La inculturación y sus retos en la realidad guatemalteca

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La inculturación
y sus retos
en la realidad guatemalteca
P. Victoriano Castillo González, S.J.
Introducción
Me pidieron que hablara de la inculturación y de los retos que ésta nos presenta hoy
en el contexto de la realidad de Guatemala. Esta pequeña conversación con ustedes
está enmarcada en la Semana Ignaciana con la que esta universidad quiere celebrar
la memoria de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Este año
también conmemoramos el 10° aniversario de la muerte del Padre Pedro Arrupe,
quien fuera Superior General de nuestra orden y quien la llevara también a las trincheras de un mayor compromiso por la defensa de la fe y la promoción de la justicia.
La Compañía ha querido dedicar este año a la memoria y la reflexión sobre el pensamiento yel legado espiritual que este hombre de nuestro tiempo nos ha legado. Arrupe,
vasco como Ignacio, tiene un gran parecido no sólo físico con nuestro fundador, sino
que también tiene una enorme coincidencia en su modo de abordar los signos de los
tiempos y los retos que el mundo le presenta a la Compañía de Jesús y a todo cristiano. El Padre Arrupe supo discernir esos signos de los tiempos animando a la Compañía a responder a Dios y al hombre desde su compromiso por la promoción de la fe en
un mundo, que ya él preveía, con cambios galopantes en el desarrollo pero que a su
paso también iría dejando millones de despojados y marginados. Él nos marcó pistas
de mayor inserción y encarnación de nuestra misión entre los pobres. Por eso, también quisiera que esta charla la ubiquemos en el espíritu y en el recuerdo de este
hombre que tanto inspiró a la Iglesia en su camino hacia una mayor inserción de los
valores del Evangelio en las culturas de los pueblos.
Hablar de inculturación desde el ámbito universitario me exige comenzar por definir
los términos en los que expondré el tema. Tal vez también en esta sala se encuentren
no sólo estudiantes de esta casa de estudios, sino religiosas y religiosos que han veni-
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do con la inquietud de compartir y debatir sobre sus propias experiencias en este
campo. Por eso yo me limitaré a hacer una primera exposición dejando abierto un
tiempo para las intervenciones de ustedes ya sea con preguntas, desacuerdos, debate
o enriquecimiento desde sus experiencias particulares. Apropósito de esto, aclaro que
mi exposición no pretende ser un planteamiento acadÉmico-teórico del hecho de la
inculturación, sino un espacio para compartir lo que mi contacto con el pueblo indígena de Guatemala ha supuesto de gracia y de regalo para mí. Aeste pueblo pues,
agradezco y dedico esta reflexión. Sin ellos no podría estar yo aquí, porque más bien
son ellos quienes deberían estar hablando con ustedes.
"Y llegando a un cerro, ahí se juntaron todos los quichés con los pueblos y
ahí se juntaron a consejo todos... Ahí se juntaron a aguardar que amaneciese... Ypor eso estaban con gran pena, y padecían gran dolor, porque no
tenían comida ni sustento... Eran ayunadores en la obscuridady la noche
y tenían gran tristeza cuando estaban sobre el monte... Yestaban en vela
sin dormir y era grande su llanto porque amaneciese y aclarase... Y decían: ¡Ay de nosotros amargamente hemos venido! ¡Ay que habiendo venido a ver el amanecer, no amanece!. .. Hemos sido desamparados.. Y (entonces) fue el esclarecer y manifestarse el Sol, la luna y las estrellas... cuando se vio el lucero, que salió primero ante el Sol. Y entonces desataron los
tres dones que habían pensado en su corazón ... Yde dulzura lloraban, y
cuando bailaron quemaron su copal, el amado y precioso incienso... Yallí
les amaneció a los pueblos... Y cuando salió el Sol se alegraron (también)
todos los animales chicos y grandes... Y luego todos cantaron y gritaron. ..
Yestaban de rodillas los Señores y sus vasallos, los de Tamub e llocab, con
los de Rabinal y Cacchiqueles, los de Tziquinahá y Tuhalhá, Uchabahá,
Quibahá, Ahbatená y los de Yaqui Tepeu y cuantos pueblos había y hay
ahora que no son contables. Y juntamente a todos les amaneció. " (Pop
Wuh 642-671)
En espera del nuevo amanecer
Quiero comenzar citando al P. Eleazar López HErnández en un texto que me parece
elocuente para iniciar esta primera parte: "Cuando En el pasado sobrevino vadas
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veces la oscuridad y la noche, como resultado de crisis globales o parciales de la
Civilización Maya, los pobres buscaban la seguridad de un pequeño cerro y ahí, en
ayuno Y oración , esperaban apesadumbrados el advenimiento del Sol que calentará
la vida del mundo nuevo, que debía nacer. Yla señal que les llenaba de gozo era la
estrella de la mañana, que precede al amanecer.
