LA FRUSTRACIÓN ¿QUÉ ES LA FRUSTRACIÓN? La frustración es el sentimiento que surge cuando no logramos nuestros deseos y ante la que, de acuerdo a la intensidad de la frustración y a nuestras propias características personales, reaccionamos de diferente manera (molestia, ansiedad, depresión, angustia, enojo, etc). Tolerar la frustración significa poder enfrentar los problemas y limitaciones que tenemos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que nos puedan causar. La frustración es un sentimiento que forma parte del desarrollo humano saludable, por tanto los niños deben ir aprendiendo desde muy pequeños que no todos los deseos, pueden ser satisfechos. OJO! Si durante la infancia la frustración no es manejada de forma adecuada, puede acarrear dificultades, mostrando comportamientos inadecuados para su edad tan conocidos como familiares: niños que rompen cosas, hacen rabietas, patean a sus padres, etc CONSECUENCIAS EN LA ADULTEZ Los comportamientos de una persona adulta con baja tolerancia a la frustración son los siguientes: Creen que tienen que obtener todo lo que quieren y por ello exigen, ordenan e insisten para que se satisfagan sus deseos a toda costa. Creen que es necesario que la vida sea siempre fácil y cómoda. Creen que cualquier dificultad, demora, fracaso, etc., es demasiado horrible para soportarla. Confunden sus deseos con necesidades. ¿QUÉ PODEMOS HACER COMO PADRES PARA AYUDARLE A NUESTROS HIJOS A MANEJAR LA FRUSTRACIÓN? 1. 2. 3. Es necesaria una pequeña dosis de frustración, ya que es beneficiosa para el crecimiento emocional. Si el niño tiene el afecto de sus padres aunque se equivoque, tendrá la seguridad de contar con ellos y aprenderá a manejar la frustración de manera adecuada. Cuando los padres son demasiados sobreprotectores y no permiten que el niño aprenda a resolver sus problemas, difícilmente éste, aprenderá a tolerar la frustración cuando se le presenten obstáculos que le impidan satisfacer sus deseos. Evitar la gratificación ilimitada para que el niño adquiera un aprendizaje gradual de tolerancia a la frustración. 4. La importancia de los límites. El niño tiene que aprender que rebasar los límites puede traer consecuencias negativas para él. En cualquier caso, esas consecuencias deben ser proporcionadas y, a poder ser, inmediatas para que el niño lo entienda perfectamente. Poner límites a las conductas, no a los sentimientos. En lo posible, las reglas y los castigos deben ser pactados entre los padres y los hijos. Conviene recordar que lo que más influye en nuestros hijos no es lo que les decimos o lo que les hacemos, sino cómo "somos". Por eso, la educación representa no sólo revisar nuestras conductas con ellos, sino nuestra forma de ser como personas. Es normal que los niños prueben tanteando a sus padres para comprobar hasta dónde pueden llegar. Es en ese momento cuando más firmes deben mostrarse los padres. Si ceden, luego es más difícil dar marcha atrás. ACTIVIDAD Responder las siguientes preguntas: 1) ¿Cómo pongo límites a mi hijo/a?, ¿Qué podría mejorar?. 1) ¿Qué acostumbro a hacer cuando mi hijo se frustra?, ¿Qué podría mejorar?