Evangelio y Epistolas de Juan - Biblical Commentary

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El Evangelio y las Epístolas de Juan
WELDON VIERTEL
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Prefacio
Capítulo 1: Introducción al Evangelio de Juan
Capítulo 2: La Manifestación de Jesús Como el Mesías --- Juan 1:19—3:36
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Capítulo 3: Cristo Como la Fuente de Vida --- Juan 4:1—6:7
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Capítulo 4: Jesús Como Maestro de los Judíos --- Juan 7:1—8:59
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Capítulo 6: La Hora de Jesús se Acerca --- Juan 11:45—14:14
Capítulo 7: El Discurso de Despedida de Jesús --- Juan 14:15—17:26
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Capítulo 8: El Sufrimiento del Mesías --- Juan 18:1—19:42
Capítulo 9: La Resurrección de Jesús y la Comisión --- Juan 20:1—21:25
Capítulo 10: Primera parte --- INTRODUCCIÓN A 1 JUAN --- Paternidad
literaria
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Capítulo 5: Jesús Como la Luz del Mundo --- Juan 9:1-41
Capítulo 11: El Significado de Ser Hijo --- 1 Juan 2:28—5:21
Capítulo 12: 2 Y 3 JUAN --- Introducción a 2 Juan --- Paternidad literaria
PREFACIO
El Evangelio de Juan se recomienda frecuentemente a los nuevos cristianos debido al
lenguaje sencillo que se usa para establecer que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador del
hombre. Aunque gran parte del Evangelio puede ser entendido por los que se inician en la fe
cristiana, las enseñanzas son profundas y desafían las mentes de los estudiantes maduros. Juan
presenta doctrina compleja y lógica en lenguaje sencillo.
Frecuentemente se deja a un lado el Evangelio de Juan en un cúmulo teológico limitado, y
se estudia la vida de Cristo en los Sinópticos. Sin embargo, el cuarto Evangelio y los Sinópticos
difieren grandemente en su presentación de la vida de Cristo, por lo que es necesario también un
estudio del Evangelio de Juan. Los Sinópticos enfocan la humanidad de Jesús y sus actividades
milagrosas con el fin de contestar las preguntas sobre sí era el Mesías de Dios. El Evangelio de
Juan comienza con la declaración de que el hombre Jesús tenía existencia divina antes de su
encarnación. Los pocos milagros que se presentan en el Evangelio de Juan son empleados para
apoyar la afirmación de que Jesús descendió del cielo, era uno con el Padre y regresaría a él. Son
incluidos para fortalecer la fe del creyente en el Hijo de Dios.
El Evangelio de Juan está basado en un núcleo histórico de material, pero el propósito del
autor no fue presentar una cronología de la vida de Cristo. Hay numerosas diferencias entre el
marco histórico de Juan y el de los Sinópticos. Aunque no se han resuelto muchas de estas
diferencias, el valor del cuarto Evangelio no se ha debilitado. Una evaluación del Evangelio debe
basarse en el propósito del autor. El escribió para mostrar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios,
a fin de que aquellos que lean sus escritos puedan creer y que "tengan vida en su nombre" (Jn.
20:31). Bajo la dirección del Espíritu Santo, el autor logró efectivamente su propósito.
Las Epístolas de Juan se estudian en relación con el Evangelio, debido a su similitud de
contenido. El Evangelio fue escrito para guiar al lector a la fe, y las Epístolas fueron escritas para
instruirle sobre cómo vivir la vida cristiana. Todo cristiano que tiene una comprensión adecuada
del Evangelio y las Epístolas de Juan debe poder experimentar la vida abundante y permanecer en
ella.
Este libro debe utilizarse junto con la Biblia. Cualquier estudiante que intente entender las
enseñanzas de Juan o de Jesús, estudiando sólo el libro, no tendrá éxito. Para el uso más efectivo
de esta obra los estudiantes deben leer los versículos indicados de las Escrituras por los sub-temas
antes de leer las explicaciones. Luego, debe leerse otra vez el pasaje de la Escritura que está
designado, para asegurarse de que su significado sea entendido.