Hoy, en circunstancias similares a las del pasado, los hijos de las mayas, se reúnen
también en oración, al amparo de los cerros. Yahí descubren cómo, a pesar de plagas
y sequías incontables, en la milpa de los tiempos modernos está germinando la semilla indígena de la vida que sembraron sus antepasados. Los rostros milenarios de
Dios, que celosamente guarda nuestro pueblo en la tradición maya, y que antes eran
ignorados yhasta condenados, aparecen de pronto, ante la mirada de fieles ypastores
de la Iglesia, como admirables retoños, que fueron cultivados en el invierno frío
impuesto sobre nuestros pueblos. Yque ahora son entregadas como ofrenda de solidaridad surgida desde abajo. En este hecho vemos cómo la moneda perdida del
evangelio vuelve a encontrarse, al barrer cuidadosamente la casa, y puede ser acogida por los demás con la alegría de quien halla un tesoro muy valioso (Cfr. Lc. 15,810)." 1
Los indios no somos el problema
"En la crisis actual de la civilización occidental, en la que también los mayas se
encuentran inmersos, las cosas han ido cambiando muy de prisa. Ella no es simplemente una crisis de crecimiento del sistema social vigente, que buscara formas nuevas de convivencia social dentro de la modernidad, sino expresión de la esclerosis de
un sistema que ha agotado sus posibilidades de renovación. De modo que, por eso, se
ha provocado también una crisis no sólo en la interpretación del hecho, sino en la
búsqueda de alternativas de solución.
Es lo que ha hecho posible algo antes impensable: Las voces silenciadas de antaño
empiezan a ocupar un nuevo espacio en la atención de quienes anhelamos otras
formas de vida más humanas y más cristianas. Los pueblos indígenas, no sólo de
América Latina sino de todo el mundo, que son la más antigua población excluida,
y que secularmente han resistido a los dictámenes injustos de quienes dirigen los
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destinos de las naciones, ya no son considerados ahora como los causantes del retraso en el advenimiento de la modernidad; sino como referencia importante para la
construcción de propuestas alternativas que nos pongan a todos más allá de esta
modernidad deshumanizante. Tienen razón los hern1anos de Paraguay, al plantear:
''Los indios no somos el problema; somos la solución. " 2 También tienen razón
los hermanos indígenas de México al exigir: ''Nunca más un México sin nosotros. "
Con este mismo grito, nuestros hermanos indígenas quisieron decirnos en el referéndum para las reformas constitucionales: ''Nunca más una Guatemala sin nosotros". Lastimosamente nosotros, con nuestro voto al No, dijimos: "queremos una
Guatemala sin ustedes. "
Definición del término
El término inculturación no responde a un concepto emanado de la antropología ni
de la sociología; no es, por lo tanto, un concepto ligado a las ciencias sociales. El
término inculturación es un término acuñado al interior de la Iglesia y corresponde
más bien a una definición de la acción pastoral de ésta en lo que se refiere a sus
métodos de evangelización. Por lo tanto el término inculturaGÍón está más ligado a
la teología, a la eclesiología ya la pastoral. Se refiere más que a una conceptualización teórica, a una actitud de la Iglesia frente a las diferentes culturas. La inculturación
está pues, más en el ámbito de la praxis.
Para definir lo que entendemos por inculturación creo necesario poner como contexto el concepto de cultura. Ustedes como universitarios se habrán topado con un sinfín
de definiciones de cultura. Como vamos a hablar en términos pastorales, entenderemos la cultura en el sentido como lo expresa el Concilio Vaticano 11 a través de la
Constitución Apostólica Gaudium et Spes: Cultura es "el cultivo de los valores y de
los bienes naturales". Es "todo aquello con que el hombre afirma o desarrolla, en
formas variadísimas, las facultades de su espíritu yde su cuerpo, con las que pretende
someter a su dominio, con el conocimiento y el trabajo, incluso el orbe terrestre;
logra hacer más humana, mediante el progreso de costumbres e instituciones, la
vida social, tanto en lo familiar como en todo el mecanismo civil; y finalmente, consigue expresar, comunicar y conservar profundas experiencias y ambiciones espiri-
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tuales en sus obras a lo largo de los tiempos, que puedan servir luego al beneficio de
los demás, mejor dicho, de todo el género humano".
El padre Pedro Arrupe es, por así decirlo, el inventor de la inculturación; él comenzó
a conceptuar (o conceptualizar) el término inculturación. Recogiendo su propia
definición podemos decir que "inculturación es la encarnación de la vida y mensaje
cristianos en un área cultural concreta, de tal manera que esa experiencia no sólo
llegue a expresarse coI". los elementos propios de la cultura en cuestión (lo que no
sería más que una superficial adaptación), sino que se convierta en el principio inspirador, normativo y unificador que transforme y recree esa cultura, originando así
«una nueva creación». "3
"Inculturación significa una íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en
las diversas culturas: Es, pues, un proceso profundo y global que abarca tanto el
mensaje cristiano, como la reflexión y la praxis de la Iglesia. Pero es también un
proceso difícil, porque no debe comprometer en ningún modo las características y la
in tegridad de la fe cristiana." 4
En este sentido podemos distinguir algunas definiciones para entender el término
inculturación:
Enculturación es el proceso por el cual los nuevos individuos (los individuos que
nacen en un pueblo) reciben los valores culturales de su pueblo. No se pueden tener
dos culturas al mismo tiempo. Uno se hace hombre o mujer en su cultura. Cuando
uno conoce y ama su cultura está más dispuesto a convivir con las otras culturas. Es
importante llevar adelante un proceso de comunicación, de compartir dentro de su
propia cultura. No se trata sólo de salvar almas, se trata de salvar al hombre o a la
mujer en su grupo cultural o pueblo.
