madrld i.° de Aflostó de t s e o . Año I I I . srúm. e8. P I R I t o QUINCENAL, DEDICADO AL BELLO SEXO. á tí, que habías nacido destinado para los placeres de una reina 1 Apenas puedes ahora exhalar tus gastados sonidos, mas sí pudieses hablar, revelárnoslos días de tu gloria El clavicordio de ia Reina María Antmieta, por Adolfo cuando Gluck, el inmortal Gluck, protegido de tu augusta Adam.—Doctrina de Salomón (continuación), por D. Jerónimo Moran.—JEÍ Ramillete (continuación), por M,—Un equipo de no-señora, llegó á la corte de su antigua djscipula, tú podrías referirnos los aspavientos de los parásitos cortesanos de via (continuación), traducción de la Señorita DoBa Elvira CorVersalles, al ver que su joven reina honraba más que á ellos nelias.—Pensando en íí, por A, G, V. Q.—Costumbres orientaá un simple músico. ¿Recuerdas por ventura la primera enles.—Miscelánea.—Charada-^ Jeroglifico, — Pliego de dibujos, trevista del gran maestro con la reina? por Hagistris. . . . . En cuanto fué anunciado el caballero Gluck, aquella se adelanta hacía el artista, esclamando: —\ Ah 1 ¿sois vos, sois verdaderamente vos, mi querido EL C L A V I C O R D I O ; maestro?" DE LA REINA HARÍA ANTOMIETA. Y el buen alemán, sonriente y reconociendo apenas á la díscípula que había dejado aun niña, —¡Ohl señora, respondió con su acento tudesco, cuánto (Recuerdos de un músico.) ha- engruesado vuestra majestad desde que no la he visto. Ante semejante franqueza germánica , la gravedad de Fué un hermoso y noble instrumento aquel soberbio los cortesanos no fué posible sostenerse; la etiqueta fué clavicordio, que pasaba desde el taller de construcción á la olvidada un momento y se atrevieron á reír: la reina partimorada regia, para la cual habla sido fabricado. ¡Cuan bien resonaba en su niagníflca envoltura de laca y orol i Qué cipa de la alegría general; mas bien pronto viendo la confusión del pobre compositor, que no creyendo'haber dicho orgulloso {^ecia de ;iá rica, ornamentación de sus bellas alguna tontería, buscaba la causa de dónde pudiera nacer pinturas! No es que no hubiera ya por entonces pianos en París; aquella estraña hilaridad, —Señores, dijo con la gracia encantadora que poseía en pero estos instrumentos, ciasi en su infancia por aquella alto grado; debéis hallaros llenos de satisfacción por hacer época, pertenecían en su mayor parte á los artistas de profesión, no siendo para los aficionados más que un objeto, conocimiento con uno de mis compatriotas de quien más se honra con justicia la Alemania. Habla bastante mal el franno de lujo, sino de curipsídad. El'clavicordio, aprovecés , es cierto , pero en cambio posee un lenguaje mucho chándose de los tiltimos días de su gloria, parecía mirar con desden al humilde rival que reducido todavía á su es- mas elocuente, que se comprende en todos los países. Vamos , pues, mí buen maestro , añadió conduciendo á éste tructura mezquina y cuadrada, debía, no tardando mucho, donde se hallaba el clavicordio, hacednos oír algún recuerdestronarle por completo. Del que hablamos , era un Glavicordio que se había he- do de Víena. Gluck comprendió instantáneamente, que había allí una cho para Madanaa la Delflna: era ésta alemana, poseía con revancha que tomar: animáronse sus ojos con la llama del perfección la música, y'la proporcionaron el instrumento genio; extiende su mirada sobre la falange de cortesanos y más acabado que pudo fabricarse. ¡Pobre clavicordio I toen seguida deja correr sus dedos sobre el instrumento. davía existes , pero no ya en la mansión de un rey ; si de vez en cuando haces resonar tus voces agrias y chilloEncontrósefor de pronto en aquellos acordes algo de nas, que parecían tan llenas y hermosas durante tu juvenvago é incomprensible ; siendo, difícil á los oyentes darse tud, es la mano temblorosa de un anciano la que te anima: cuenta de aquellas notas contrapuestas entre las cuales se SUMARIO.,