TARTUFO, MOLIERE San Roberto, 8 dpdo. 28011 Madrid Tel. 91 518 03 58 Fax. 91 518 48 20 secretaria@clourdes.fuhem.es www.colegiolourdes.org Estrenada el 12 de mayo de 1664, cuenta con cinco actos escritos en versos alejandrinos. La obra fue presentada ante el Rey antes de su estreno en una versión inconclusa con sólo tres actos. Aun así, consigue indignar al partido de los devotos por su contenido. La Compañía del Santo Sacramento utilizó su influencia para conseguir que la obra se prohibiera. Veían en ella un ataque frontal a la religión y a los valores que ellos propugnaban. Es cierto que tras la crítica de la hipocresía, que es el tema principal de la obra, se esconde también un ataque al papel demasiado influyente que tenían algunos devotos directores espirituales, que en realidad eran saqueadores de herencias. Tras algunas representaciones privadas, Molière trató de representar su obra con el título de Panulfo o el impostor en agosto de 1667. Pero tras la primera representación, el responsable de la policía prohíbe de nuevo la obra con el argumento de que "no es el teatro el sitio para predicar el Evangelio". El arzobispo de París, Hardouin de Péréfixe, llega a amenazar con la excomunión a cualquiera que represente o escuche la obra, a la que acusa de ser un virulento ataque a la religión. Hay que esperar hasta febrero de 1669 para que Luís XIV de Francia autorice a Molière a representar su obra, que recupera además su título original de Tartufo. El personaje Tartufo describió de manera tan excelsa al ser hipócrita que este nombre es utilizado ahora en el Diccionario de la Real Academia Española para definir a la persona hipócrita y falsa. Argumento Orgón es un personaje bastante importante que ha caído bajo la influencia de Tartufo (Tartuffe es el nombre dado a la trufa u hongo escondido bajo tierra), un hipócrita beaturrón, que además es bastante torpe. De hecho, los únicos que no se han dado cuenta de la verdadera naturaleza de Tartufo son Orgón y su madre. El mediocre y ladino Tartufo exagera la devoción y ha llegado a ser el director espiritual de Orgón. Este aventurero está tratando, además, de casarse con la hija de su benefactor, al tiempo que trata de seducir a la segunda esposa de éste, Elmira, mucho más joven que su marido. Una vez desenmascarado, tratará de aprovecharse de unas donaciones (firmadas) que Orgón le ha transmitido para tratar de echar a éste de su propia casa. Va incluso ante el rey, pero éste, recordando los antiguos servicios que Orgón le prestó, anula dichos papeles y hace que Tartufo sea detenido. Intenciones de Molière El objetivo declarado de Moliere era “…enseñar a los hombres cómo son sin dejar nunca de divertirlos…” Esto explica que en sus textos destaquen los temas de la familia, la educación, la condición de la mujer y la crítica al “machismo”, así como el más importante de todos ellos, la hipocresía. Moliere fustiga sin piedad este comportamiento y satiriza muchas de sus facetas. Al escribir esta obra, Molière ataca un bastión muy influyente: los devotos. Entre ellos se cuentan hombres religiosos sinceros pero también manipuladores conscientes del poder que puede proporcionarles su devoción. Este segundo grupo es el que el autor ataca. Con la situación doméstica que Molière refleja en el Tartufo quiere reflejar al mismo tiempo la situación política en Francia: Luis XIV, monarca absolutista de poder no discutido (comparable al de un padre de familia), estaba rodeado de una serie de personas que se dieron cuenta de que la única manera de mandar en Francia era acercarse al rey e influirle, presentándose como personas de pleno sentir religioso y moralidad intachable. Molière quería que la autoridad real se ejerciese y se alejase a esas personas, que fueron las que no permitieron la representación del Tartufo (ni siquiera bajo el título El impostor), por lo que tuvo que alterar su obra en varias ocasiones. De hecho, el último acto enseña cómo la familia sólo puede apelar a una fuerza exterior. Él quería que eso, trasladado al plano político, simbolizase que sólo el rey y la justicia real podían resolver los problemas del pueblo francés. El rey lo comprendió y levantó la prohibición de la obra en 1669. Personajes principales… y algunos más de la obra Orgón: Gran burgués parisiense, que goza de una buena situación económica y social. Es una persona autoritaria, lleva las riendas de su casa y hace observaciones pertinentes