Aculturación es el proceso por el cual una persona o grupo toma elementos culturales de otro grupo o cultura sin perder su propia cultura. Todas las culturas son resúmenes de otras culturas. Toda cultura presta elementos a las otras culturas
(acultutación de la ciudad al campo).
Desculturación es el proceso por el cual un grupo va perdiendo los rasgos más vitales
y característicos de su cultura (lengua, traje, calendario, manera de ver a Dios, etc.).
163
Inculturación en términos de práctica es el proceso por el cual una persona se esfuerza por adentrarse en una cultura extraña a la suya. El evangelio está escrito desde la
visión de la cultura judía, una cultura extraña a la nuestra. Pero la Iglesia debe hacer
el esfuerzo por inculturar el Evangelio en estas culturas, tiene que entrar en las formas y en el corazón de nuestra cultura maya. Jesús, siendo Dios, tomó nuestro mismo cuerpo humano para hacerse persona (se inculturó). Pero no sólo tomó la naturaleza humana, sino que se hizo judío. Judío de aquel tiempo y con la historia que
vivía el pueblo judío en aquel tiempo. El que lleva el Evangelio tiene que meterse en
la cultura del pueblo a donde va a llevar el mensaje.
¿Quién es el que debe inculturarse? ¿El mensajero o el mensaje? El mensajero hace el
esfuerzo por inculturarse, por meterse en la cultura. El mensaje lo único que puede
hacer es adaptar el lenguaje al lenguaje del pueblo que recibe el mensaje. El Evangelio no es una cultura, es un mensaje escrito con elementos de una cultura (la cultura
judía) . Lo que tiene que inculturarse es la respuesta que nos lleva a dar, el mensaje
del Evangelio. La respuesta tiene que ser desde nuestra cultura, con sus formas,
mitos, ritos, manera de pensar, etc. Del anuncio tiene que nacer una comunidad
inculturada. El que anuncia debe tener en cuenta que se trata no sólo de hacerse
entender, sino de ser entendido.
Marco doctrinal de la inculturación s
«Lo que no se asume no se redime». Esta sería la primera «vara» para un marco
doctrinal que pretenda una catequesis inculturada. Sólo encarnándose plenamente,
se puede salvar a la naturaleza humana. Eso es lo que aparece en citas tan expresas
como : «Heb 2: 17-18; 4: 15; Filp 2:6-9». Desde fuera no se redime nada; desde fuera
de la cultura indígena no se redime a la cultura indígena o autóctona.
El cristianismo que se hizo judío con los judíos y griego con los griegos para ganarlos
a todos para el Evangelio (lCor 9:20-23) debe hacerse indígena con los indígenas
para salvar a los indígenas.
La revelación no es, ni era, para los europeos, sino para el mundo entero y no tiene
por qué exigir que sea recibida en moldes europeos, lo que obligaría a una doble
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conversión: primero, a la mentalidad europea y, segundo, a la buena noticia del Reino de Dios.
El molde que nosotros, todos los evangelizadores actuales, llevamos, aún sin darnos
cuenta, ycon toda naturalidad, es más «católico» que «cristiano». Ese molde es más
lo que el Evangelio y el cristianismo ha llegado a ser, después de dos mil años de
historia y apologético, que lo que aparece directamente como la Buena Nueva ("euangelion") en la Palabra de Dios yen la Iglesia primera. Nuestra pretensión debe ser,
estratégicamente, más hacerlos cristianos que hacerlos «católicos». La idea es hacerles posible ydeseable el ser cristianos como nosotros, con nuestro testimonio personal
de vida y palabras, pero no imponerles un molde que no corresponde casi para nada
ni a su situación, ni a sus necesidades, ni a su búsqueda de la verdad que salva,
redime y libera. Una verdad que no es una idea, sino una persona: la persona de
Jesús. Recordemos sobre todo, que no hay vida de fe sin el testimonio, y que éste se da
en las obras: muéstrame tu fe por tus obras (ver Sant 2:14-18).