Weldon E. Viertel
***
1
INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO
DE JUAN
El Evangelio de Juan ha sido descrito como el libro bíblico más fácil, pero a la vez el más
difícil de entender. El griego de Juan es sencillo en estilo, sin embargo, nunca es inseguro. De
acuerdo con C. K. Barrett, no es "ni mal griego (de acuerdo con las normas clásicas) ni buen
griego". El estilo emplea repetición, pero nunca resulta monótono; es impresionante y claro.
Durante los últimos cincuenta años el Evangelio de Juan ha sido objeto de examen crítico
y especulación extensiva de estudiosos que han procurado resolver problemas juaninos. Algunos
eruditos han sostenido que la primera Epístola tiene un fondo judaico, mientras que otros afirman
que su fondo es griego. El hecho de que el autor tuviese conocimiento de costumbres judías,
incluyendo actividades y geografía, da la impresión de que fue escrito por un judío para judíos.
Por otra parte, el uso por parte de Juan de los términos luz, vida y verdad parece tener afinidad con
pensamientos filosóficos; en la literatura helenística (griega) aparecen expresiones semejantes.
El problema de la relación del cuarto Evangelio con los Sinópticos (Mateo, Marcos y
Lucas) también ha atraído mucha atención. Un vistazo a cada uno revela, desde un principio, que
existen grandes diferencias. Por ejemplo, Juan comienza con el lenguaje más abstracto de la
existencia del Verbo con Dios y su encarnación. Mateo y Lucas comienzan con la experiencia
concreta del nacimiento del Hijo. El cuarto Evangelio tiene pocos eventos de los descritos en los
Sinópticos. Se da mucha más atención al elemento didáctico, y éste es rico en simbolismo.
También han surgido preguntas respecto a la identidad del autor y de los receptores.
Tradicionalmente, se ha tomado al apóstol Juan como el autor. Sin embargo, últimamente se han
hecho muchas objeciones respecto a la paternidad literaria de Juan y se han hecho varias
sugerencias en cuanto a quién sea el autor. No se ha intentado delinear completamente las
diferentes opiniones en este libro, ya que hay obras de introducción al Nuevo Testamento y
secciones introductorias a comentarios que contienen la discusión de teorías recientes. Sin
embargo, se dará la opinión tradicional respecto a la paternidad literaria. Además, se describirá
brevemente un posible panorama ambiental del autor y de los receptores antes de presentar las
teorías alternativas.
La opinión tradicional respecto a la paternidad literaria y los receptores
Aunque Ireneo escribió casi un siglo después del origen del cuarto Evangelio, su declaración no
se debe tomar a la ligera. Respecto al cuarto Evangelio, Ireneo dijo: "Entonces Juan, el discípulo
del Señor, quien también se reclinó en su seno, él mismo produjo su Evangelio mientas vivía en
Efeso, en Asia." Eusebio (ca. 310) basó las siguientes declaraciones en el testimonio de Ireneo:
"El discípulo amado de Jesús, Juan el apóstol y evangelista, aún sobreviviendo, gobernó a las
iglesias en Asia después de su regreso del exilio en la isla, y la muerte de Domiciano." Eusebio se
refirió a las declaraciones de Ireneo, las cuales nos informan que el apóstol Juan continuó viviendo
en Efeso y trabajando en la iglesia fundada por Pablo hasta el tiempo de Trajano. La autoridad de
Ireneo está basada en Policarpo, quien afirmó que había sido "instruido por los apóstoles y había
tenido intercambio familiar con muchos de los que habían visto a Cristo, y también había sido
nombrado obispo por los apóstoles en Asia, en la iglesia en Esmirna, a quien también hemos visto
en nuestra juventud, porque él vivió por muchos años. . ." Si las declaraciones de Ireneo respecto
a sus relaciones con Policarpo y la relación de Policarpo con Juan son correctas, el testimonio de
Ireneo da un fuerte fundamento a la tradición de la paternidad literaria de Juan. Aunque ha habido
dudas respecto a Ireneo de parte de algunos, los argumentos en contra de la validez de sus
declaraciones no son convincentes.
