Material preparado por la Prof. Ma. Esther Risso.- ¿QUÉ ES LA BIBLIA? El sentido etimológico de la palabra "Biblia” se vincula con el término griego que se puede traducir como “libros”. En verdad, ésta es una obra múltiple, no sólo en su organización interna, sino también en la pluralidad de sus autores, lenguas, géneros y fechas de composición. A pesar de ello, hay entre todas sus partes una indudable unidad de sentido, que está dada por el pensamiento religioso que la sustenta. EL CONCEPTO DE CANON La Biblia es el libro sagrado de hebreos y cristianos, aunque entre ambas ramas religiosas hay divergencias respecto de qué textos la integran y cuáles no. Esto nos lleva el concepto de canon, es decir, cómo determinar si un texto puede ser considerado sagrado o no. Derivada del griego, la palabra “canon” (en griego kanon significa “vara para medir”) significó en otras épocas una medida o patrón utilizado como regla o modelo. En el contexto bíblico, hace referencia a los criterios de inspiración y revelación que permiten diferenciar los textos sagrados de los “apócrifos”1: Se entiende que un escrito es inspirado cuando se asume que Dios es su autor. El criterio de inspiración está estrechamente ligado al de revelación: “el soplo divino que mueve al alma, el pensamiento y el acto del escritor sagrado”. Para determinar cuándo un texto ha sido inspirado y revelado por la divinidad, se debe atender por un lado a la tradición y por otro a la opinión de las autoridades religiosas. En lo referente al canon, la primera gran división de la Biblia es la diferencia establecida entre judíos y cristianos. Según los cristianos, Jesús es el Mesías, salvador enviado por Dios. Por lo tanto, los libros que tratan sobre su prédica y doctrina son considerados sagrados. Estos libros integran el Nuevo Testamento. Estos mismos textos no son sagrados para los judíos, en tanto que ellos no creen que el Mesías haya llegado aun. Ambos, judíos y cristianos, aceptan al Antiguo Testamento como libro sagrado. Sin embargo, dentro de ambas ramas religiosas hay divergencias en cuanto a qué escritos deben ser aceptados como canónicos. Para el Antiguo Testamento hay dos cánones: el hebreo (también llamado de Jerusalén, primer canon o protocanónico) y el alejandrino (o de Alejandría, segundo canon o deuterocanónico). 1 Como tantos otros términos vinculados a la Biblia, éste procede del griego. La palabra apokrypha, proviene de la raíz kryptein, “ocultar”. Aunque su significado ha ido variando a lo largo del tiempo, hoy en día se entiende por “apócrifos” a aquellos libros que no son considerados sagrados o canónicos y componen un conjunto que también se designa como “literatura intertestamentaria” (Paul,1993). CANON HEBREO Está formado por treinta y nueve libros que se agrupan en tres conjuntos: Torah (Ley), Nebiim (Profetas) y Ketubiim (Escritos)2. La lengua de la T.N.K. es el hebreo clásico. CANON ALEJANDRINO Además de la comunidad judía de Palestina, había otra muy importante fuera del territorio nacional, cuyo centro era la ciudad de Alejandría. Con el paso del tiempo, las nuevas generaciones fueron abandonando el uso del hebreo clásico y se hizo necesario traducir los libros sagrados al griego. Esta nueva versión se conoce como la Alejandrina, Septuaginta o de los Setenta. Probablemente surgió alrededor del siglo III a.C. y su composición se atribuye a setenta sabios que durante setenta días habrían estado redactándola de forma separada para dar a conocer al cabo de ese tiempo versiones semejantes (Argenzio, 1974). Además de presentarse en griego, la otra diferencia importante respecto del canon hebreo está en la incorporación de otros siete libros. LOS DIFERENTES CÁNONES EN EL CRISTIANISMO Como ya se ha dicho, los cristianos aceptan como canónicos los veintisiete libros del Nuevo Testamento. Sin embargo, a partir del siglo XVI, cuando se produce la separación entre católicos y protestantes, cada grupo va a aceptar distintos cánones para el Antiguo Testamento. Así, los protestantes aceptan los treinta y nueve libros del canon hebreo más los veintisiete del Nuevo Testamento; los católicos, por su parte, consideran sagrados los cuarenta y seis del canon alejandrino y los veintisiete del Nuevo Testamento. EL PENSAMIENTO RELIGIOSO DEL PUEBLO HEBREO En los párrafos que siguen nos referiremos a los principales fundamentos del pensamiento hebreo que se reconocen a través de toda la Biblia. Si bien en determinado momento el cristianismo se separa del judaísmo y conforma una nueva religión, ambas doctrinas están profundamente unidas por las mismas ideas básicas: MONOTEÍSMO La religión hebrea tiene como principio fundamental la idea del monoteísmo. En Israel la creencia monoteísta se fue conformando a lo largo de muchos siglos. En un principio, el pueblo hebreo era politeísta, aunque con el paso del tiempo su adoración se fue concentrando en un dios en particular. Esta etapa enólatra (se venera a un dios nacional por 2 También se designa al conjunto por sus iniciales: T.N.K. encima de los de otros pueblos) es importante para la consolidación del sentimiento de pueblo elegido que regirá en adelante la historia de Israel. PUEBLO ELEGIDO Y ALIANZA La idea de que Yahvé elige a Israel como su pueblo es fundamental. Esta elección es resultado de un plan divino por el cual se otorga al pueblo elegido la misión superior de transmitir a toda la humanidad la voluntad de su dios. Esto involucra también la idea de una alianza entre la divinidad y los hombres: por un lado, Yahvé asegura su protección y ayuda constantes, en tanto que el pueblo promete su fidelidad y sumisión a la voluntad de Dios. La primera formulación de la alianza se realiza con Abraham a través del rito de la circuncisión, y se renueva varias veces a lo largo de los siglos. En el Nuevo Testamento se plantea la idea de una Nueva Alianza, establecida ahora entre la divinidad y la humanidad entera. LA LEY El carácter creador y protector de Yahvé respecto de su pueblo elegido le otorga derechos particulares sobre éste. Por tal razón, desde Yahvé surge la legislación que rige la alianza con Israel. Esta Ley está constituida por preceptos morales y religiosos que conciernen tanto a las relaciones entre el hombre y su divinidad como al comportamiento entre el individuo y su colectividad. La observancia de la Ley recibe en el texto bíblico el nombre de justicia e involucra la aceptación de la voluntad divina, la confianza en Dios y el temor, respeto y amor por la divinidad. PROFETAS Y MESIANISMO La condición humana, proclive al pecado, hizo que muchas veces no se respetase la Ley. Este alejamiento de la norma superior no significa, necesariamente, que Yahvé olvide su alianza con Israel. Por el contrario, el plan divino supone que el pacto debe ser preservado para bien del pueblo elegido, por lo cual surge la figura de los profetas. La labor profética no surge por la voluntad del individuo sino por el llamado (vocación) que Dios le hace. Puesto que la misión del profeta es advertir sobre las consecuencias de las conductas erradas (algunas veces de la comunidad y otras de los monarcas), su presencia no fue siempre bien aceptada. En este camino de confianza en la renovación de la alianza con Dios, el judaísmo concibió la idea de que debía llegar un salvador, el Mesías, capaz de redimir al pueblo de sus sufrimientos. A través de los siglos fue variando la idea de qué tipo de Mesías se debía esperar, según cambiaban también las circunstancias históricas. En este punto se separa el cristianismo del judaísmo: el Nuevo Testamento establece la creencia de que el Mesías ha llegado, encarnado en Jesús.