234-2007 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las diez horas con veintitrés minutos del día veintiocho de mayo de dos mil siete. A sus antecedentes el escrito presentado por el señor Mauricio Ernesto Cazún Gómez, por medio del cual evacúa la prevención que le fue formulada a folios 3 de este expediente judicial. Vistos y analizados la demanda y el escrito de cumplimiento de prevención presentados por el señor Cazún Gómez, esta Sala estima necesario efectuar las siguientes consideraciones: I. La parte actora señala que el acto contra el cual reclama es la sentencia definitiva emitida por el Juez Cuarto de lo Civil de San Salvador, dentro del juicio civil ordinario reivindicatorio promovido por el señor Domiciano Sosa Umaña contra los señores José Benustiano López Campos, Ana Julia Campos López y Rocío Mabel Campos López, mediante la cual se le ordenó a los demandados, así como a todas las personas que habitaban el inmueble objeto del litigio, que le restituyeran al demandante tal bien. Las categorías constitucionales que el peticionario estima transgredidas por el acto impugnado son las de posesión y audiencia, ya que, a través de la actuación atribuida a la autoridad demandada, el mismo se verá desalojado del inmueble que "(…) poseo de manera legitima (sic) en virtud del Contrato de Arrendamiento Simple suscrito con el señor JOSE BENUSTIANO LOPEZ CAMPOS (…)", sin haber sido previamente oído y vencido en juicio con arreglo a las leyes correspondientes. II. Delimitados los elementos que constituyen el sustrato fáctico de la pretensión, conviene ahora, para resolver adecuadamente el caso en estudio, exteriorizar brevemente los fundamentos jurídicos de la presente resolución. 1. Por un lado, el arrendamiento es un contrato del que derivan derechos personales y no reales, configurándose como una relación de carácter contractual, en cuyo extremo pasivo el arrendatario no figura como dueño putativo o poseedor de la cosa arrendada, sino únicamente como mero tenedor, pues reconoce sobre aquella dominio ajeno –artículo 753 del Código Civil–. Tal calidad difiere de la ostentada por el poseedor, al que además de tener una cosa, le asiste el ánimo de ser señor o dueño de la misma, reputándose como tal mientras no se pruebe lo contrario, según lo prevé el artículo 745 del Código Civil. 2. Por otro lado, el artículo 14 de la Ley de Procedimientos Constitucionales establece como requisito formal para la admisibilidad de la demanda de amparo que la parte actora se autoatribuya la titularidad de una categoría jurídica subjetiva protegible constitucionalmente, la cual considere violada u obstaculizada por el acto de autoridad contra el que reclama. Así, en principio, no se exige como requisito de procedencia de la pretensión de amparo la comprobación objetiva de la titularidad del derecho que se atribuye el demandante, sino únicamente la autoatribución subjetiva de la misma como elemento integrante de la esfera jurídica particular. Sin embargo existen casos en los que, a partir del examen liminar de la queja planteada, es posible establecer la falta de titularidad del derecho cuya transgresión invoca el pretensor, no obstante su autoatribución personal, lo cual se erige como un óbice para entrar al conocimiento del fondo del reclamo planteado. En efecto, este Tribunal no puede entrar a conocer si existe o no violación a un derecho constitucional cuando el supuesto agraviado no es titular del mismo, ya que sin serlo no puede haber ningún acto de autoridad que lo vulnere. En consecuencia, la falta de titularidad efectiva de la categoría jurídica protegible que se alega vulnerada, impide que se pueda entrar a conocer el fondo del asunto, esto es, a examinar si la declaración subjetiva hecha por el demandante es cierta o no en cuanto a la infracción constitucional alegada, obligando así a este Tribunal a rechazar ab initio la demanda formulada a través de la figura de la improcedencia. III. Expuestos los fundamentos jurídicos y jurisprudenciales que servirán de base para esta decisión es preciso señalar que, de la relación de los hechos que constituyen el sustrato fáctico de la pretensión, se advierte que la parte actora no es titular de la categoría constitucional de carácter material que, a su juicio, le ha sido transgredida por el acto atribuido al Juez Cuarto de lo Civil de San Salvador, por cuanto su presunta titularidad sobre el inmueble objeto del litigio se deriva únicamente de la entrega material del referido bien a su persona en virtud de un "(…) Contrato de Arrendamiento Simple suscrito con el señor JOSE BENUSTIANO LOPEZ CAMPOS (…)". Y es que, a partir de los hechos descritos tanto en su demanda como en su escrito de cumplimiento de prevención, se aprecia que el demandante simplemente ostentaba la calidad de arrendatario del inmueble cuyo desalojo ha sido ordenado por la autoridad demandada, es decir, era mero tenedor del mismo, ya que en ningún momento se estableció en alguna de las cláusulas del contrato de arrendamiento la posibilidad de adquirirlo mediante el transcurso del tiempo, sino que, por el contrario, se fijó un plazo de duración para aquél, careciendo, por lo tanto, del elemento sociológico que configura a la posesión, es decir, el ánimo de ser señor o dueño. En ese sentido, siendo el punto central de la pretensión del peticionario el hecho que con inobservancia a su derecho constitucional de audiencia se verá privado de la posesión del aludido bien, se torna indispensable que la parte actora ostente la titularidad de la categoría material invocada para revisar las posibles violaciones alegadas a los restantes derechos de carácter procesal, pues sería ilógico entrar a determinar, por ejemplo, si se le dio la oportunidad procesal de defender un inmueble sobre el cual no ejerce la titularidad citada en su demanda. En conclusión, como consecuencia de las circunstancias señaladas, se colige la existencia de un defecto en la pretensión de amparo, consistente la misma en la falta de titularidad de la categoría material invocada, la cual impide la finalización normal del presente proceso y vuelve procedente la terminación del mismo a través de la figura de la improcedencia. Por tanto, con base en las razones antes expuestas, esta Sala RESUELVE: (a) Declárase improcedente la demanda de amparo presentada por el señor Mario Ernesto Cazún Gómez; y (b) notifíquese. ---V. de AVILÉS---J. ENRIQUE ACOSTA---M. CLARÁ--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---S. RIVAS DE AVENDAÑO---RUBRICADAS.