A través de Ireneo, nos enteramos de que la paternidad literaria del cuarto Evangelio fue
atribuida al apóstol Juan. En los últimos años de su ministerio, Juan trabajó en Asia y publicó el
Evangelio en Efeso. Puesto que el reinado de Domiciano continuó hasta 96 d. de J.C. y Trajano
fue hecho emperador en 98 d. de J.C., el apóstol Juan debió haber vivido hasta casi el final del
siglo I. El pudo haber escrito su Evangelio en cualquier período entre 60 y 100 d. de J.C.
Generalmente aquellos que sostienen que Juan es el autor, prefieren una fecha del final de su
ministerio. Probablemente fue escrito entre 85 y 95 d. de J.C.
Evidencia interna que sostiene la paternidad literaria de Juan
Aunque el autor no menciona su nombre, sí se incluye a sí mismo como un testigo ocular:
". . .y vimos su gloria,. . ." (1:14). Juan 19:35 también parece referirse a un testigo ocular: "Y el
que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero. . ." Juan 21:24 dice: "Este es el discípulo
que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas. . ."; ha sido refutado por aquellos que
rechazan la paternidad literaria de Juan, basándose en que este versículo es una adición editorial y
no parte de la obra original. Sin embargo, no hay evidencia para sostener esta opinión.
Tomás, Natanael, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos son mencionados en Juan
21:2 como compañeros de Pedro en el mar de Galilea. Uno de los discípulos que habló a Pedro es
identificado como ". . . aquel discípulo a quien Jesús amaba. . ." (21:7). En 21:20 este discípulo
también es identificado como "el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había
dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?" El pronombre demostrativo "éste", en 21:24,
parece referirse al discípulo amado de Jesús, y ese discípulo dijo que era el autor del cuarto
Evangelio.
El discípulo amado parece haber sido un asociado íntimo de Pedro. De acuerdo con los
Evangelios sinópticos, Pedro, Juan y Jacobo formaban un círculo íntimo que acompañaba a Jesús
en ocasiones especiales. Puesto que el discípulo amado no era Pedro, lo más probable es que fuera
uno de los hijos de Zebedeo. A Jacobo lo habían matado en 44 d. de J.C.; sin embargo, no hay
evidencia firme de que Juan haya muerto antes del reinado de Trajano.
Cuando Jesús estaba en la cruz, encomendó el cuidado de su madre "al discípulo que
amaba". Se ha objetado la idea en cuanto a que Jesús haya mostrado amor especial a algunos
discípulos en particular. Sin embargo, al comprender el significado que le da Juan al amor, reduce
la fuerza de esa objeción. De acuerdo con 1 Juan, el amor de Dios no enfatiza lo digno del
discípulo, más bien la profundidad del amor que llevó a Jesús a que muriese por el hombre pecador.
Aparentemente, Juan fue el último de los doce discípulos de Jesús que probara la muerte. Ea frase
descriptiva puede haberse aplicado al discípulo anciano cuya larga vida mostraba el amor de Dios
hacia el siervo inmerecedor de ello.
El escritor del cuarto Evangelio mostró conocimiento acertado y detallado de la vida judía
antes de la caída de Jerusalén. El conocía los escrúpulos ritualistas de los judíos y los ritos de
purificación (2:6; 7:37; 8:12) y los reglamentos respecto a la pascua (18:28; 19:31-42). También
se daba cuenta de la actitud de los judíos con respecto a los samaritanos (4:9) y del desprecio de
los palestinos hacia los judíos de la Dispersión (8:35). Conocía Jerusalén, el nombre hebreo del
estanque cerca de la puerta de las ovejas y el hecho de que tenía cinco pórticos.
En los Sinópticos faltan algunos detalles geográficos dados en este Evangelio: dos Betanias
(Betábara, 1:28; 12:1), Enón junto a Salím (3:23), Tiberias como un nombre alternativo para el
mar de Galilea (6:1) y Sicar, cerca de Siquem (4:5). Aunque han surgido preguntas respecto a las
diferencias entre Juan y los Sinópticos en cuanto a la última cena y la hora de la crucifixión de
Jesús, el cuarto Evangelio parece tener un núcleo genuino de tradiciones históricas. Se debe
reconocer, sin embargo, que Juan escribió para mostrar que el Hijo de Dios y Salvador del hombre
fue una persona históricamente real y no con el fin de establecer una cronología de eventos
históricos. En algunos lugares de su narración la información histórica estuvo sujeta a un propósito
teológico, el que fue declarado en términos simbólicos en vez de históricos.
