RESUMEP PREPARADO POR: JUAN JOSÉ ORTA JESÚS MOSTRABA SIMPATÍA Versículo para memorizar. Mateo 14:14. “Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos” Jesús mostraba simpatía por las personas y se preocupaba por ellas. Ya en el Antiguo Testamento se mostró como un Dios misericordioso. Al encarnarse, mostró misericordia por los que le rodeaban y nos enseñó –por palabra y por ejemplo– a ser misericordiosos también. ESCUCHAR LOS QUEJIDOS “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias” (Salmos 34:6) El Antiguo Testamento abunda en momentos en los que las personas se quejan y claman a Dios a causa de sus problemas (en ocasiones causados por su propio pecado). Lejos de apartar sus oídos de estos quejidos, Dios mostró siempre misericordia y se compadeció por la tribulación de los sufrientes (ver Éxodo 2:23-25; Jueces 2:16-18; 2ª de Reyes 13:23; Isaías 54:7-10). Dios no es ajeno a su creación, sino que «el Señor es muy misericordioso y compasivo» (Santiago 5:11). Hoy, Dios sigue escuchando nuestros quejidos. Podemos seguir confiando hoy en la compasión divina, porque “de la misericordia de Jehová está llena la tierra” (Salmo 33:5). Nota de EGW: «Presentad a Dios vuestras necesidades, tristezas, gozos, cuidados y temores. No podéis agobiarle ni cansarle… Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas y aun por nuestra presentación de ellas. Llevadle todo lo que confunda vuestra mente. Ninguna cosa es demasiado grande para que Él no la pueda soportar, pues sostiene los mundos y rige todos los asuntos del universo. Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que Él no la note. No hay en nuestra experiencia ningún pasaje tan obscuro que Él no lo pueda leer, ni perplejidad tan grande que no la pueda desenredar. Ninguna calamidad puede acaecer al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrar, ninguna oración sincera escaparse de los labios, sin que el Padre celestial lo note, sin que tome en ello un interés inmediato… Las relaciones entre Dios y cada una de las almas son tan claras y plenas como si no hubiese otra alma por la cual hubiera dado a su Hijo amado» E.G.W. (El camino a Cristo, pg. 100) NUESTRO SALVADOR COMPASIVO «Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9:36) Tener compasión por alguien implica simpatizar con él, entristecerse por su sufrimiento y comprender sus sentimientos (simpatía, lástima y empatía).Compadecerse no es solamente comprender el sufrimiento del otro, es un deseo de aliviarlo y remediarlo. Jesús se compadeció de las personas y, como resultado, les enseñaba, les sanaba, les escuchaba y oraba por ellos (Mateo 14:14; 9:35-38; Lucas 7:11-16). Siguiendo el ejemplo de Jesús, nuestra compasión debe tener dos componentes fundamentales: ser sincera y activa (manifestarse en actos de bondad). JESÚS LLORÓ “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Romanos 12:15) 1 RESUMEP PREPARADO POR: JUAN JOSÉ ORTA ¿Por qué lloró Jesús ante la tumba de Lázaro cuando su propósito era resucitarlo inmediatamente? (Juan 11:35). Nota de EGW: «Aunque era Hijo de Dios, había tomado sobre sí la naturaleza humana y le conmovía el pesar humano. Su corazón compasivo y tierno se conmueve siempre de simpatía hacia los dolientes. Llora con los que lloran y se regocija con los que se regocijan… Su corazón fue traspasado por el dolor de la familia humana de todos los siglos y de todos los países» (Elena White, «El Deseado de todas las gentes», pp. 490-491). SER MOVIDOS A MISERICORDIA “El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda” (Mateo 18:27). Jueces 2:18 nos dice que Dios fue «movido a misericordia» por los gemidos de su pueblo. ¿Qué significa ser movido a misericordia? Lucas 10:33 nos habla de un samaritano que fue «movido a misericordia». Se puso en el lugar del herido (empatizó con él) y, aún a riesgo de sufrir pérdidas físicas o materiales, le ayudó. Lucas 15:20-32 nos muestra a un padre que fue «movido a misericordia». Derrochó de lo que tenía y puso de lado su propia dignidad con tal de restaurar a su extraviado hijo, aun a costo de una importante discusión familiar. Ser movido a misericordia implica involucrarnos con el sufrimiento de otros y procurar ayudarles sin importar el costo. CONSOLAR AL QUE SUFRE “El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2ª de Corintios 1:4) Así como Cristo nos consuela en nuestros sufrimientos, podemos nosotros consolar a otros. Por haber sufrido nuestras tristezas, podemos ministrar mejor a otros en las de ellos. Compuesta por cristianos dispuestos a consolar, la iglesia se convierte en una «ciudad de refugio», un hospital del cual fluye sanidad para los sufrientes. Consolar implica una simpatía sincera; llorar con los que lloran; estar presentes en los momentos de dificultad; escuchar sin criticar; buscar consejo profesional, si es necesario; orar con y por los sufrientes; … Nota de EGW: «Hablad palabras de fe y valor que serán como bálsamo sanador para el golpeado y herido. Muchos son los que han desmayado y están desanimados en la gran lucha de la vida, cuando una palabra de bondadoso estímulo los hubiera fortalecido para vencer. Nunca debemos pasar junto a un alma que sufre sin tratar de impartirle el consuelo con el cual somos nosotros consolados por Dios» E.G.W (El Deseado de todas las gentes, pg. 466) 2