a los miembros de la familia. No obstante, gracias a la influencia de Tartufo, se presenta como un ser idiota e intratable. Con Tartufo en la casa, carece de autoridad y de voluntad, además de sentido común. Está casado con Elmira. Es el único en la casa, además de su madre, Madame Pernelle, que no se da cuenta de la evidente farsa del Tartufo. A pesar de ser un hombre bastante inteligente y sensato, es muy temeroso de los castigos divinos, sobre todo del castigo de acudir al infierno tras una vida pecaminosa. Es por eso que cree ciegamente en todo lo que dice Tartufo, aunque esto vaya en contra de los intereses de su familia. De hecho, por su ceguera con respecto a Tartufo, llega a expulsar a Damis de su propia casa, a planear el casamiento de su hija Mariana con Tartufo, e incluso a cambiar la herencia para que toda fuera a parar a manos del falso beato. Durante los cuatro primeros actos, Orgón es un muñeco en manos de Tartufo, y apenas sale de su engaño, lo vemos pasar al extremo opuesto: es un hombre colérico, exagerado y muy cómico (especialmente en la escena de debajo de la mesa, mientras escucha al Tartufo hacer proposiciones indecentes a su mujer Elmira). Elmira: la esposa de Orgón, y la madrastra de Damis y Mariana. Es más tranquila que su marido, y bastante sensata y precavida. Su principal objetivo en la obra será la de proteger el futuro de Mariana, para que se no se case con Tartufo y se case con el hombre a quien ella ama, Valerio. Al igual que el resto de su familia, intenta hacerle ver a su esposo la verdad sobre Tartufo, sin éxito. Dorina: es la fiel criada de la casa de Orgón. A pesar de ello, tiene mucha confianza con la familia, y gracias a ello puede entrometerse en la vida de esta, así como en el conflicto ocasionado por Tartufo. No responde al arquetipo de criada inculta y malhablada, sino que es muy inteligente y perspicaz, por lo que sus consejos y comentarios son muy acertados e irónicos, de gran comicidad, debe de ser un personaje divertidísimo de interpretar, ya que además de sus gestos y miradas al público, también se expresa en un lenguaje típico del pueblo llano, añadiendo aún más comicidad a la escena. Su presencia es vital en la obra, pues es ella la que maquina el engaño hacia Tartufo, con el objetivo de desenmascararlo. Es la primera en darse cuenta de las intenciones de Tartufo con respecto a la familia, hacia Orgón, hacia Elmira, etc. Es alegre, simpática, valiente, y durante toda la obra actúa como la portavoz del sentido común. Tartufo: el personaje del Tartufo es algo así como un bufón falsamente devoto (de hecho, Molière iba vestido de juglar o de bufón al interpretarlo, provocando una escena aún más rocambolesca), pero el papel es algo ambiguo, pues es representado más bien como un cura o un fraile de la época, que incluso tiene un ayudante. Tartufo es el personaje principal de la obra, pues en torno a él se desarrolla toda la trama. Aparece en esta tardíamente, pero aún así sabemos como es por los comentarios que hacen los otros personajes. Desde el primer momento, por su malicia e hipocresía se nos hace odioso, verdaderamente odioso. Por sus engaños, es un hombre bastante listo y rastrero, que no duda en engañar y aprovecharse de los inocentes que crean su palabra. Tiene un aspecto de bufón que hace reír al público, pues sus comentarios acerca de su supuesta pobreza no se corresponden en absoluto a su buen estado de salud (de hecho, es descrito por Dorina como gordo, colorado, con mucho apetito, etc.) Damis: el hijo de Orgón. Es un personaje que dice todo lo que piensa, muy apasionado, a veces resultando excesivo (Dorina teme que pueda echar a perder todo el plan ideado para desenmascarar a Tartufo), pero ante todo leal a su familia, y de buen corazón. Su padre, dejándose llevar por la ira, echa de casa a Damis, porque piensa que su hijo lo ha traicionado al ultrajar a Tartufo. Se da a entender que pueda estar enamorado de la hermana de Valerio y que por ello apoya la relación entre éste y Mariana. Mariana: la hija de Orgón. Es joven y bella, por ello su padre decide casarla con Tartufo, a pesar de que ella estaba previamente comprometida con Valerio, el verdadero amor de su vida. Es muy obediente, sobre todo con los mandatos de su padre, y en ningún momento se rebela con firmeza sobre la idea de casarse con el falso beato, pues desobedecería la orden de su amado padre Orgón. De hecho, es Dorina y su madre