PALABRA QUE DA VIDA -Reflexionemos- LAVÁNDOME LAS MANOS EN TU AMOR EL GESTO VACÍO, LA REAFIRMACIÓN DE LA PURA EXTERIORIDAD -LA LITURGIA SIN CORAZÓN-, NO SON DE DIOS, NO LIBERAN, NO CONDUCEN LA SAVIA DE LA VIDA. MARTES 15 DE OCTUBRE DE 2013 Del Evangelio según san Lucas 11, 37-41 Mientras hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Ustedes, los fariseos, purifican por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Den más bien en limosna lo que tienen, y así todas las cosas serán puras para ustedes. LECTURAS COMPLEMENTARIAS: ROMANOS 1, 16-25 - POR ESA RAZÓN, ABANDONÁNDOLOS A CORAZÓN, LOS HA ENTREGADO DIOS A LA INMORALIDAD, CON ELLOS MISMOS SUS PROPIOS CUERPOS. SALMO 18 - EL CIELO PROCLAMA LA GLORIA DE DIOS LOS DESEOS DE SU LA QUE DEGRADAN CONTEXTO – Algunos grupos religiosos, como los fariseos, dieron a las normas más triviales una relevancia que no merecían. La intención que los guiaba era «ser perfectos en todo» mediante el cumplimiento de un montón de normas. Sin embargo, olvidaron el espíritu de la ley. Dentro de estas leyes estaban unas destinadas a diferenciar entre lo puro y lo impuro. Su referencia era puramente la apariencia exterior. Lo esencial para esta ley era estar limpio, sano y vivo. La intención con la que fueron promulgadas eran muy buena: propiciar en el pueblo un ambiente familiar, cultual y social que fuera apto para la relación con Dios. EL MAESTRO NOS ENSEÑA CÓMO PURIFICARNOS - ¡La pureza interior es el resultado del amor a los demás! ¡EI amor fraterno y la limosna hacen puro nuestro corazón! Escuchemos de nuevo esa frase sorprendente, y tomémosla muy en serio: "dense como limosnas...", y todo será puro para ustedes. PARA REFLEXIONAR EL ALMA EN LAS MANOS La discusión suscitada no es menor: el Maestro omite deliberadamente el lavado de manos preceptuado por las normas de pureza obligatorias. Una lectura ligera aduciría, tal vez, una falta de higiene o de una simple ruptura de las costumbres. Pero se trata de algo mucho más profundo, de signos y símbolos. El gesto vacío, la reafirmación de la pura exterioridad -la liturgia sin corazón-, no son de Dios, no liberan, no conducen la savia de la vida. Lo que cuenta es un corazón en el que germine la compasión, y que esos mismos brotes se traduzcan en hechos concretos, y no a la inversa. Por ello la limosna verdadera es dar lo propio -¡darse!-, antes que repartir infructuosamente lo que nos sobra, esas excedencias inocuas que ocultan omisiones. El Reino acontece por el amor de Dios y por las gentes capaces de poner el alma en las manos, en cada gesto y en cada palabra. PARA ORAR Hoy te damos gracias, Padre nuestro, por la paciencia que tienes con nosotros, tus hijos. Queremos aparentar ante los demás que somos buenos, pero descuidamos lo más esencial de la ley: la rectitud y la limpieza intachable del corazón, la atención a los más débiles y humildes, la sinceridad y el amor a ti y a nuestro prójimo. En verdad filtramos el mosquito y tragamos el camello. Conviértenos a Cristo, nuestra ley y nuestro mediador, para que no sustituyamos el amor por el ritualismo; porque amar es cumplir tu ley enteramente. Amén. PARA ACTUAR – Resumiendo: La limosna, si de verdad es auténtica, es la única forma de compartir nuestra vida con nuestros semejantes y con Dios y por consiguiente es esa la forma de realizar la limpieza de nuestro interior. CARIDAD SIN PREGONAR Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo fila para comprar entradas para el circo. Al final, solo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, bien educados, todos hacían bien la fila, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho sobresaliente en su vida. El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de la mano de su marido, lo miraba como diciendo: "Eres mi caballero de brillante armadura". El sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: "Tienes razón". La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuántas entradas quería. El respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos". La empleada le indicó el precio. La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse. Este se acercó un poco más y le preguntó: ¿Cuánto dijo?". La empleada volvió a repetirle el precio. ¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo?. Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte dólares y lo tiró al suelo. (Nosotros no éramos ricos en lo absoluto). Mi padre se agachó, recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: "Disculpe, señor, se le cayó esto del bolsillo". El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda. Miró a mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: "Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí". Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo, pero no nos fuimos sin nada... «Den limosna, y lo tendrán limpio todo» Sólo he de pasar por este mundo una vez; todo el bien que pueda hacer, cualquier gesto de bondad que pueda mostrar a un ser humano, ayúdame a hacerlo ahora y a no aplazarlo, pues nunca volveré a pasar por aquí. Stephen Grellet