CASO PRACTICO Nº 119 CONSULTA 1ª) Una empresa se ha dado de baja en Hacienda, con fecha 31-12-1998, estando pendiente la realización de la declaración del impuesto sobre sociedades (se supone que la correspondiente al ejercicio 1998); no obstante, la sociedad es titular de un préstamo, lo que conlleva la representación contable de los pagos derivados, junto con otras anotaciones. En relación con los hechos anteriores, ¿la empresa tiene que darse de alta respecto a Hacienda?. 2ª) Respecto a una factura incobrable, ¿qué requisitos, soporte o documentación se necesita para manifestar que la misma es incobrable?. SOLUCION 1ª) Mientras que la sociedad mantenga la personalidad jurídica, podrá seguir registrando hechos, operaciones y transacciones, hasta que se disuelva y se liquide. Mediante la inscripción en el Registro Mercantil del acuerdo de disolución y posterior cancelación registral, tras el proceso de liquidación, la sociedad se considera extinguida. Suponemos que la sociedad se ha dado de baja ante Hacienda, en relación con los conceptos tributarios: Impuesto de Actividades Económicas e Impuesto sobre Sociedades, porque aquélla ha dejado de realizar su actividad económica o financiera, generadora de beneficios. Por ello, creemos que la sociedad puede seguir registrando operaciones, habiéndose dado de baja de Hacienda; no obstante, debe conservar su número de identificación fiscal (NIF) si algún tercero o sujeto, directamente relacionado con la sociedad a través de alguna de las operaciones, lo exija o sea necesario. 2ª) En dicha factura figura la fecha de emisión, fecha de referencia de la operación de venta realizada o prestación del servicio objeto de la factura, importes correspondientes de la propia venta, neta de descuentos y otras rebajas, e IVA, condiciones para efectuar el pago, fecha o fechas de vencimiento y aceptación del cliente o, en ausencia de aceptación, el albarán de suministro de los productos o mercaderías en conformidad. Basta con la factura emitida, junto con el albarán, para demostrar que es incobrable. Existen circunstancias que pueden corroborar la falta de cobro: que ya ha transcurrido la fecha de vencimiento y no se ha cobrado; solicitud a Hacienda respecto a la compensación del IVA repercutido, habiendo transcurrido un determinado periodo desde la fecha de vencimiento; solicitud de suspensión de pagos o quiebra realizada por la empresa cliente y ha finalizado el periodo de vencimiento sin efectuarse el cobro. Dependiendo del importe, la empresa que ostenta el derecho de cobro puede iniciar, tras la fecha de vencimiento, el proceso judicial por incumplimiento del contrato de compra-venta. Desde el punto de vista contable, tan pronto como se dude de la cobrabilidad de la factura, aún sin haber llegado todavía la fecha de vencimiento, se ha de dotar una provisión para insolvencias por el mismo importe, incidiendo negativamente en el resultado del periodo. Si no ha surgido ninguna circunstancia, a lo largo del periodo del aplazamiento, que pudiera poner en entredicho la total certeza de su conversión en dinero, y llega la fecha de vencimiento sin efectuarse el cobro, igualmente se ha de dotar la provisión para insolvencias. De este modo, según el principio de prudencia valorativa, se contabiliza la pérdida potencial cuanto antes, a la espera de su insolvencia definitiva. Para contabilizar el gasto por pérdida potencial, relacionado con una determinada factura: • si ha de procederse antes de la fecha de vencimiento, basta con que la empresa considere que existen posibles dificultades de liquidez que gravitan sobre el cliente; • si ha de hacerse a la fecha de vencimiento, basta con mencionar este circunstancia, que no se ha llegado a buen término la operación de venta o prestación del servicio.