Elmira las que se manifiestan más en desacuerdo con el imperativo de Orgón. No participa demasiado en la obra. Valerio: el novio de Mariana. Cuando se entera de que Orgón planea casarla con Tartufo se ofende y decide dejarla, pero Dorina logra poner paz entre ambos. Cleanto: Es el cuñado de Orgón, hermano de la primera esposa de éste. Es soltero, o por lo menos en la obra no se menciona lo contrario. Es muy calmado, al contrario que Damis, y por sus comentarios es de extremada inteligencia. Tiene una mentalidad muy analítica, racionalista y metódica. Sus consejos son muy apreciados por la familia, en todos los ámbitos, tanto en política y economía con Orgón, como con otro tipo de consejos. Junto a Dorina, es de los personajes más inteligentes y sensatos de la obra. Aún así, gracias a la ceguera de Orgón, llega a pelearse con él porque no quiere ver la realidad tal y como es. Por otra parte, es quizás el personaje menos cómico o gracioso de la obra, pues siempre actúa con gestos calmados y con comentarios largos y exentos de pasión. Madame Pernelle: la anciana madre de Orgón. Es de ideología muy tradicional y bastante retrógrada. Se muestra de acuerdo en todo momento con la presencia de Tartufo en la casa, incluso cuando al final tanto Orgón como el resto de la familia han desenmascarado a Tartufo, sigue apoyando sus actos. La comicidad de este personaje reside precisamente en eso, en el aspecto de ancianidad que expresa, mezclado a los comentarios típicos de abuela entrometida. Estilo y aportaciones al teatro. No olvidemos la 2ª parte del objetivo del autor: “…sin dejar nunca de divertirlos…”Moliere consigue hacer reír a carcajadas usando todos los recursos de la Comedia: golpes y gags físicos, juegos de palabras, interrupción y rapidez de diálogos o ridiculez de las situaciones. Otra de sus aportaciones son los personajes. Con respecto a las novedades que trae Moliere al espacio escénico hay que resaltar el uso de la tramoya y las máquinas teatrales en una escenografía compleja. Recordemos que tanto el teatro inglés como el español se representaba en corrales o casas de vecinos; sin embargo el teatro francés lo hará en salas expresamente construidas para este fin. Aunque la tragedia francesa, de absoluta austeridad escénica, no aproveche estas nuevas posibilidades, Moliere, que también asumió la organización de los espectáculos cortesanos, en colaboración con pintores y músicos, incorporó en sus obras la música, el baile y muchos de los hallazgos técnicos de estos espectáculos. El sentido del humor y del espectáculo de Moliere fue más allá de su vida, como demuestra el epitafio que hizo poner en su sepultura: “Aquí yace Moliere, el rey de los actores. En este momento hace de muerto, y de verdad que lo hace bien”. Para terminar… El Tartufo podría titularse muy bien «El imbécil». Porque no es la impostura de Tartufo, sino la estupidez de Orgón, su protector, el verdadero meollo de la cuestión. La ceguera estúpida de Orgón genera, además, una tiranía de los sentimientos que es otro de los aspectos del Tartufo que conviene resaltar. La crítica de costumbres que se atribuye a la obra de Molière está más en el autoritarismo paterno de Orgón que en la hipocresía de su protegido. En esa ceguera autoritaria hay más carga crítica que en la accidentalidad de un bellaco fervoroso. Y posiblemente eso es lo que origina la sarta de prohibiciones que envuelve la historia de esta obra. La sátira, el inconformismo burgués de Molière se basa en la observación risueña de una sociedad verdaderamente risible en sus defectos. Todavía hoy se discute el alcance de su sátira: ¿quiso atacar únicamente la hipocresía o también la religión? ¿Dirigió sus dardos sólo a los miembros de la Compañía del Santísimo Sacramento (prelados y personas que trabajaban para la salvación del prójimo y que fueron motivo de algunos escándalos) o tenía también en su punto de mira a otras órdenes religiosas? Sea como fuere, Tartufo sigue admirando a los espectadores actuales por muchas razones: El vigoroso trazado de sus caracteres, especialmente el de los protagonistas. El hábil desarrollo de la trama en la que alternan las escenas cómicas y las dramáticas, algunas de las cuales figuran entre las mejor resueltas de Moliere. Lo acertado de su sátira, ceñida a su época pero que no ha perdido vigencia. Su gran carga de humor, que lo mismo proviene de los personajes, que de las situaciones o del lenguaje.