Reflexión sobre “La Inculturación” (1) (Incluimos aquí un texto que fue entregado a religiosos y presbíteros en la diócesis de Bata en junio de 2002. Nos parece adecuado según nos hemos propuesto en la programación del Vicariato, por su longitud lo publicamos en dos partes, la primera más conceptual-histórica, pero importante.) La Inculturación es un tema candente en los últimos años. Y este tema perspectivas: candente se puede abordar desde varias - la perspectiva del especialista, que marca los criterios o condiciones por las que se ha de desarrollar el proceso de inculturación; - la perspectiva de un joven miembro, que profundiza en las raíces de su propia cultura; - la perspectiva del evangelizador, que trata de conocer mejor los fundamentos culturales del pueblo al que es enviado, para transmitirle el Mensaje según el genio cultural de sus destinatarios, y reavivar las "semillas del Evangelio" que se encuentran en él. Nos situaremos en este último caso. RAZÓN DEL TEMA Mirando a África, por una parte, se ha constatado que la semilla depositada durante la Primera Evangelización, no penetró en profundidad. Prueba de ello es que, con la vuelta de los años, afloran de nuevo creencias y prácticas que supuestamente tendrían que haber cesado con la recepción del Evangelio. Por otra parte, muchas prácticas y formas de entender la vida y expresarla (sobre todo en cuanto a su origen, participación en ella con el clan, la relación con el más allá, la concepción del Ser Supremo y los seres intermedios o antepasados, la expresión de los sentimientos y realidades profundas a través de danzas y ritos propios) hace vislumbrar que esas realidades también ayudarían mejor al africano a entender el Mensaje revelado. Ahora se cae en la cuenta de que, por haber sido presentado el Evangelio con presupuestos culturales distintos (lengua, esquema de pensamiento, mentalidad, referencias, etc.), las realidades culturales africanas no se tuvieron en cuenta en el primer Anuncio. Hoy, no se duda en "semillas del Evangelio" llamar a ese conjunto de vivencias Precisamente en la Iglesia Universal se ha sentido la necesidad apremiante de una Nueva Evangelización. Nueva en ardor, en intensidad y métodos, para que el Evangelio sea más inteligible al hombre de hoy. Para África, esa Nueva Evangelización consiste en revisar, afianzar y profundizar en el anuncio inicial, de tal forma que quede asimilado en profundidad por el alma africana. Y Para ello la Inculturación es supuesto imprescindible. 1- QUE SE ENTIENDE POR INCULTURACIÓN No está de más recorrer un poco lo que podríamos llamar la historia de la Inculturación, para entender mejor cómo se ha llegado a los contenidos y práctica actuales. El destino universal del Evangelio indicaba ya de por sí la necesidad de su encuentro con diversas culturas. La helenística fue la primera. La síntesis cultural realizada por el Helenismo difuminó la diferencia y la extrañeza en el paso de un mundo judío al mundo griego. Ese paso, por otra parte fue facilitado porque existía un judaísmo helenístico, del que Pablo de Tarso es el mejor exponente. La connaturalidad del Cristianismo con el mundo helenista, al que se superpuso el romano, y la situación preponderante de la Iglesia en la época de Cristiandad, hicieron muy profundo el proceso de inculturación del Cristianismo en Occidente. El problema se hizo agudo cuando se dio el choque con culturas y religiones radicalmente distintas. A partir del sig. XVI, se multiplicaron los descubrimientos (?) geográficos y la tarea misional fue paralela a este proceso. Fue entonces cuando se dejó sentir con toda su fuerza la diferencia entre fe y cultura. Hubo intentos nobles en el terreno de la inculturación, como los casos de Ricci en China y De Nobili en la India1. Pero era demasiado pronto. Sus iniciativas fueron anuladas y las misiones siguieron adelante. Es cierto que Propaganda Fide dictó instrucciones claras a los