Entrevista con Angel Astorgano “Podremos no formar mejores profesionales, pero si mejores personas” Angel Astorgano, Secretario general de la Oficina Internacional de la Educación Católica (OIEC) es un Sacerdote Salesiano español de 59 años, que conoce de primera mano la realidad de la educación en el mundo. Ha recorrido la casi totalidad de América, gran parte de África, toda Europa occidental y apenas le faltan un par de naciones en Europa del Este. Llegó a Uruguay invitado por AUDEC (Asociación Uruguaya de Educación Católica) para participar como panelista del encuentro de formación docente Proeducar 2008. En ese marco fue entrevistado en forma exclusiva por Punto edu y brindó su parecer sobre la educación en el mundo. ¿Cómo se encuentra la educación católica en el contexto internacional? Ha partir de lo que he visto me he planteado dos caminos de trabajo o dos desafíos de la escuela católica: la calidad y la identidad. La escuela católica ha tenido un papel importante en el pasado, quizás el mas rico fue el fermental del siglo XIX donde se fundaron muchas congregaciones que se dedicaron a la educación. Vinieron a cubrir una necesidad de educación. Eso hoy ya ha sido cubierto por la educación, tanto privada como pública. Entonces el sentido actual de la escuela católica es justamente ofrecer la opción católica. Esto quiere decir que deben tener un proyecto pastoral transverzalizado por los valores del evangelio, que los alumnos crezcan como personas en un marco más amplio que el meramente cognitivo. Muchos muchachos hoy tienen como único lugar de evangelización es la escuela, si se cesa en esa labor estamos dejando de lado la identidad. Tenemos que alimentar la libertad de los padres de elegir que tipo de enseñanza quiere para sus hijos, por eso la escuela católica tiene que seguir siendo una oferta posible. Es vital que el Estado subvencione las ofertas, para que lo económico no sea un condicionamiento al momento que los padres deban elegir una propuesta educativa. La calidad es el otro reto. Dependerá del caso particular para hacer hincapié en calidad o en identidad, pero ambos deben estar. Educar con calidad hoy significa entrar en un proceso de mejora de calidad. De la misma forma en que una empresa debe mejorar la calidad del producto que fabrica, previo análisis de las materias primas que emplea, su venta, su distribución, su publicidad, la satisfacción del cliente, etc. la escuela también tiene que estar en permanente análisis. Debe revisar qué se está enseñando y con qué métodos, con que didáctica, qué resultados se obtienen. Lo que no podemos es aplicar estrictamente el modelo empresarial ya que, por lo general, el mercado no pide muchas de las cosas que da una escuela católica, pero igual se tiene que seguir ofreciendo. Lo que se debe hacer es que el proceso educativo en sí, sea de calidad y permita los mejores resultados. Eso exige tener un proceso de mejora. Hay que analizar, evaluar, diagnosticar, cambiar, aprovechar lo que va bien, etc. DESTACADO: Retos de hoy: Identidad y Calidad ¿Desde la OIEC se está trabajando en algún modelo de calidad en particular? Estamos viendo muy cerca el modelo aplicado por la Confederación de Escuelas particulares de México. Es un proyecto muy serio, que ha llevado un buen tiempo hacerlo y en el que han participado dos universidades mejicanas y dos de Estados Unidos. Es un sistema de acreditación de calidad que contempla, entre otros, algunos típicos de la escuela católica, como por ejemplo el carisma. Cómo se hace, cómo se hace conocer, cómo se vierte en la currícula, etc., y se analiza un capitulo entero sobre cómo la escuela trabaja en pastoral. Este modelo de México ya ha acreditado 200 escuelas y otras 500 están en proceso de acreditación y dura algo más de dos años. El candidato realiza una memoria de trabajo que luego es certificada por una visita externa y que puede terminar con la acreditación de la escuela si se cumplen los requisitos o si en el proceso se hacen los cambios necesarios. Ya se está por implantar en Ecuador, Bolivia, Panamá, Costa Rica y El Salvador. Se está en conversaciones para implantarlo en Chile y probablemente en Uruguay. ¿Cree que los directores y directivos de los centros educativos católicos están sensibilizados con respecto a lo que significa educación de calidad? En algunos países se ha entrado en un proceso de certificación de calidad porque el gobierno así lo exige, salvo México que fue por motus propio. De todos modos se está avanzando en eso. Por otra parte, en general, los educadores de América necesitan mucha formación. No tanto la inicial, sino más bien la continua. He visto que muchos equipos directivos tienen muy buena voluntad, pero les falta un poco de profesionalidad. Contra eso veo que hay un afán de superación enorme en todos. Eso hay que aprovecharlo. “La educación integral de la persona queda muy coja si no se ofrece la dimensión trascendente” ¿Cómo puede trabajar su propuesta pastoral un colegio católico con aquellas familias que no lo eligen por lo religioso sino por otros factores? La escuela católica es pública, esto quiere decir que es totalmente abierta para cualquiera que quiera entrar. En Medio Oriente o en Asia la realidad de la escuela católica es que el 90% de sus alumnos no son cristianos. Nuestra propuesta no puede estar pensada en función de quienes vienen, sino que los que vienen deben aceptar nuestro proyecto, o deberían hacerlo. En algunos ambientes esto puede estar condicionado por ciertas normas, como por ejemplo en Medio Oriente no se pueden dictar catequesis al no poder nombrarse ni evangelio, ni cristiano, ni Jesús. Entonces hay que hablar de valores típicamente cristianos como amor, caridad, solidaridad y justicia en un clima de encuentro. La educación integral de la persona se queda muy coja si no se ofrece la dimensión trascendente, espiritual. Cuando la educación atiende también ese aspecto del individuo estamos formando hombres y mujeres mejores. Nosotros podremos no hacer mejores profesionales o deportistas, pero si hacemos mejores personas. ¿Varía en algo una institución educativa católica cuando la dirige un religioso o un laico? No debería. Lo que a veces pasa es que cuando se produce el pasaje de religiosos a laicos se debe tener especial cuidado en mantener el carisma de la institución o de la congregación. Así como el o la religioso o la religiosa lo aprendió en su momento, el laico debe preocuparse en hacerlo como parte de su proceso de formación. En Europa está pasando que se están produciendo pasajes de direcciones de colegios de un equipo de laicos a otro y se está perdiendo el carisma original. OIEC 102 países miembros 20 congregaciones religiosas como miembros asociados Alrededor de 210.000 escuelas distribuidas uniformemente Cerca de 45 millones de alumnos Un Consejo formado por 27 personas