La catequesis podrá ser inculturada sólo si la Evangelización-Kerygma lo ha sido
también. Para eso, la catequesis tendrá que mantener el valor de los símbolos universales, pero deberá encarnarlos en las formulaciones culturales autóctonas preexistentes
yen el conocimiento de la propia cosmovisión indígena, sin tocar, como no sea para
llenarlos de un nuevo sentido adquirido en Cristo, a los símbolos, los ritos y las expresiones religiosas que no contradigan el espíritu del Evangelio (ver Lc 9:49-50). Se
trata de un trasvasamiento del lenguaje evangélico al lenguaje antropológico y a los
símbolos de la cultura en la que se inserta y encarna para salvar desde dentro.
Tener en cuenta lo que llamamos las «semillas del Verbo» presentes en las culturas
de estos pueblos, a la hora de la catequesis coherentes con el Evangelio:
a. Armonía en la concepción de la vida, gracias a su cosmovisión globalizadora.
No hay dualismos ni en su pensar, ni en su actuar. No hay prisas.
b. Profunda religiosidad. Son seres humanos contemplativos, silenciosos, profundos, con un gran respeto por la naturaleza y por los otros seres humanos como
creación de Dios.
c. Amor a la tierra. Se sienten efectivamente vinculados a ella. La consideran su
madre. Por eso la cuidan y la trabajan con verdadero amor y devoción.
d. Sentido comunitario de la vida. Saben compartir, son solidarios, su organización no excluye
, a nadie. Toda forma de división es una herida mortal.
16s
e.
Sentido de acogida y hospitalidad. Se desprende de su sentido comunitario que
no es cerrado sino abierto al que necesita. Dan de lo que tienen y lo dan gratuitamente. Son generosos. La persona vale más que el dinero.
f. Estilo de vida sencillo. Sin complicaciones, son prácticos y concretos.
g. Profundo humanismo. Hay respeto por el otro. Fidelidad a la palabra dada. Respeto a la vida. Honradez absoluta.
h. Sentido de familia. Sobrepasa los límites del parentesco. Todos son hermanos.
Recogen a los huérfanos.
1.
Sentido de la fiesta. Todo se celebra~ se baila, se comparte la alegría y la comida
comunitaria.
j. Capacidad de lucha. Han desarrollado mecanismos de lucha para sobrevivir y
resistir. Tienen una capacidad increíble de soportar inclemencias de toda clase.
Demuestran una fortaleza inesperada ysabiduría para «torear» al enemigo cuando no se ven capaces de enfrentarlo.
Algunos antecedentes de la inculturación
La fe cristiana de los primeros siglos fue tomando expresiones de las culturas en las
que iba siendo recibida. Así como de los griegos recibió mucho de sus concepciones
filosóficas y teológicas; de los romanos recibió su estructura de organización jerál~
quica, su liturgia y hasta algunas de sus instituciones "sacramentales" como la del
matrimonio. Las Iglesias orientales son la muestra aún viva de cómo la fe tomó las
formas culturales de los pueblos. Cuando la fe cristiana vino a estas tierras, no sucedió así porque ya venía con moldes europeos anquilosados. Ayer vieron la películaLa
Misión como parte de este mismo programa. Ahí se nos presenta una visión de lo que
fueron las Reducciones del Paraguay, un intento de la Compañía de Jesús por presentar el Evangelio desde las culturas de aquellos pueblos originarios. Los pocos intentos
de una evangelización desde las culturas que hubo en América fueron vistos como
peligro a la estructura del poder imperial porque, como vimos en esa película, atentaban contra los intereses económicos de la Corona: las reducciones de los jesuitas
eran más prósperas que las encomiendas de los conquistadores. Atentaban también
contra el poder del Papa porque estos intentos de evangelización eran muestra de la
posibilidad real de instaurar el Reino de Dios en la Tierra. Ydesde entonces se quiso
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imponer a pueblos con cultura propia unas formas culturales ajenas como única
posibilidad de expresión de la fe y del modo de vivirla y también desde entonces esto
ha sido un fuerte obstáculo a la evangelización.
El Papa juan Pablo 11 en su mensaje a los pueblos indígenas
del 13 de octubre de 1992:
.'Hace ahora 500 años el Evangelio deJesucristo llegó a vuestros pueblos. Pero
ya antes)y sin que acaso lo sospecharan) el Dios vivo y verdadero estaba presente iluminando sus caminos. El apóstol San Juan nos dice que el Verbo: el Hij'o de
Dios) «es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que llega a este mundo»
Un 1:9). En efecto) las «semillas del Verbo » estaban ya presentes y alumbraban el corazón de vuestros antepasados para que fueran descubriendo las huellas del Dios Creador de todas sus criaturas: el sol) la luna) la madre tierra) los
uolcanes y las selvas) las lagunas y los ríos. }) 6
Dificultades
Al hablar de las dificultades que obstaculizan la inculturación quiero usar una ponencia que dictara el P. Arrupe en la Pontificia Universidad Lateranense 7 . Según él
las dificultades son, entre otras, las siguientes:
El miedo instintivo a encararnos con ideas nuevas, especialmente si nos obligan
a repensar antiguos modos de hacer las cosas así como el recelo ydesconfianza hacia
la gente que propone esas ideas. Cuando se habla del rescate de los valores culturales
de nuestros pueblos mayas calificamos como retraso todo el esfuerzo como de "volver
a atrás". Vemos la defensa de los derechos de los pueblos indígenas como una lucha
en contra del desarrollo y de la modernidad del país, pero no nos escandaliza que se
recurra a recursos medievales de esclavitud y de opresión a los mismos indígenas.
