EL IMPACTO MUNDIAL DE LA OFENSIVA IDEOLÓGICA DE CÁRTER Gustavo Lagos La gran estrategia de Cárter parte de la base de que "la humanidad se encuentra en la transición entre dos épocas", en una etapa de la historia en la cual los Estados Unidos tienen otra vez que emprender un proceso creador de construir un nuevo sistema mundial. Este sistema ha de tener en cuenta el efecto acumulativo de todos los cambios ocurridos en los últimos 15 ó 20 años. Esta gran visión ya se refleja en los discursos de Cárter como candidato presidencial. En efecto, desde entonces, junio del 76, Cárter señala la gran meta de "un orden mundial justo y estable". "No pretendo poseer todas las respuestas, afirma, lo que sf poseo es un intenso sentimiento de que este país está a la deriva y que necesita un nuevo liderazgo y una nueva dirección... Ha llegada la hora de un nuevo esfuerzo arquitectónico, con la iniciativa creadora de nuestra nación, con la creciente cooperación entre las democracias industriales como piedra angular, y la paz y la justicia como metas constantes". Un año después, julio del 77, completando y explicitando su pensamiento, agrega: ".. .he comprendido que ya era tiempo de que nuestro país tomara la bandera de una causa pura y ho nesta, justa y digna, alrededor de la cual todos nuestros conciudadanos pudieran unirse". Esta es la causa de los derechos humanos. Señalando la inspiración que lo guía. Cárter dirá: "No buscamos el imperio de los poderosos sino la comunidad de los libres". ¿Es la política de Cárter improvisada o programada? ¿Parte de la "presunción ingenua" de que la política internacional puede responder a imperativos éticos y el optimismo que la anima no está destinado a estrellarse contra las duras realidades de la "política del poder"? ¿Hasta qué punto esta ofensiva ideológica no es una cobertura retórica que oculta otros intereses que se tratan de pasar de "contrabando", utilizando un doble standard etico, una moral selectiva? ¿Hasta qué punto no está la nueva política al servicio de los intereses económicos de las Corporaciones Transnacionales? ¿Política improvisada o p r o g r a m a d a ? La política exterior de la nueva administración Cárter ha sido preparada y coordinada desde hace largo tiempo. En efecto, ella se ha gestado a través de los trabajos de la Comisión Trilateral, "una inyección americana", entidad formada en 1973, presidida por Brzezinski, en ese entonces Director del Instituto de Estudios de Asuntos Comunistas de la Universidad de Columbia, y formada por personalidades de todo orden, de Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, entre las cuales se contaron, desde el primer momento, tanto Cárter como Móndale. El propósito de esta Comisión fue y continúa siendo, estrechar los lazos entre las democracias industrializadas a fin de hacer frente a los nuevos desafíos surgidos de la crisis del sistema internacional de la post-guerra. Los "trilateralistas" tienen un enfoque común respecto a i res problemas principales: 1) la unidad del triángulo WashingtonTokio-CHE es de capital importancia, superior a la del triángulo Washington-Moscú-Pekín; 2) !a cooperación con el Tercer Mundo es crucial, sobre todo después de la alianza OPEP-Tercer Mundo en eí diálogo Norte-Sur, y debo reemplazar la especie de confrontación que caracterizó al período de Kissinger; 3) la expansión económica de Estados Unidos, Japón y la CEE es esencial para estimular la recuperación económica en escala mundial. La función histórica de la política de los derechos humanos La política de defensa de los derechos humanos, lejos de ser ingenua, está cumpliendo múlüples objetivos históricos: 1) permile, en lo interno, rcvitalizar el sistema político do Estados Unidos al retomar a las fuentes inspiradoras do los Padres Fundadores de la nación, profundamente enraizada1; en la ética cristiana, de la cual derivó la proclamación de los derechos humanos; 2) permite proyectar a la política exierior un núcleo de valores inspiradores que dan un nuevo sentido al poder e influencia internacionales de los Estados Unidos, ya que estos valores son compartidos por todas las democracias del mundo y aceptados formalmente por todos los países en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la N.U.; 3) proporciona al triángulo Washington-Tokio-CEE tina ideología común, fundamento de su propio sistema político; 4) incorpora a los demás países democráticos, no miembros de dicho triángulo, a una gran causa que tus une a los países mas poderosos del mundo, a los "trilaterates", creando asi una especie da Internacional de la Democracia, que se apoya mutuamente en sus ideales polfticos, en un momento histórico en que el "Internacionalismo proletario" del mundo comunista se encuentra en pleno proceso de desintegración; 5) permite a las democracias, con EE. UU. a la cabeza, pasar a la ofensiva en el plano ideológico, y, con la bandera de los derechos humanos, introducir un factor potencialmente revolucionario en el mundo comunista al fortalecer la posición de los disidentes. Los papeles de la lucha ideológica se han invenido. El comunismo soviético es, según el actual Director de la CÍA, "una ideología agónica". Con esta nueva política, los Estados Unidos "lavan" sus anteriores culpas y aparecen como portadores de un nuevo destino manifiesto: el del hombre y el ciudadano; 6) esta nueva visión ideológica infunde a EE. UU. una "nueva energía", y "nuevas ideas entre los encargados de conducir las reía- 470 ciones exteriores"; un 62% de los