misioneros, para que se empeñaran en transmitir la fe y el Evangelio, y no tanto los esquemas culturales de los países de donde provenían. Así lo indica este texto de 1659: "No pongáis empeño, y bajo ninguna razón persuadáis a aquellos pueblos, para que cambien sus ritos, costumbres y Mateo Ricci S.I. (1552-1610) estuvo en la primera residencia jesuita dentro de China. Se dedicó al trato con los chinos y al estudio de su lengua; su modo de vestir era el mismo de los bonzos. Se dio al estudio de las Matemáticas y la Astronomía, pensando en su futuro apostolado en la corte de Pekín ... Tuvo gran visión de apóstol, al presentarse ante los chinos como un sabio occidental, que podía entablar un diálogo científico con cualquiera de los eruditos chinos. Su superioridad en las ciencias profanas le granjeaba también una superioridad en las materias religiosas. Era el apostolado indirecto, único que podía seguirse por entonces en China, pero que había de proporcionar grandes ventajas a la misma obra de la Evangelización. 1 Roberto De Nobili S. I - ( 1577-1656), misionero italiano en Maduré ( India) , intentó el método de la adaptación total a la vida de los brahamanes con el fin de ganárselos. Estudió la cultura hindú e introdujo algunos de sus ritos en la Liturgia. Nobili distinguió cuatro clases de usos: 1) idolátricos por naturaleza, como los sacrificios, juramentos e invocaciones; 2) indiferentes en sí mismos, pero introducidos para establecer una diferencia puramente social; 3) indiferentes, pero instituidos para establecer diferencias religiosas (vgr., los hábitos sacerdotales); 4) los que reunían al mismo tiempo un fin social y religioso (vestidos, adornos ... ). Entendió que solo los clasificados en los apartados 1 y 2 eran lícitos. Para más información, cfr. SANTOS HERNANDEZ A, Las misiones católicas, en FLICHE A.-MARTIN V., Historia de la iglesia, vol. 29, Valencía 1978 usos, a menos que sean abiertamente contrarias a la Religión y a las buenas costumbres. ¿Qué cosa hay más absurda que la de transportar hasta China a Francia, España o Italia u otra parte de Europa? No llevéis eso, sino la fe, esa fe que no repudia ni daña los ritos y usos de pueblo alguno, a menos que sean depravados, sino que, al contrario, quiere que sean guardados y protegidos. Y porque está inscrito, por as¡ decir, en la naturaleza de todos los hombres, el estimar, amar y poner por encima de todo en el mundo las tradiciones de su país y el país mismo, no existe causa de odio y de alienación más poderosa que el cambiar las costumbres patrias, máxime las que han sido practicadas desde que se tiene memoria, y sobre todo si las sustituyes poniendo las costumbres de tu nación ... Admirad y alabad lo que merezca alabanza. Para lo que no la merezca... tendréis la prudencia de no dar el juicio, o al menos no os atreváis a condenarlo demasiado rigurosamente. En cuanto a los usos que sean francamente depravados, es necesario cortarlos mediante gestos o silencios más que con palabras, no sin buscar las ocasiones en las que, hallándose las almas dispuestas a abr 11 zar la verdad, se dejarán desarraigar insensiblemente...”2 Sin embargo, en el encuentro del Evangelio con las culturas han sido varios los planteamientos teológicos que se han mantenido para lograr la inculturación. a) Teología de la "salvación de las almas" Para los defensores de esta teología, el adagio "fuera de la Iglesia -romana- no hay salvación", lleva a descalificar de manera global las tradiciones culturales y religiosas de los pueblos a los que "evangelizan". En su literatura, las formulaciones más corrientes eran salvación de las almas", "ganar almas para Cristo", "arrancar almas de la esclavitud del demonio"...3 b) Teología de la “implantación de la Iglesia" Su terminología parece inspirarse en el lenguaje bíblico de las parábolas: Ip1mtar1l. "implantar" "transplantar", son los verbos más usados.4 Esta implantación se traducía en un establecer sólidamente la Iglesia- Institución, con su organización administrativa, su 2 Collectaneae Sacrae Congregationis de Propaganda Fide, vol I, n 135. 