Ocurren diferencias entre Juan y los Sinópticos en los relatos acerca de Juan el Bautista, la
purificación del templo, la cronología del ministerio de nuestro Señor, los milagros y el método de
enseñanza de nuestro Señor. Estas diferencias no significan que el cuarto Evangelio debe ser
descartado como no histórico, ni deben ser usadas para juzgar a los Sinópticos como no acertados.
Incidentes relatados en el cuarto Evangelio suplementan los relatos en los Sinópticos, y la falta de
acuerdo cronológico puede ser explicada con el hecho de que el propósito teológico de Juan era
de mayor importancia que su información histórica.
Se ha dudado de la paternidad literaria de Juan en base a las evidencias helenísticas del Evangelio.
Los eruditos que han encontrado en Juan afinidades fuertes con los conceptos religiosos del mundo
helenístico contemporáneo se han preguntado si el pescador galileo pudo haber sido el autor o no.
Hay cuatro factores que se deben considerar con respecto a esta dificultad:
1.
2.
3.
4.
Los materiales de Qumrán producidos en Judea han revelado que existían en Palestina
algunas de las supuestas características helenísticas.
Si el Evangelio fue escrito aproximadamente en 90 d. de J.C., Juan habría conocido
el ambiente helenístico de Efeso por veinte años o más, después de salir de Jerusalén; no
era probable que Juan hubiera permanecido en Jerusalén después de la Guerra Judía (6670 d. de J.C.).
El ambiente de Efeso requería que el Evangelio fuese expresado, hasta cierto punto, en
pensamiento helenístico si hubiese de ser comunicado a judíos y gentiles en aquel centro
cultural heleniza-do.
Si los lectores no eran gentiles, eran judíos de la Dispersión, que estaban más influidos
por el helenismo que los judíos palestinos.
Condiciones históricas en Efeso Los judíos y el Evangelio
El cuarto Evangelio revela un sentimiento en contra del judaísmo. Este hecho, sin embargo,
no excluye la posibilidad de que los lectores fuesen judíos de la Dispersión. Los judaizantes
(aquellos creyentes en Cristo que insistían en guardar la ley de Moisés) eran identificados
principalmente con Jerusalén. Aunque los judíos de la Dispersión hubieran compartido las
simpatías nacionalistas de los judaizantes hasta cierto punto, su apoyo al judaismo no hubiera sido
tan dogmático. Aquellos que interfirieron en el ministerio de Pablo venían de Jerusalén e incitaron
al nacionalismo a los judíos. Sus perturbaciones amenazaban la unidad de las iglesias y finalmente,
los judaizantes se separaron y formaron sus propias iglesias. Es de esperarse que Juan, al combatir
este problema, hubiera intentado mostrar que Jesús había cumplido la ley mosaica, de la cual eran
tan celosos los judaizantes.
Como resultado del concilio de Jerusalén y de la obra de Pablo, el cristianismo había sido liberado
del yugo del legalismo farisaico. El peligro de que se pudiese disuadir a los cristianos judíos a
volverse a una observación legalista de la ley siguió siendo una amenaza. Una de las cuestiones
principales en la iglesia primitiva era la relación del cristianismo con el Antiguo Testamento. Esta
cuestión tuvo que ser tratada por todos los escritores neotestamentanos, y continúa hoy siendo una
cuestión que la iglesia enfrenta. Juan no fue el único que presentó el cristianismo en su relación
con la ley de Moisés y en su distinción de ella. Los gentiles, tanto como los judíos, estaban
interesados con este problema.
