Domingo 32. Tiempo durante el año. Ciclo B. 1º Lectura: 1º Rey 17,8-16; Salmo 145; 2º Lectura 9,24-28; Evangelio Mc 12,38-44 La ofrenda de la viuda (Texto paralelo: Lc. 21. 1-4) 38 Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas 39 y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; 40 que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad". 41 Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. 42 Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. 43 Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, 44 porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir". Los escribas se olvidaron de escribir sus pecados Los escribas, era un grupo religioso judío, dedicados como hombres cultos, a ser los copistas de la escritura, los doctores e interpretes de la ley. Tenían gran prestigio y eran respetados por el pueblo. Jesús, había tenido un dialogo anterior, (ver Mc 12,28ss) con un escriba sincero, donde le anuncia: “tu no estas lejos del reino de Dios”. Jesús le habla a la multitud que esta en templo de Jerusalén (ver Mc 12,37) escuchándolo con agrado. Jesús, va advertir, denunciar, y escribir en el corazón de la gente, varios pecados, que no leían o no se animaba a leer la multitud. Comienza diciéndoles: CUIDENSE, abran los ojos, no se dejen engañar: Por eso enumera los siguientes: “les gusta pasearse con largas vestiduras”: la ostentación y la vanidad “ser saludados en las plazas”: la búsqueda del elogio y el reconocimiento público “ocupar los primeros asientos”: en la silla de los honores y de la gloria mundana “devoran los bienes de las viudas”: el abuso, la injusticia y el enriquecimiento ilícito con los pobres 5. “fingen hacer largas oraciones”: la falsedad de la piedad 1. 2. 3. 4. Jesús, como el auténtico maestro de la ley, el verdadero ESCRIBA, juez de los corazones, les anuncia la sentencia, si no se arrepienten y se convierten: “Serán juzgados con más severidad” Los escribas, representan, no solo una clase social, religiosa, sino en el fondo, actitudes, comportamientos de vida, ajenos al evangelio y a la ética social y religiosa, que hoy persisten. Puede haber en nuestros corazones algún escriba oculto. Convirtamos estas denuncias en preguntas: ¿Te gusta ostentar? ¿Te gusta ocupar los primeros puestos? Etc. Sería importante leer en la conciencia de nuestra existencia, y borrarlos, con la ayuda de Dios, de nuestro libro de la vida, esta hoja que desfigura nuestra personalidad. Los ricos que perdieron su riqueza “Jesús se sentó, y miraba como la gente depositaba sus limosnas” La mirada del Señor, se detiene, en primer lugar, en muchos ricos, que daban en abundancia, para ayudar al templo, como prescribía la ley, pero daban lo que sobraba. Y esto tampoco lo leían en su corazón. La virtud de la limosna, no es dar lo que SOBRA, sino lo que FALTA. Y los ricos del evangelio, perdieron la verdadera riqueza, el mérito de la generosidad, que da de corazón, hasta que duela. Llenaron con su dinero el tesoro del templo, pero se fueron vacíos en su alma. Este es un S.O.S, una llamado a gritos, para vivir el desprendimiento y caridad social. La viuda: la grandeza de lo pequeño Es el personaje central del evangelio de este domingo. Y Jesús, quiere resaltar su figura para nosotros. Era de condición humilde, y dio dos monedas de cobre, algo ínfimo, pero grande a los ojos de Jesús, que mira el corazón, la intención, y la acción de esta pobre mujer. Dio no lo que sobra, sino TODO. No lo justo y necesario, sino todo. Para Jesús, su valoración, es al revés del suceso que narra el evangelio. Materialmente los ricos, dieron como la viuda, poco, como si fueron dos monedas de cobre, pero la viuda dio, como, los ricos, en comparación, porque dio todo lo que tenia para vivir, como presenta también la primera lectura, de la misa de hoy, cuando la viuda de Sarepta, dio de comer al profeta Elías, compartiendo todo lo que tenía, junto con su hijo. Y este es el sentido de la limosna: que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. La mirada de Jesús sobre la Limosna: Hoy podemos pensar, e imaginar que Jesús, con su mirada de amor, esta en templo, viendo lo que depositamos en la canasta, o lo que pagamos a la gente, o lo que damos a los pobres. La Iglesia nos habla de la limosna cristiana, no pagana, y de ciertas cualidades: -Ser justa, es decir, hecha de los bienes que uno legítimamente puede disponer. Nunca tendrá valor la limosna hecha con bienes de otros. Nuevo Código de Derecho Canónico: «Todos tienen el deber de promover la justicia social, así como ayudar a los pobres con sus propios bienes». -Ser por amor y no interesada, es decir, al hacer la limosna no buscar satisfacción humana, sino por amor a Dios y al prójimo. -Ser prudente, es decir, que se debe distribuir entre verdaderos necesitados, y se debe dar a aquellos pobres a los que realmente no les va a hacer más daño que bien. -Con respeto a la dignidad del pobre. Tratarlos como hermanos en Cristo que son. -Con prontitud, es decir, se debe dar a tiempo. -Con alegría, porque Dios quiere al que da alegremente. «La limosna beneficia más al que la da que al que la recibe». -Ser secreta, no proclamada a los cuatro vientos, buscando la alabanza de los que la ven hacer. No confundamos los deberes de caridad con los deberes de justicia. Sería un error querer suplir con obras de caridad los deberes de justicia. Primero hay que cumplir con lo que requiere la justicia. Ej. Si debes un dinero no lo puedes disponer para obras de caridad. Todos están obligados a la caridad, ricos y pobres. Cada uno de según su posibilidad pues Dios mira el corazón. Según el Concilio Vaticano II la limosna debe darse no sólo de los bienes superfluos, sino también de los necesarios. Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario