seguimiento de Cristo compromete y eso da temor!, porque en nuestra época, en muchos aspectos y ámbitos, se debe remar contra corriente. Pensemos que tenemos muchas opciones y tentaciones para darnos todos los gustos (Continúa en la p. 4). Aportes - 1 Guión para la Santa Misa 1) Introducción 4) Lecturas Hermanos y hermanas: El caminar cristiano no es sencillo, la realidad de la cruz nos acompaña cada momento. Las renuncias, la perseverancia en el amor y la fidelidad, el riesgo de creer… todo ello nos hace necesario clamar al Cielo, pedir ayuda, ya que solos no podemos. Hoy, el Señor transfigurado, nos muestra su gloria y nos anima a no desfallecer. Cantemos… Primera lectura (Gn 15, 5-12. 1718): La primera lectura nos remite a la primitiva alianza de Dios con Abraham. Ya en ella podemos contemplar el amor providente de Dios por la humanidad. Salmo (Sal 26): Junto con el salmista, renovemos nuestra confianza en Dios providente, él es nuestra luz y nuestra fortaleza. R. El Señor es mi luz y mi salvación. Segunda lectura (Flp 3, 17–4, 13): San Pablo, poniéndose como ejemplo, hace un llamado a ser fieles a Dios y a las enseñanzas que él entrega, y pide perseverar en la fe y ahondar la esperanza. Evangelio (Lc 9, 28b-36): El pasaje evangélico nos relata un hecho que la comunidad cristiana atestiguó desde los primeros tiempos: En el caminar hacia Jerusalén, el Señor se viste de gloria. 2) Saludo de bienvenida Cuaresma, tiempo de austeridad y espiritualidad para ahondar los sentimientos de Cristo en su entrega total al Padre que tanto nos ama, que nos da a su único Hijo para salvarnos, días de gracia divina, para crecer a imagen y semejanza de Jesús. Que el Señor Jesús, transfigurado en el Tabor, nos renueve en la esperanza y la fidelidad al Padre Dios y que su 5) Oraciones de los fieles amor misericordioso esté con ustedes. Habiendo visto a Jesús en la ple3) Acto penitencial nitud de su divinidad, Pedro y sus compañeros se resistían a volver Comencemos poniendo nuestro corazón ante la mirada misericor- al llano. Hoy le pedimos al mismo Señor diosa de Dios, que nos invita a Jesucristo que nos ayude a hacer vida cuanto celebramos. escuchar a su Hijo amado. Muéstranos tu rostro de miseri– Tú, el Hijo amado del Padre, al cordia, Señor. que muchas veces no hemos escuchado: Señor, ten piedad. 4 Tú, que diste la vida por la Igle– Tú, que compadecido de tus sia; mantenla firme en la fidelidad a ti hermanos los hombres, nos amaste y al cumplimiento de la voluntad divina hasta el extremo: Cristo, ten piedad. para que supere las dificultades que la afligen. Oremos… – Tú, que revestido de gloria en el Tabor, nos fortaleces en la esperanza: 4 Tú, que en tu camino hacia JerusaSeñor, ten piedad. lén, viste a tu pueblo dividido y a los pobres oprimidos; acrecienta en los Dios todopoderoso tenga misehombres un renovado deseo de unidad ricordia de nosotros, perdone y fraternidad que se plasme en obras. nuestros pecados y nos lleve a la Oremos… vida eterna. Amén. Aportes - 2 4 Tú, que animaste a tus discípulos en 6) Presentación de las ofrendas su caminar tras tus huellas; conforta Junto al pan y el vino que se a cuantos padecen enfermedades o presentan ante el altar, llevemos la violencia a causa de ser cristianos. nuestros propósitos de fidelidad y Oremos… perseverancia en el seguimiento de 4 Tú, que has invitado a algunos a Cristo. Cantemos… seguirte de manera más de cerca a través de la vida de especial consagra- 7) Comunión Como hermanos, nos aceramos ción, el sacerdocio o la vida consagraahora a recibir a Cristo, renovando da; renueva en los hombres y mujeres el compromiso de seguirlo, él es que te han seguido la alegría de ser el camino, la verdad y la vida de la mensajeros del Evangelio. Oremos… humanidad. Cantemos: 4 Tú, que estás en medio nuestro en esta celebración; ayúdanos