Condiciones en Efeso
En su segundo viaje misionero, a Pablo se le había prohibido predicar la palabra en Asia
(Hch. 16:6). Después de ministrar en Macedonia y Acaya llegó a Efeso, en su camino de regreso
a Siria, "y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos" (Hch. 18:19). Puesto que realizaba un
viaje importante a Jerusalén llevando una ofrenda de las iglesias gentiles, Pablo no pudo demorarse
en Efeso aunque los judíos le hicieron tal petición. Un judío, llamado Apolos y nacido en
Alejandría, llegó a Efeso e instruyó a la gente en el camino del Señor (Hch. 18:24, 25). Puesto que
su comprensión del cristianismo era inadecuada, Aquila y Priscila lo instruyeron mejor. Más tarde,
Pablo regresó a Efeso y descubrió que ciertos discípulos que habían sido bautizados con el bautismo de Juan, no habían oído del Espíritu Santo (Hch. 19:1 sigs.). Pablo les informó que "Juan
bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría
después de él, esto es, en Jesús el Cristo" (Hch. 19:4). Los discípulos efesios fueron bautizados y
recibieron al Espíritu Santo, lo cual fue evidenciado porque hablaron en lenguas y profetizaron.
Después, Pablo entró en la sinagoga judía y habló por tres meses sobre el tema del reino de Dios.
Algunos de los judíos rechazaron la enseñanza de Pablo y criticaron el cristianismo ante las
multitudes (quizá los gentiles).
Lucas toma nota de que Pablo continuó enseñando por dos años más y ambos, los judíos y
los griegos de Asia, escucharon la palabra del Señor Jesucristo. El evangelio tuvo tal impacto en
Efeso que aquellos que estaban involucrados en la idolatría y brujería fueron afectados
económicamente. El platero Demetrio presentó cargos en contra de Pablo, testificando que no sólo
en Efeso sino en ciudades circunvecinas de Asia se estaban alejando de los dioses paganos y
estaban aceptando el cristianismo debido a la enseñanza de Pablo. Incitó a una rebelión masiva
porque la adoración pagana a Diana había sido amenazada.
El relato de Hechos fue escrito veinte o treinta años antes que el Evangelio de Juan.
Aunque, quizá, las condiciones hubiesen cambiado, es probable que la cultura y la iglesia
conservaban algunas de las mismas características. La iglesia se componía tanto de judíos como
de gentiles. Muchos se habían convertido de la adoración pagana y de la superstición. La iglesia
había sido influida en una fecha temprana por Apolos, quien fue un judío alejandrino. Puesto que
Alejandría era el hogar del filósofo Filón, la educación de Apolos pudo haber incluido una mezcla
de conceptos judíos y filosofía griega.
Los pensadores del primer siglo de Alejandría, Jerusalén, Efeso y Atenas se enfrentaban
con la naturaleza de la realidad última y de cómo la "Causa no causada" de Aristóteles se
relacionaba con el universo material. Algunos griegos concluyeron que la existencia material es
imperfecta y, por lo tanto, maligna. Los judíos creían que Dios es santo y está alejado del hombre,
que es pecador. El Dios trascendente había dado al hombre la ley de Moisés para guiarle y los
ángeles, como siervos del Dios trascendente, para ministrar a las necesidades físicas y espirituales
del hombre. El Evangelio de Juan dice que el Dios santo se relaciona con la existencia material a
través de su Hijo Jesucristo, quien es el Creador del mundo material y quien se relacionó con su
obra de creación, al tomar la forma de un cuerpo material y al vivir con el hombre.
Influencia gnóstica en Efeso.
Una tradición de Policarpo indica que el apóstol Juan fue a un baño en Efeso, y al ver a
Cerinto allí, salió corriendo sin bañarse y exclamó: "Huyamos por si el baño se derrumba, mientras
que Cerinto, un enemigo de la Verdad, está adentro."6 Poco se sabe de Cerinto, excepto la breve
información que Ireneo nos da de él. Parece haber sido un gnóstico primitivo quien fue activo en
Asia Menor por el año 100 d. de J.C. Ireneo dice que fue educado en la sabiduría de los egipcios.