norteamericanos apoya la política de su nuevo líder, una "era de optimismo" parece inaugurarse en Washington. El gigante herido en Watergatc, Victnam, en el affaire de la CÍA, parece recuperarse mostrando una pujanza inesperada. Veamos, ahora, cómo se proyecta esta ofensiva ideológica en la realidad del sistema internacional. La polémica suscitada en torno al "humanismo planetario" de Cárter está demostrando que se trata de un enfoque completamente original, que ha transformado la rigidez del antiguo cuadro, donde "amigos" y "enemigos" estaban perfectamente clasificados, en un panorama Fluido, que alLera totalmente "las reglas tradicionales del juego", provocando "dudas", "certidumbres", "esperanzas" o "desalientos" tanto en unos como en otros. Este cambio brusco, operado en el corto espacio de unos pocos meses, en la política internacional de EE. UU, se debe a un plan deliberado y ha logrado un primer efecto de desconcierto con las consisiguientes ventajas estratégicas y tácticas. Medio Oriente: más allá de la diplomacia incrementalista de avanzar "paso a paso" El plan deliberado contempla en este caso el reemplazo de la política de negociación paso a paso propiciada por Kissinger por la apertura de una conferencia de negociación global en Ginebra, en la cual se aborde el conjunto óc problemas, proclamando la convicción norteamericana de que el único arreglo posible se basa en que la URSS y EE. UU., conjuntamente garanticen el derecho a la seguridad y a la autodeterminación de israelitas y palestinos, creando una presión sobre árabes e israelitas para sentarse a la mesa de negociaciones y convenir un arreglo. Cárter ha declarado públicamente que un aspecto clave de solución es asegurar a los palestinos el derecho a un territorio patrio o a una "entidad" de esta naturaleza, mientras que el otro aspecto clave es la supervivencia y seguridad de Israel. Para esto último, si no se obtiene la garantía conjunta de las dos superpotencias, EE. UU. debería proveer por sí sola tal garantía. El plan, esbozado por Brzezinski y perfeccionado por las recomendaciones de un estudio de la Brookings Institution, se encuentra en aplicación y en él se ha basado la estrategia del Secretario de Estado en su visita a Israel. Cárter, que ha preparado el ambiente en entrevistas sucesivas con todos los líderes del área en conflicto, eslima que "todos los líderes quieren la pa¿"; ha señalado igualmente que en "forma deliberada los puntos de vista norteamericanos se han formulado en términos generales1' y que se ha aceptado en principio la idea de un arreglo global basado en tratados de paz con todas las naciones árabes y con Israel. Los obstáculos para encontrar solución a este problema son considerables, pero el nuevo enfoque constituye, en palabras de Cárter, "la mejor esperanza (de EE. UU.) en muchos años". La política con la URSS y la nueva visión de la detente Resulta evidente que la estrategia de Cárter se basa en el diagnóstico del cslado real de cosas dentro de la URSS, del bloque soviético y del movimiento comunista mundial. En este diagnóstico, el Presidente y su equipo coinciden en una apreciación central, basada en hechos objetivos: no es el Occidente el que está en decadencia, sino el bloque soviético. El comunismo soviético es conservador, burocrático e incapaz de cumplir con las metas que se ha impuesto a sí mismo. Hay innumerables pruebas de ello. Fracaso completo de los planes de Kruschev y de Brezhnev para superar a EE. UU. en poderío industrial; incapacidad de la URSS para realizar algo más que producir armas, v en este campo la fuerza soviética "no equilibra el. potencial bélico que los EE. UU. despliegan en lodo el globo"; incapacidad de cerrar la brecha en la tecnología de precisión, como lo demuestra el intento frustrado de los espías que trataron de robar la tecnología del missil crucero; en el campo económico, "hacemos todo tanto mejor que los soviéticos", dijo Andrew Young, con lo que no Ti izo sino constatar la realidad. Por otra parte, dentro del mundo comunista, la posición de liderazgo de la URSS se ha debilitado considerablemente. A su izquierda se cncuenira cuestionada por China y Albania, y a BU derecha por el euroconuinismo, por Yugoslavia y Rumania y por el movimiento disidente. El Congreso del P. C. en Berlín en 1976, ha rechazado la tentativa rusa de afirmar el "internacionalismo proletario" con Moscú como centro directivo, declarando el derecho de cada P. C. nacional para buscar su propio camino. La experiencia soviética aparece ante los P. C. de Europa como la de un "socialismo anquilosado", ai rapado en las redes de su propio sistema político que le impide responder a las demandas socio-económicas de su eran población. La decisión china de modernizar sus fuerzas armadas y de convertirse en una gran potencia militar hacia 1980 está determinada, entre otras razones, por los riesgos de la "amenaza soviética". Tres hechos adicionales, de naturaleza muy diversa, apuntan igualmente a tres nuevos fac(ores de debilitamiento del régimen soviético. F.l Padre Pedro Arrupe, Superior General de la Compañía de Jesús, declaró, después de una gira por la URSS, que en ella "hay vitalidad espiritual", y que se encuentra confiado en el porvenir de la religión en la Unión Soviética. El segundo factor se refiere al creciente endeudamiento soviético y de sus aliados de Europa Oriental, en los mercados financieros occidentales, y el tercero deriva de un informe de la CÍA, que señala que hacia 1985, la URSS dejará (pasa a la pág. 522)