LIRA DE PLATA líaa tú, t at I Estrernecido por eI cataclismo, sin el lucero de las Doce Rosas, ¿dónde vas con tus gallas, dónde con tus zozobras? ¿No has contemplado eI rostro nacarino y la hoguera radiante de la Aurora? Mírala fijamente; mírala, que te adora. Su cojín de claveles y nidal de palomas prenderán en tu alma el arco de su gloria. E1 calor de los besos florecerá en tu boca y el cielo del Àmor, aprisionado por el Lucero de las Doce Rosas, será tu corazón y tu ventura, amasada en la hoguera de la Àurora. uan de Ia Cruz Lebrero Escudero