Epifanio lo describió como un cristiano judío y gnóstico herético quien fue adversario de Pablo y
luego de Juan. Quizá su información se basó en Ireneo, quien siguió su relato breve de Cerinto con
una descripción de aquellos que eran llamados Ebionitas, "cuyas opiniones con respecto al Señor
son similares a las de Cerinto y Carpócra-tes." Robert M. Grant, en Gnosticism and Early
Christianity ("Gnosticismo y cristianismo primitivos") opina que el judaismo heterodoxo,
probablemente, tuviera factores que dieron origen al gnosticismo. Concluyó que el gnosticismo
surgió de los escombros de las esperanzas apocalípticas de los judíos. Otros reconocen el factor
judío, pero también toman en consideración otros elementos que mantienen que el gnosticismo era
un espíritu que surgió del espíritu general del sincretismo. La literatura gnóstica, que se ha
preservado, refleja la influencia del apocalipticismo judaístico, de la filosofía griega, de la
astrología babilónica, de la cosmogonía egipcia (visión del universo), del dualismo persa y del
cristianismo.
Aunque se sabe poco de Cerinto, parece haber enseñado las siguientes doctrinas:
1.
1.
2.
3.
4.
El mundo no fue hecho por el Dios principal, sino por un cierto poder lejanamente
separado de él.
2. Jesús fue el hijo natural de José y María; sin embargo, fue más justo, prudente y
sabio que otros hombres.
En el bautismo de Jesús, descendió sobre él el Cristo en la apariencia de la paloma,
dándole poder milagroso (la opinión adopcionista).
A la muerte de Jesús, Cristo partió de él, y fue sólo el Jesús humano que sufrió y resucitó.
5.
El Cristo no puede sufrir y debe permanecer impasible (incapaz de sufrir) puesto que es un ser espiritual.
Se puede ver fácilmente que el Prólogo de Juan (Introducción) respecto a la encarnación
del Verbo, se oponía a las doctrinas de Cerinto.
El gnosticismo intentó resolver el problema de cómo el Dios supremo, si es bueno, pudo
crear al mundo que es pecaminoso. Los gnósticos concluyeron que el Dios supremo está muy
alejado del hombre y no puede ser conocido. Precediendo la venida de Cristo, el judaísmo había
alcanzado la misma conclusión de que el "Altísimo" o "Anciano de días" estaba muy lejos del
hombre y del mundo del pecado. Los cristianos, tanto como los gnósticos, tuvieron conflicto con
las preguntas de cómo creó Dios al hombre, por qué hay mal en el mundo y cómo el hombre ha de
ser rescatado del mundo maligno y reunido entonces con el Dios supremo.
La respuesta cristiana a estas preguntas es Jesucristo el Hijo de Dios, quien se hizo carne y
vivió entre los hombres. A través de su muerte y resurrección. Cristo venció al príncipe de este
mundo e hizo posible la liberación para todos aquellos que son nacidos del Espíritu por la fe. La
respuesta cristiana difiere significativamente de la respuesta gnóstica.
Rudolf Bultmann señaló que ambos, Pablo y Juan, estuvieron dentro de un ambiente de
helenismo, el cual estaba saturado con gnosticismo, y que ambos usaron cierto grado de terminología dualista.7 Se encuentra terminología dualista en la antítesis de "verdad—mentira" (Jn. 8:44),
"luz—tinieblas" (Jn. 1:5; 8:12), "terrenal—celestial" (Jn. 3:12) y en la palabra "mundo", la que se
usa tanto para expresar el amor de Dios hacia el hombre como para denunciar el dominio del
pecado (Jn. 3:16; 17:16).
Algunos eruditos afirman que el gnosticismo se desarrolló en el siglo II y no pudo haber
influido en la terminología de Juan. En el pasado, algunos eruditos sostuvieron que la terminología
gnóstica en Juan comprueba que el Evangelio fue escrito en el siglo II. Otra posible conclusión
con respecto a las similitudes en la terminología cristiana y la gnóstica es que ambas tuvieron sus
orígenes comunes en la terminología teológica de aquel día. El gnosticismo más desarrollado del
siglo II tuvo una existencia primitiva en el siglo I. Los cristianos usaban terminología similar a la
de los gnósticos al dar respuestas a problemas comunes; sin embargo, el contenido del mensaje
cristiano es significativamente diferente del de los gnósticos.
***
El propósito del Evangelio
El autor declaró que escribió el Evangelio "para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo
de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Jn. 20:31). Esta declaración expresa el
propósito primordial de una fe evangelizadora. Aquellos que creyeron en Jesús como el Mesías no
comprendieron su verdade...
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