FEDERICO OZANAM Antonio Federico Ozanam nació en Milán el 23de abril de 1813, profesor universitario, seglar, escritor y apologista. Fue un auténtico profeta de la Iglesia a la que "amó con gran sumisión". Federico realizó sus estudios secundarios en Lyon y su carrera universitaria en París. Durante un periodo de su adolescencia tuvo grande problemas de orden espiritual, pero se confió a la dirección del Abad Noirot, gran filósofo, quien le ayudó a superarlas, él mismo escribe "he prometido a Dios dedicar mi vida al servicio de la verdad que me colma de paz". Su principal modelo fue la viva caridad de su padre, quién como médico asistió gratuitamente a muchos pobres y la bondad y sencillez cristiana de su madre, que se combinó con su servicio generoso a los desvalidos. En tiempos de revolución en la sociedad y en la Iglesia, Ozanam y sus amigos se propusieron tener, además de las conferencias de historia, las conferencias consagradas a la caridad, unir la acción a la palabra y afirmar con las obras la vitalidad de su fe. En 1833 con un grupo de seis amigos fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl. Federico fue miembro del Consejo General de la Sociedad y en 1844 con Cornudet, Vicepresidente General, pero nunca fue Presidente General, salvo, interino, después de los días de la insurrección de junio de 1848. Aprovechará este mandato para recordar las exigencias de la caridad: discreción, delicadeza, humildad, respeto a la dignidad de la persona, exclusión de todo proselitismo y visita a los domicilios de los pobres. Fue testigo de la Caridad en toda su vida personal, familiar, profesional y cívica. Expresó constantemente un deseo ardiente de “abrazar el mundo en una red de caridad”. Por motivos de salud tuvo que abandonar la enseñanza, que ejercía como un apostolado y dedicó sus últimas fuerzas a la investigación científica y a la Sociedad de San Vicente de Paúl. Tras una larga enfermedad murió a los 40 años en Marsella, el 8 de septiembre de 1853 en una actitud de total entrega a Dios. Su corta vida estuvo llena de oración, acción y compromiso cristiano. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en París el 22 de agosto de 1997, durante las Jornadas Mundiales de la Juventud. Hoy siguen vivos sus planteamientos sociales y su testimonio evangélico. Su vida la podemos resumir en tres palabras: Oración, Trabajo y Entrega, principios permanentes en la concepción del cristianismo que Ozanam supo vivir y transmitir. Su obra debe ser ejemplo para todos los vicentinos: un hombre joven que llevó el amor familiar, conyugal y paterno a un verdadero pedestal, cuyos múltiples y diversos compromisos, defendidos siempre con el mismo vigor espiritual fueron puestos al servicio de la fe, la caridad, la Iglesia, el pobre, la ciencia y la democracia, manteniendo siempre la sensibilidad y permaneciendo en constante armonía consigo mismo y con los demás.