Usar el traje indígena, por ejemplo, es un atraso, pero el que en pleno siglo XXI en
nuestras graduaciones sigamos usando la toga y el birrete de la época colonial ¿será
expresión de nuestros anhelos de modernidad?
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La tendencia a dal'por seguro que nuestra proPia cultura es superiO" a otras)',
por consiguiente, debe ser norma para los demás. Hace falta cierta dosis óe realismo,
de humildad yde fe, para aceptar el que Dios pueda actuar también en otr 15 culturas,
que hay otras maneras de pensar y vivir distintas a las nuestras, y que, En efecto, el
plan de Dios es que ellas también crezcan en plenitud en beneficio de la entera familia humana. Pareciera ya superada la época de la inquisición ynos admiramos cuando
pensamos en que los llamados cristianos de la época colonial negaran que los indígenas tuviesen alma. Pero nosotros, llamados también cristianos en pleno umbral
del tercer milenio nos escandalizamos de que se reconozca a Dios en las culturas de
nuestros pueblos indígenas.
El instinto de buscar seguridad en el pasado, y entender la tradición como una garantía que impide al Espíritu Santo conducir a la Iglesia al peligroso mundo de lo
desconocido, con formas nuevas de concebir yformular la fe y modos también nuevos de vivirla.
Una instintiva desconfianza de lo nuevo y hacia los que lo promueven. Es el horror
al cambio, que nos hace sentirnos incómodos yamenazados por creer qlLB las nuevas
expresiones de la fe pueden contradecir a lo que hasta ahora hemos 2xpresado y
practicado.
El inmouilismo es decir: que por temor a esos peligros -que son evitabl:s-permitamos que la fe se convierta en algo separado de la vida.
J
La falta de objetividad y serena reflexión sobre la cultura moderna que aparece
como globalizante, secularizada, irreligiosa, injusta y atea; siendo así que ello puede
deberse a haber enseñado y practicado una fe conceptual, separada d~ la cultura,
desencarnada.
Actitudes necesarias en todo proceso de inculturación
8
Los múltiples factores que condicionan una inculturación bien heclu, exigen en
quien la promueve una fina sensibilidad y, en concreto, muy definidas actitudes,
entre las que cabría citar las siguientes:
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1.
Docilidad al Espíritu. Esto supone continua y atenta escucha en la oración y
mantener siempre activa su llamada.
Esta docilidad excluye cualquier conclusión preconcebida. Dicho
ignacianamente, presupone una indiferencia,sumamente receptiva, hacia toda
forma contingente del pasado o del futuro, «no queriendo» más una cosa que
otra, sino «solamente deseando» lo que más conduce a que la Evangelización
entre los hombres sea más plena y perfecta.
Ambos elementos, docilidad e indiferencia, nos permitirán hacer un válido discernimiento para descubrir las «semillas del Verbo» plantadas por Dios en los
valores o conjunto de valores que llamamos culturas. Iniciar y ayudar al crecimiento de la identidad cristiana de estos pueblos, razas y culturas (aunque difieran de nosotros, y quizás por eso mismo) es hacer Iglesia del mejor modo posible, desde dentro, imitando el proceso biológico de la naturaleza que quiere que
todo ser vivo crezca y alcance su madurez, no por una yuxtaposición de elementos extrínsecos sino por "intususcepción". Ese discernimiento, en docilidad e
indiferencia, animado por el Espíritu, aguzará la perspicacia, «la mirada interna del amor» que «descubre el don escondido, la vocación oculta» y despierta
una pasión admirativa que lleva a favorecer todo lo que enriquece el Reino de
Dios.
La conciencia de estar actuando así dará magnanimidad para aceptar los sufrimientos que con frecuencia van anejos a todo nuevo comienzo y entereza para
prescindir de elementos, seductores desde otro punto de vista, sin agresividad ni
menosprecio.
2.
Humildad, ya implícita, de alguna manera, en la indiferencia, pero de la que,
por su importancia, conviene decir una palabra. La humildad nos inclina a
discernir, no a imponer. No sobrevalora los elementos que la propia cultura puede aportar, ni minusvalora los que en la ajena pueden hallarse o descubrirse. La
humildad nos hace reconocer que podemos aprender de los demás, nos hace
modestos en la estima de lo propio e incluso pone en tela de juicio la validez de
los criterios con que juzgamos los mismos valores. La humildad excluye el falso
pudor de admitir que nuestra propia cultura puede ser enriquecida con elementos de otras y nos hace animosos para ofrecer sin pretensiones cuanto creemos
poder aportar a la obra común.
