“Dame, Señor, la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar; Valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia. (Reinhold Niebuhr en 1943) MONICIÓN: Cuántas veces nos hemos sentido tristes o perdidos… sabemos que nos hemos ido apartando del camino de Dios y queremos regresar… pero no encontramos cómo emprender ese viaje de vuelta… de eso vamos hablar en esta hermosa alabanza… hagámosla nuestra y pongámonos en marcha, nuestro Padre nos espera con sus brazos abiertos… Dios todo lo sabe y está a tu lado para siempre sostenerte. Dale gracias por todo y en todo y recuerda, él está en control de todo. ORACIÓN: Señor… ayúdame Señor… ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles. Si me das fortuna, no me quites la razón. Si me das éxito, no me quites la humildad. Si me das humildad, no me quites la dignidad. Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza. Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar. ¡Señor… si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí! DIME SIEMPRE: JESÚS, YO CONFÍO EN TI ¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Cuando hayas hecho todo lo que esté en tus manos para tratar de solucionarlos, déjame el resto a Mí. Si te abandonas en Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada como si quisieras exigirme el cumplimiento de tu deseo. Cierra los ojos del alma y dime con calma: Jesús, yo confío en Ti Evita las preocupaciones y angustias, y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en Mí. Reposa en Mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: Jesús, yo confío en Ti Y no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis manos. No tengas miedo… Yo te amo. Si crees que las cosas empeoraron, o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a todas horas: Jesús, yo confío en Ti Necesito las manos libres para obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles. Confía solo en Mí, abandónate en Mí. Así que no te preocupes, echa en Mí todas las angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: Jesús, yo confío en Ti Lectura de la Palabra: Evangelio según San Mateo 11:28-30 En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mí yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera. » Palabra del Señor Breve pausa… Peticiones espontaneas… Padre Nuestro: Perdonar es un acto de transformación, donde se ejerce la libertad para convertir errores en una bendición. Transformar es la acción de crear y a imagen y semejanza nosotros somos creadores de una parte de nuestra vida. Somos responsables de pensamientos palabras, obras y omisiones. El Padre nuestro nos pide que recibamos el perdón de nuestros errores para perdonar. Recemos con fe todos juntos: Padre Nuestro… Oración final: DIOS SABE Cuando estás cansado y desanimado tras esfuerzos infructuosos, Dios sabe cuán duro lo has intentado. Cuando has llorado por mucho tiempo y tu corazón está angustiado, Dios ha contado tus lágrimas. Si sientes que tu vida está estancada y que el tiempo te está pasando de largo, Dios te está esperando. Cuando te sientes solo y los amigos están tan ocupados que ni siquiera pueden llamarte por teléfono, Dios está a tu lado. Cuando piensas que lo has intentado todo y no sabes qué dirección tomar, Dios tiene una solución. Cuando nada tiene sentido y estás confundido o frustrado, Dios tiene la respuesta. Si de repente tu futuro se ve brillante y encuentras trazos de esperanza, Dios te lo ha susurrado. Cuando las cosas van bien y tienes mucho por lo que estar agradecido, Dios te ha bendecido. Cuando algo gozoso te pasa y estás lleno de agradecimiento, Dios te ha sonreído. Cuando tienes un propósito en la vida y un sueño que seguir, Dios ha abierto tus ojos y te ha llamado por tu nombre. Recuerda que donde quiera que vayas o ante cualquiera cosa que enfrentes, DIOS SABE.