LIMOSNA: El tema de la "limosna" es frecuente en los textos escriturísticos (Tob 4,7-16), sea como expresión de ayuda inmediata a una necesidad de los hermanos, sea como concretización de la actitud penitencial y de desprendimiento de los bienes terrenos. Jesús indica un camino de humildad en el modo de hacer la limosna (cfr. Mt 6,2-3) y señala también su valor, no tanto por la cantidad cuanto por el sacrificio de "dar de la propia pobreza" (Lc 21,4). Esta ayuda inmediata a las personas necesitadas (a los "pobres") está en relación con la muerte y resurrección de Jesús, en cuanto que se da limosna o ayuda al mismo Señor "necesitado" y presente en los hermanos (cfr. Mt 25,35ss), como si fuera a su mismo "cuerpo" sepultado para resucitar (cfr. Jn 12,7-8). Esta actitud forma parte del desprendimiento cristiano y del seguimiento evangélico (cfr. Lc 11,24; 12,33). La limosna es un acto de "caridad" y de "misericordia", que no dispensa de la "solidaridad" de compartir los bienes con los hermanos, y tampoco olvida los deberes de justicia con los individuos y con los pueblos. Forma parte de la lista de "obras de misericordia", es un aspecto indispensable de la "penitencia" y es uno de los elementos necesarios de la "cooperación misionera" (RMi 78-81). En este contexto, la limosna cristiana (y toda ayuda fraterna) es un modo de dar con generosidad y con alegría, como quien da y recibe, como quien comparte los dones recibidos que son comunes a toda la familia humana y cristiana. Por esto, "hay más alegría en dar que en recibir" (Hech 20,35). Documentos: RMi 78-81; CEC 1434, 1438, 1969, 2447. Estudios: Y.M. CONGAR, El servicio de la pobreza en la Iglesia (Barcelona, Estela, 1964); P. CHRISTOPHE, Para leer la historia de la pobreza (Estella, Verbo Divino, 1989); A. GELIN, Les pauvres de Yahvé (Paris, Cerf, 1962); P. GAUTHIER, Los pobres, Jesús y la Iglesia (Barcelona, Estela, 1964).