169
3. Apertura intelectual y de corazón. Al pasado, al presente y al futuro, sin exclusiones previas o conclusiones prefijadas. Es el consejo de San Pablo en la carta
más antigua que conservamos de él, (1 Tes. 5, 19) «No bloqueen la acción del
Espíritu Santo, no deprecien los mensajes de Dios: examinado todo y quédense
con lo bueno».
4. Fraternidad auténtica, en igualdad yparticipación (<<Octogesima Adveniens»).
Todos ycada uno de los pueblos debe ser aceptado yestimado, necesitado y amado, por sí mismo, por sus auténticos dones, por lo que pueden aportar a la mesa
de la celebración pascual de toda la humanidad. Creemos que la Iglesia tiene
que ser el sacramento y primer fruto de esta fiesta eucarística de la humanidad.
170
5.
Gran visión. Porque esta tarea nos llama a adentrarnos más a fondo en el corazón del evangelio, en sus significados y valores que pretendemos que entren en
el núcleo más profundo de todas las culturas. Y, por otra parte, nos pide también
que lleguemos más a fondo en el corazón de los pueblos yde los dones que Dios
les ha dado, para que puedan ser puestos a los pies de su Hijo. Nos pide que
amemos con un amor mayor a la santa Iglesia de Dios, a la ciudad de muchas
casas ya la túnica de muchos colores. Ante nosotros está el desafío de concebir la
forma y los perfiles de esa auténtica fraternidad de la humanidad que es el sueño mayor de muchos corazones hoy.
6.
Discreta caridad. Es una actitud -virtud podría llamarse también- indispensable en asunto tan delicado como la inculturación. Ella armoniza la audacia
profética y la intrepidez del celo apostólico con la prudencia del Espíritu. Se
evitarán así las aventuras e imprudencias contraproducentes que impiden el
verdadero proceso de la inculturación, como el :nmovilismo de una «prudencia» exagerada y «según la carne».
7.
SenNdo eclesial. Es evidente que un proceso de tal responsabilidad y trascendencia no puede hacerse al margen de la Iglesia, entendida -así lo hace el Vaticano
II- como Pueblo de Dios e institución jerárquica. Ninguno de estos dos elementos puede ser dejado aparte. Es obvio el decisivo papel que en tema de tanta
trascendencia pastoral corresponde a la Jerarquía, para promover, moderar y
avalar el recto sentido de la inculturación. Es claro, también, que a ella le cabe
la última responsabilidad, yque a nosotros, nuestro celo ytrabajos por activar la
inculturación, no nos eximen en ningún momento del gozoso deber de amar y
obedecer a esa Iglesia que queremos servir.
Pero podríamos pecar también por omisión si, refugiados en una expectativa rayana
con la pasividad, no adelantásemos, movidos por el Espíritu, nuestras iniciativas,
nuestros estudios E investigaciones, nuestros experimentos, sobre todo cuando van
avalados por esas condiciones de rigor científico y de contactos inmediatos con los
pueblos indígenas.
También en terna de inculturación hemos de sentir «cum Ecclesia» e «in Ecclesia»
por el amor que la tenernos como «Sponsa Christi». Sentir «con la Iglesia» implica
más bien consociarse con sus tareas y ofrecer para ello nuestras personas al trabajo.
Sentir «en la Iglesia» dice connotación vital, algo que se incorpora o se encarna en
ella: proclama que somos miembros, hijos, de ella.
Por eso, en un tema en que fácilmente podrían impurificarse los afectos y velar la
limpieza de la inteligencia yel corazón, es de decisiva importancia -y lo mismo en los
casos límites en que es difícil un recto discernimiento, aún verificado con todos los
requisitos necesarios- saber rendir, también, nuestro entendimiento.
Tensiones dialécticas de la inculturación
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La inculturación es un proceso tan rico en aspectos, y afecta tan directamente y
vitalmente a la evangelización y a la problemática del hombre que inevitablemente
han de surgir tensiones dialécticas cuyos extremos pueden y deben conciliarse en un
sereno equilibrio.
Podemos agrupar en tres bloques las tensiones dialécticas inherentes a la inculturación.
l. Teológicas:
Tensión entre los va/ores universales e inmutables del mensaje cristiano, que coinciden con los valores de toda cultura, y los elementos contingentes de las culturas
particulares que también enriquecen con sus valores al cristianismo.
Tensión entre el ansia de mantener la prOPia identida~ sin menoscabo de su
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integridad, y la necesidad de purificar aspectos de la proPia cultura que, o son
antievangélicos, o impiden la integración de otros valores superiores.
Tensión entre el significado circunstancial del encuentro de la propia cultura con el
cristianismo encarnado en una cultura diferente y el significado trascmdental de
ese mismo contacto en cuanto significa el comienzo de una nueva histc(ia del pueblo que se cristianiza.
