La escritura del Amor apasionado. Ay, si el Amor escribiese... Sandra Mª Cerro Si el Amor.... si el Amor tuviera manos, serían éstas blancas y cándidas como la luna, y elegirían escribir con delicada pluma, con tinta negra, sutil y elegante. Pluma que volaría ligera, entregada, dedicada por entero a un único pensamiento, a un sentimiento privado de su ser para ofrecerse a otro, al que está al otro lado de esa línea imaginaria del margen derecho, esa orilla donde termina el yo y comienza el tú, o, mejor dicho, el sólo tú. Cabalga el trazado con cuidado más presto galope, dejando en su andadura la suavidad de las formas, esas arenas movedizas condenadas a dulzura ciega y presa. La pasión va sin cuidado y no mira nunca atrás, ni siquiera al rastro de su propio velo. Ni le importan las razones, ni atiende a la llamada de otras voces del pasado. Condenada irreflexiva, arrastra impulsiva a sus mayúsculas y a las demás letras de la mano, otorgándoles el don de un destino maravilloso, único. Ay, si el Amor..., si el amor fuese capaz de escribir, de escribirse, elevaría renglones a los cielos desde su febril delirio, alzaría los brazos rezando y soñando utopías, desvelos y sueños hasta rayar más allá de lo imposible, y simplemente así... tranquilo, impasible, sin miedos. Todo un valiente el Amor, como ciego, que nada tiene que perder porque ama, y que todo tiene por ganar, porque siente, y se siente capaz de morir de sí sin pretender de nadie nada. Y en esa hoguera encendida en el papel, las llamas dibujan jambas... las “ges”, las “jotas”, las “ies griegas”, danzan juntas y se abrazan a otras letras, se desperezan, se estiran y se ensanchan, desparramando inciensos de deseo a su paso, en cada abrazo, en cada gesto, e incluso en cada silencio posible si es que la hoguera se amaina o se apaga. Si el Amor escribiese, se escribiría en verso y entregaría el alma en cada letra, con cada palabra; partiría su pecho en frases cuidada y firmemente alineadas, pero vibrantes como las ondas que dejan las gotas de lluvia en el espejo del agua... Creando y desgranando una a una estrofas de esencia y de Vida: Me entrego a navegar por las líneas oscilantes de esta carta, mar bravío, inquieto, dispuesta a abrazarme, a tragarme entre guirnaldas y guirnaldas de inmensas olas de pasiones huidas y encontradas. Me vierto al horizonte de mi trazado, lejos de mi, lejos de mi pasado, de mi ayer y de mis Dioses, para lanzarme, en trepidante carrera hacia ti, Rey de Soles, condenadamente bello ocaso de todo lo que soy y me pertenece. La tinta se diluye lenta, precisa, cuidada, suave, como impronta de lo que te amo, dulce presa, presta pausa, caricia sobre el papel delicado, reflejo de tu cuerpo tembloroso, tierno, eterno deseado, desnudo... Firmado y rubricado con insolentemente ardientes y apasionados besos. Yo, El Amor