a ser per- 8) Despedida y bendicion final severantes y mantener la firmeza de Monición: Al haber celebrado esta la fe y así poder ser tus testigos en el Eucaristía, hemos pregustado de mundo de hoy. Oremos… la gloria divina, la cual nos ha de Jesús, Maestro y Pastor, tú el Hijo amado del Padre, acrecienta en nosotros la fe para seguirte y aumenta nuestra caridad para comunicar el Evangelio y cuidar a nuestros hermanos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. impulsar a vivir de modo nuevo y decidido nuestra fe, por eso, el mejor modo de hacerlo es en la vida cotidiana. Escuchemos una y otra vez al Hijo amado del Padre. Bendición final Envío: La alegría del Evangelio inunde nuestras vidas, vayamos en paz. ORACIÓN... SUBIDA... Y CONTEMPLACIÓN Silvia Balaklav de Areco Las páginas de este libo son sencillas y están cargadas de vida, de historia que se convierte en experiencia para el creyente que gusta de lo divino. Es un alimento espiritual para todos. NECESITO ORAR Las plegarias de Jesús y de los grandes orantes Mateo Bautista Oramos recreando nuestra adopción filial, conseguida por la muerte y resurrección de Jesús. Oramos porque nuestra fe peregrina necesita luz y gracia. Aportes - 3 (Viene de la p. 1). en vida, muchas veces relativizando las cosas trascendentes. Algunos sólo ven la cruz y a Cristo clavado en ella, pero no se detienen a mirar a Jesús resucitado como anticipadamente lo vieron los apóstoles sobre el Tabor. Aprovechemos esta Cuaresma para animarnos a subir al Calvario de este mundo, que el Señor nos hará subir al Tabor. ¡Señor Jesús!, en el Tabor nos muestras la maravilla que nos espera si morimos cada día al hombre viejo, aceptando nuestras cruces, sin cargarlas sobre otros pero ayudando a quienes caen bajo el peso de las propias. Que entendamos que la vida en este mundo es una cuaresma hacia la Vida Eterna, que contemos siempre con tu ayuda y presencia, confiados en el auxilio de tu gracia. Cuando subías al monte con tus apóstoles es de imaginar que ellos caminaban a tu lado sin saber con qué se encontrarían, pensando en un día más de sus vidas, eran como nosotros, que no siempre distinguimos cuando caminas a nuestro lado. Subían a orar contigo, pero les mostraste tu gloria, llevándolos a la plenitud de la oración. En nuestros momentos de oración revélate en tu Palabra y tu luz encamine nuestros pasos. Los discípulos al verte glorioso, radiante como un sol, un Dios maravilloso que todo lo atraías hacia ti, sintieron como que tocaban el cielo con las manos y no querían volver a las cosas cotidianas. Hoy, tú nos invitas a emprender una nueva etapa en la subida, y cómo nos cuesta ilusionarnos por lo que nos espera y sentimos como que la vida es un calvario interminable y, para peor, no logramos salir de un sendero sin sentido, porque las metas de la vida no las conocemos bien y nos enojamos cuando no alcanzamos a divisar un horizonte de luz y felicidad. Así como recibimos la fe, infunde también la esperanza y fúndenos en tu amor, para que corramos animosos por los caminos de esta vida, invitando a todos a sumarse en esta maratón de peregrinos, donde nadie saldrá perdiendo y todos alcanzaremos el primer premio, ¡vivir contigo para siempre! Amén. El evangelio de la transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los apóstoles Pedro, Santiago y Juan “aparte, a un monte alto”, para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo”. Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal y fortalece la voluntad de seguir al Señor. Benedicto XVI (22 de febrero de 2011). Aportes para la Celebración es un subsidio litúrgico preparado por el equipo de redacción de El Domingo, periódico religioso de la editorial SAN PABLO, propiedad de SOCIEDAD DE SAN PABLO (PAULINOS). 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