Tensión entre el racional convencimiento de que no se debe occident::zlizar a los
pueblos, y la subconsciente persuasión de que el cristianismo} aun en ;u encarnación actual-que es occidental-, es instrumento válido para enriquecer y salvar
todas las culturas y hacer presente en ellas el reino de Dios.
Tensión entre el concepto de unidad por el que se ba lucbado durartie los siglos
(doctrinal, litúrgico, etc.), aplicándolo incluso a cosas no esenciales, y la persuasi6n
de que son necesarios cambios culturales que permitan la inserción le la fe en la
vida de los pueblos, y de que en muchos casos concretos es razonable cierto
cuestionamiento a la unicidad de formas válidas unívocamente para tooo el mundo.
Tensión a la diversidad que ha de segui se de la inculturación y la unz'5n de corazones que ha de mantenerse como objetivo prioritario señalado por Cri ;to.
11. Antropológicas:
Tensión entre los valores bumanos yel carácter despersonalizador de algunas
culturas, de distinto signo, que supedita a la persona a intereses de mercado o de
clase.
Tensión entre el conservatismo tradicional e instinto de seguridad, con la necesidad
de responder con creatividad e imaginación a 125 necesidades actuales :' futuras.
Tensión entre la línea centralizadora de autoridadpara proteger la ;'nstitución y
la línea centrífuga de un cierto profetismo unida con frecuencia a la creatividad y
a la pujanza vital de quienes tienen tal vez demasiada confianza en si mismos.
172
Tensión entre el complejo paternalista y de superioridad del que los antiguos colonizadores difícilmente pueden desprenderse en sus relaciones con los pueblos jóvenes, y la conciencia de igualdad de derechos especialmente el de la autodeterminación, en materia de su propia cultura y vida nacional.
Tensión por la necesidad de profundizar simultáneamente en dos líneas divergentes: la tradición occidental (historia, instituciones, formas culturales) para entender mejor el cristianismo en sus fonnas actualmente predominantes y la tradición
proPia para descubrir en las "semillas del Verbo", los elementos válidos para una
nueva encarnación ypara una purificación que no destruya la propia cultura. Ytodo
ello en vistas a establecer un diálogo en paridad de voz yvaloración, como corresponde a la igualdad de la filiación divina de todos los creyentes.
Tensión entre lo antiguo y lo nuevo al interior de toda encarnación del mensaje
cristiano y de cada cultura, que va mortificándose con gran rapidez, y creando
subculturas y grupos comunitarios de características nuevas, lo que exige que la
inculturación sea un proceso pem1anente que mantenga actualizado el mensaje evangélico en el sucederse de las generaciones.
III. Prácticas:
Tensión dialéctica entre dos necesarios factores guía de la inculturación: estudios
interdisciplin ares, complicados yprofundos, que desprecian lo popular y acientífico
y la intuición que preferiría prescindir de tales estudios, procediendo de modo más
rápido y, a su parecer, más profundo y humano.
Tensión entre la audacia, indispensable en las grandes empresas (a pesar de sus
riesgos ydificultades) y laprudencia necesaria para evitar contraproducentes yerróneos pasos en falso, pero que retarda el ritmo y, cuando es infundada, bloquea el
propio proceso.
Tensión entre la necesidad que el Cristianismo tiene de ser encarnado para poder
ser acogido yvivido por hombres concretos, y la certeza de que, no obstante, lasalvación viene sólo de Dios que acepta a los hombres.
173
Tensión de generaciones. Los mayores son más cautelosos ante todo cambio que
consideran desestabilizador, y los jóvenes propenden a ser muy animosos en el ritmo
de las transformaciones de todo tipo yquemar etapas en la solución de los problemas.
Algunos retos frente a la realidad guatemalteca
Aquí entro en lo que me pidieron: que hablara de los retos que la inculturación nos
presenta frente a la realidad guatemalteca. Presento algunos, ustedes podrán diferir
con ellos o tener algunos que crean importante compartir.
Usted puede que sepa mucho de muchas cosas, antropología, sociología, lingüística
o hasta teología, pero de «indígenas», no sabe nada. De indígenas, saben de verdad
los indígenas. No pretenda que porque sabe mucho de muchas cosas, usted le va a
enseñar a ellos qué es lo mejor para ellos en cada situación o lugar. Usted tiene que
aprender de los indígenas lo que es ser indígena. Tiene que aprender no sólo el
lenguaje concreto sino la manera de pensar, la estructura mental yla concepción que
ellos tienen de la realidad, eso si usted quiere que el Evangelio que usted les trae les
llegue.
No promueva la cultura del pueblo indígena, la danza, la música, la artesanía, la
fiesta como espectáculo para nadie. La danza, la música, la fiesta es expresión
sagrada del indígena y ni la cultura ni el indígena son meros objetos de curiosidad
para nadie. La artesanía es la expresión del genio de una raza, no la promueva como
objeto de comercio. El traje tiene para ellos un profundo sentido religioso, contiene
en él toda su cosmovisión.