3 A nivel teológico, esta concepción ha sido desarrollada y sostenida sobre todo por la Escuela Misionológica de Münster (Th.Ohm, K.Müller... ). Cfr. A. NGUINDU NUSHETE, La verdad en la teología africana, en: K.H.NEUFELD (ed), Problemas y perspectivas de la Teología dogmática, Salamanca 1987, pp. 447ss. 4 Cf. Mt 13,1-32; Lc 8,4-15; 13,18-21; lCo 3,6-13 ...He aquí un texto que ilustra las dos líneas que venimos considerando: "El fin de la actividad misionera es doble: uno genérico y otro específico. El genérico es la salvación de las almas, que es el objeto de todo apostolado y la finalidad común de toda actividad eclesiástica. El fin específico, en rigor, es plantar la Iglesia de Jesucristo en donde no lo está todavía de un modo definitivo y estable...: P.M. DE MONDREGANES, Manual de Misionología, MADRID 1951, p. 10s. jerarquía, su liturgia, su moral, su teología, etc, tal como se hacía en Occidente. Surgía así un modelo único y monolítico de Iglesia, que se debía reproducir en cada país. e) Teología de la adaptación Esta Teología estaba en uso en los años anteriores al Vat.II. Pero ya desde la Segunda Guerra Mundial se había hablado de la necesidad de adaptar la Iglesia y su mensaje a los países de misión5. La adaptación supone el reconocimiento de unos valores culturales en los pueblos evangelizados 0 por evangelizar, susceptibles de ser asumidos por la Iglesia de forma selectiva. La adaptación comporta un doble movimiento: de adopción, por el que la Iglesia asume lo que hay de bueno en la cultura, costumbres y religión de los pueblos; de adaptación, por el cual la Iglesia acomoda los elementos no esenciales al genio cultural de esos pueblos. Se trata de adaptar el Cristianismo culturalmente configurado, romanizado. Y lo que se pretende es presentarlo con rostro local, acercando más el Cristianismo a la gente, dando así la impresión de que el Evangelio ha penetrado y reconocido sus valores. 2- DIVERSIDAD DE TÉRMINOS Conviene recordar, de entrada, la existencia de un pluralismo terminológico para precisar con un lenguaje técnico, este fenómeno teológico. Hasta el Sínodo de Obispos de 19746, el término más corriente era el de adaptación. Junto a él aparecieron otros como acomodación o contextualización, todos ellos en la línea de la teología de la adaptación, a la que acabamos de aludir. Por eso ninguno de estos conceptos satisfizo plenamente. Surgieron otros como: indigenización, un término que ya se usó en el Sínodo de Obispos de 1974 - Es la acción de hacer indígena algo que no lo es, naturalizarlo, hacerlo nativo de una tierra, de un país. Este término no fue aceptado por dos razones: la primera, porque en algunas lenguas tiene un significado demasiado restringido; y la segunda, porque, como en el caso de la adaptación, aunque en sentido inverso, parecía ahora que la cultura indígena, en nombre de la autenticidad, se convertía en norma de lo que en la fe cristiana debía ser aceptado o rechazado. aculturación, es el término que tomaron de la Antropología Cultural7. Implica el conjunto de los fenómenos 5 Así, por ej., 0. DOMÍNGUEZ, Teología de la adaptación misionera, en: LA ADAPTACIÓN MISIONERA, Burgos, 1959, p. 4: "Para la Iglesia, adaptarse, no es solo acomodarse a un pueblo en la manera de presentar el Evangelio, es también aclimatarse, echar raíces en un país o en una cultura, tomando ella misma una forma de vida que responde a las estructuras sociales del país, utilizando y adaptando los diversos elementos indígenas...” 