Continuidad de los parques Julio Cortázar Análisis Marta Nicolás Carmona Continuidad de los parques es un relato en el que la magia de la ficción y el misterio se mezclan y explosionan. Es una asesinato donde la víctima es el lector, por lo que Cortázar realiza un cuento metaliterario tomando como materia la intriga y la mezcla de niveles. En su narración, cualquier lector se puede sentir reflejado en el personaje del lector y cualquier vida e individuo podría ser protagonista de una novela. Esta mezcla de niveles narrativos es un recurso muy recurrente en Cortázar, igualmente lo son los cuentos de Borges donde alguien sueña que lo están soñando, y por tanto, se crean círculos concéntricos de creadores ficcionales. Además del juego ficcional, este cuento trata el tema de la infidelidad de los amantes cuya pasión los lleva al asesinato. La naturaleza de los parques, de los bosques aparece como topoi convertido en punto de unión entre los dos niveles narrativos, como lugar de encuentro de los amantes, como la escalera que comunica ambos mundos narrativos. La estructura Se trata de un cuento breve con una acción y emoción muy condensada. Su estructura superficial así lo representa, en solamente dos párrafos, Cortázar establece la acción de ambas realidades en un instante donde el tiempo real ( el del lector real, nosotros), el tiempo del lector personaje, y los personajes de la novela intradiegética, se juntan. En cuanto a la estructura interna, la historia viene marcada por dos elementos esenciales que finalmente se unen: el espacio y el tiempo del lector que aparece al comienzo, y por otro, el espacio y el tiempo de los amantes. Se realizan en este relato una serie de transgresiones en direcciones diferentes que hacen diferenciar partes para determinar una estructura interna. La primera transgresión es la que realiza el lector que lee la novela al introducirse en el relato ( una transgresión doble que realiza el lector, como si bajara dos peldaños en el mundo ficticio); la segunda transgresión sucede en el momento en que el amante llega a la casa, sube las escaleras ( que son también escaleras en el mundo del relato) y se junta con el primer nivel del relato en el que se encuentra el lector- marido. Por tanto, diferenciamos 4 partes: en la primera parte aparece el personaje lector que llega a casa después del trabajo. Cortázar, con una gran técnica, nos describe a este personaje como un individuo de clase acomodada ( habla con su mayordomo) y a la vez bastante ocupado. No se nos menciona nada acerca de su vida privada, por lo que podríamos pensar que la tiene un poco descuidada o no es muy activa. La segunda parte se centra en el momento de la lectura. Ya sentado en su sillón, comienza a recordar los sucesos anteriores de la trama novelesca, y poco a poco, se pierde en ella. Es en este punto donde se accede a otra realidad, la realidad de los amantes que se encuentran en la cabaña del bosque. Bosque y parque por tanto, el punto de unión entre ambas realidades, de ahí el título, una continuidad en el que se une el mundo de la realidad y la ficción. La tercera parte es el encuentro de los amantes. Con gran maestría, Cortázar cuenta a través de pequeñas pinceladas cuál es la relación entre ellos: amantes en secreto, escondidos en un lugar alejado de la ciudad, en el bosque. Ansiosos de disfrutar su libertad y la pasión que el lector real y novelesco siente a través del ritmo rápido en sus palabras. La cuarta parte es el final, el último párrafo. Los amantes emprenden su plan para acabar con sus ataduras: asesinar al marido. Mediante la utilización de los verbos en condicional, asistimos a la realización exitosa del plan, por lo menos en su desarrollo: Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. La amante ya le ha descrito el recorrido que deberá hacer y los espacios que encontrará en él. Y es ese espacio, ese mueble especial que aparece al comienzo de la historia, la llave que abre la puerta que separa ambos niveles ficticios. El final Como hemos comentado anteriormente, todo sucede a un ritmo vertiginoso, y lo más impactante del cuento es el final. Las líneas se van acabando, todo sucede deprisa, y de pronto el lector se encuentra con el terciopelo verde, realidad desconocida para el asesino, pero anticipada por el narrador al principio del relato, por lo que el lector queda muy sorprendido. Es interesante señalar el silencio inquietante de este final: Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela No se oye nada en esta escena final. Lo único que rompe con la linealidad son los pensamientos del hombre, es lo único que escucha, lo único que puede atender, su obsesión. Es destacable el uso de oraciones yuxtapuestas y coordinadas para dar rapidez y solemnidad a la escena final. Se resalta el carácter metaliterario incluso en la oración que cierra el relato. El tiempo utilizada es un gerundio y la última palabra es “novela”, por lo que el lector puede compartir las sensaciones con el lector del relato, que no esta sentado en un sillón de terciopelo, pero sí está sentado disfrutando de la ficción novelesca de Cortázar. Valoración crítica Es una joya literaria. Indudablemente, el cuento necesita una lectura tranquila y analítica, pero cualquier lector, en una primera lectura, establece conexiones entre el primer y segundo nivel gracias al elemento clave del sillón de terciopelo verde. Es un cuento que se presta a multitud de lecturas para así terminar de apreciar la simbología de cada una de las palabras, intensas y muy bien escogidas. Ninguna de sus parte tiene desperdicio, incluso la introducción donde simplemente se nos presenta a un hombre que llega del trabajo, atrae desde la primera línea al lector. El misterio y la intensidad van subiendo durante su lectura, y es el final, la parte más llamativa para cualquiera de sus lectores. Sin embargo, a modo personal resaltaría la escena de los amantes en la cabaña: Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. A través de imágenes y metáforas se describe la pasión de los amantes como si el tiempo se detuviera. Se percibe la actitud ansiosa del hombre, dispuesto a realizar lo que fuera, dispuesto a llevar a cabo de una vez el plan, harto ya de una relación a escondidas. No puede quitarse de su cabeza al otro, al marido, un ser que debe ser aniquilado. Cortázar marca el tiempo, ya no es hora de descripciones lentas sobre dos amantes, anochece, comienza la acción. Todos los cuentos de Cortázar son de gran valor literario, me quedo con este porque representa el poder de la ficción, de la imaginación. Todo un homenaje a la literatura y a los que somos amantes de ella.