No combata la fiesta indígena sólo porque usted la vea mezclada con vicios (alcohol, guaro o chicha fuerte) o sincretismos religiosos. Aunque usted no esté de acuerdo con la práctica concreta, debe estar de acuerdo con la persona que la practica; esa
persona merece siempre su respeto. Sólo cuando usted haya penetrado el profundo
sentido con el que ellos viven algo, podrá (y a lo mejor ya no querrá) separar lo que
es trigo de lo que es cizaña.
Recuerde que el indígena argumenta por medio de imágenes, no por conceptos
abstractos (por cierto, muy parecido a como lo hace la mentalidad bíblica). Si ellos
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no entienden su mensaje, el de usted, no es que ellos sean tontos, sino que usted no
ha hablado para ellos, no ha hablado su lenguaje. El defecto no está en la mente de
ellos, sino en el método de usted, en su etnocentrismo extranjero. El mito y el rito
indígena es una convicción expresada en formas narrativas y simbolismos, no una
leyenda curiosa.
Si usted no llega a bablar el idioma indígena, por lo menos aprécielo, respételo e
interésese en irlo conociendo. El idioma no debe desaparecer. Hacer desaparecer el
idioma indígena es hacer desaparecer al indígena que lo habla. En este campo, esta
universidad ha hecho un gran trabajo desde el Instituto de Lingüística. Usted debe ir
incorporando en sus actividades ordinarias, el uso de las lenguas indígenas de la
región. Hágalo gradual, pero firmemente. Hay pueblos, como Perú, en que una gran
mayoría de los mestizos hablan las lenguas originarias (quichua o aymara). Hay
pueblos, como Paraguay, en el que la minoría se declaran indígenas (apenas un 3%)
y sin embargo la lengua oficial del país es la lengua guaraní. Una lengua que no se
escribe tiende a desaparecer. Tenemos en Guatemala la mejor oportunidad de la Historia para hacer de los pueblos mayas conocedores de sus lenguas a través de su
lectura yescritura. Tenemos la mejor oportunidad de alfabetizar al pueblo indígena.
Pero en nuestras manos está o el hacer que un pueblo deje de ser analfabeta de su
propia lengua o el crear la escritura de unas lenguas para élites académicas y que el
pueblo nunca podrá escribir.
El reto de lo académico. Este reto es el de una inserción profunda, la inculturación
en ese otro mundo, no olvidando la inculturación en los mundos de miserables y
culturalmente erosionados. El aprendizaje de lenguas y culturas en el pénsum de la
formación de nuestros profesionales. La recuperación de la historia escribiéndola,
documentándola, en las palabras de los que la cuentan, como material para las escuelas, colegios, universidades, iglesias.
La lucba por la tierra: Apoyo a los pueblos, no sólo por esa reivindicación, sino por
el fortalecimiento de su cultura y de su organización propia. La recuperación de la
biósfera, de los recursos naturales, de la ecología, de su espiritualidad enraizada en la
Tierra. Reto de saber estar, sin estar. Apoyo al desarrollo humano, sin prepotencias.
Revalorizar la cultura indígena. Estar presente en su mundo de organizaciones. Organización de la mujer como soporte comunitario. También formación de líderes
gestores, fOffiución integral, preparándolos a enfrentar los peligros de la globalización.
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Trabajar por la paz, hacer efectivos los acuerdos de los pueblos indígEnas, su concreción, tener ejemplos, casos concretos que puedan facilitar la legisIa.:ión temida.
Erradicar la discriminación tan arraigada en nosotros los guatemaltecC!), incluso en
nuestro lenguaje.
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Notas
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Eleazar López Hernández. Dios Cammina entre los mayas. Comisión
Articuladora Internacional de la Teología India Mayense. Abril de 1997. Eleazar
López, indígena zapoteco ysacerdote, es el "partero" y uno de los mejores exponentes de la Teología India y trabaja arduamente apoyando la pastoral indígena
del continente desde el Centro Nacional de Ayuda a Misiones Indígenas (CENA1\1I)
de México, desde donde también ha escrito numerosas reflexiones.
Ibid.
P Pedro Arrupe. Carta sobre la Incultucación del 14 de mayo de 1978. En La
identidad del Jesuita en nuestros tiempos, Sal Terrae: Santander, 1981, Págs,
99-102.
Juan Pablo II. Redemtoris Missio , 52,2.
Cfr. Alejandro Von Rechnitz, Inculturación, mimeo, sf.
Juan Pablo II. Mensaje a los Indígenas. En Santo Domingo. Conclusiones de
la IV Conferencia General del EPiscopado Latinoamericano. Secretariado de
la CEG, Publicaciones OM, Guatemala 1993.
P Pedro Arrupe, S.]. Aspectos y tensiones de la inculturación. Pontificia Universidad Lateranense, 15 de marzo de 1978. "La Iglesia de hoy y del futuro ",
Mensajero. Sal Terrae, Bilbao, Santander, 1982. Páginas 247-258.
Cfr. Ibid.
Cfr. Ibid.
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