6 Cfr. J-A MEDEWALE, Christianísme africain. Une fraternité au-delá de l'ethnie, París 1987,p 149 7 Según L. CENCILLO y J.L. GARCÍA, aculturación designa "la adaptación a un medio social y cultural preexistente en el territorio al cual un grupo adviene resultantes del hecho de que individuos pertenecientes a culturas distintas entren en contacto continuo y directo, y de los cambios que se producen en los modelos culturales, originados de uno o de ambos grupos. El término está bastante cargado de etnocentrismo (=exaltación de la propia cultura) y ha significado un proceso unidireccional de contacto cultural impositivo y avasallador. Por esta experiencia negativa el término suscitó recelos y se buscaron otros como transculturación o interculturación, para designar el encuentro e intercomunicación de diferentes culturas, siempre en respeto, valoración. y reanimación de cada una de ellas. En teoría estos términos deberían designar un contacto cultural de igual a igual. Sin embargo el Evangelio se seguía presentando con visos de aculturación, al pretender identificarlo con una determinada cultura y presentarlo con investidura ante las demás culturas. enculturación, también es un término que procede de la Antropología Cultural8. Expresa los aspectos de las experiencias adquiridas por el hombre, que lo distinguen de otras criaturas, y lo impulsan al aprendizaje sucesivo y a la profundización en la cultura. El término se ha transferido al campo religioso para indicar la penetración del mensaje cristiano en las culturas particulares. Pero el objetivo de la evangelización es que el Evangelio llegue a formar parte de cada cultura, no solo penetrar en ellas como algo extraño que busca un puesto, al igual que el individuo que busca la identidad perdida o aún no conseguida. Con ello se lograría la identificación, pero el Evangelio es trascendente a todas las culturas. Las impregna a todas, mas no se identifica con ninguna. INCULTURACIÓN es un neologismo que se impuso a partir del Sínodo de 1977, sobre "La Catequesis en nuestro tiempo". Este término sugiere por sí mismo el movimiento de la fe a la cultura como inserción y permite explicar las implicaciones que de ese encuentro se derivan. La definición hoy comúnmente aceptada, la dio el P. Arrupe: “Inculturación es la encarnación de la vida y mensaje cristianos en un area cultural concreta, de tal manera que esa experiencia no solo llegue a expresarse con los elementos propios de la cultura en cuestión (lo que no sería más que una superficial adaptación) , sino que se convierta en el o, viceversa, cuando una cultura más diferenciada y potente adviene al territorio que previamente ocupaba un grupo que se ve obligado por ello a adaptarse de nuevo a ese medio ya familiar, pero que comienza a ser transformado por la nueva cultura": ANTROPOLOGÍA CULTURAL Y PSICOLÓGICA, ¡Madrid, 1973, p. 90. cf. también p. 47 8 "El término técnico para designar el proceso de aprendizaje de las tradiciones de la sociedad a que se pertenece, es el de enculturación": Ph.K. BOCK, Introducción a la moderna antropología cultural, Madrid 1977, p.38 principio inspirador, normativo y unificador que transforme y re-cree esa criatura, originando así una nueva creación"9. La inculturación elementos: comprende, por tanto, los siguientes la experiencia cristiana, recibida por la evangelización y vivida por los miembros de un pueblo, a través de elementos y formas culturales propias - la expresión de la vivencia experiencial de la fe y de lo cristiano con elementos y formas culturales propias - la creación de una realidad cristiano-cultural original transformadora del hombre y renovadora de su entorno antropológico-cultural - la integración en la comunidad eclesial de la nueva experiencia como elemento enriquecedor de la multiforme expresión y vivencia del Evangelio. En los tres primeros elementos se realiza la encarnación del Mensaje, y en el cuarto, se salva la trascendencia del mismo con respecto a las culturas, así como su destino universal. 9 Carta sobre Inculturación a la 32 Congregación de la Compañía (14-5-1978), en: P.ARRUPE S.I.., La identidad del Jesuita en nuestros tiempos, Santander 1981, pp- 95-102; cita en la p. 96