Viernes: UN MESÍAS QUE CONOCE Y VIVE NUESTRA HISTORIA “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo (Mateo 1, 1-17). La genealogía que acabamos de leer ubica la identidad de Jesús, en cuanto Mesías, en medio de su pueblo. Como quien dice: Jesús no vino al mundo como un “aerolito” caído del cielo, sino más bien insertándose dentro de la historia humana, que es una historia de familias. El Evangelio de hoy nos remite hasta los orígenes de Jesús dentro de la historia. Partamos de esta base: en oriente ―como sucede también todavía hoy en los pueblos africanos -- una persona que no conoce su árbol familiar (genealogía) es una persona perdida en el mundo. La familia y la tribu a la que se pertenece es una referencia importante para construir la propia identidad. Al leer muy despacio la genealogía vamos descubriendo que está hecha de muchas generaciones, de personas concretas con destinos concretos, de conexiones y de sucesos algunas veces irregulares, pero así es toda historia humana. Jesús nace en medio de una historia de familias, donde no siempre fueron los primogénitos su descendencia, dónde mujeres de no muy buena reputación fueron sus ancestros, hombres que pecaron, personas paganas…etc. Nuestra vida también tiene una historia, nuestras familias y nuestros pueblos tienen sus propias historias. Hoy aprendemos que Dios realiza sus promesas en Jesús. Lo que comenzó con Abraham, Dios lo ha llevado a término con Jesús. Jesús está profundamente enraizado en la historia de Dios con su pueblo porque proviene de él en la carne. Precisamente en esa carnalidad están asumidos y redimidos los pecados de esta historia. Las búsquedas más legítimas del pueblo que progresivamente fue comprendiendo el plan de Dios. ¡Él es su fin y su cumplimiento! Sábado: DESCUBRIR LA NOVEDAD DEL MESÍAS. UN NUEVO COMIENZO POR LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO “Lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 18-24). Si leemos despacio el pasaje de hoy, y vamos metiendo nuestra mente y corazón, preguntémosle a Jesús ¿cómo fue tu nacimiento? Y estando en confianza comencemos a compartir con Él cómo ha sido el nuestro, cómo ha sido el de cada uno de uno de nuestro hijos. Esto nos es una práctica psicológica, es un compartir profundo. Cómo Dios, al encarnarse al actuar en nuestras vidas en nuestras historias, hay una obra muy grande, y es el de la Salvación. El nombre: “Jesús” (en hebreo Jeshua o Jehoshua, que traduce “Dios es salvación”). En la Biblia, dar un nombre significa dar una nueva vida que se realiza en una misión. En el pasaje que estamos leyendo es Dios quien decide cuál será el nombre del niño, es decir le está dando a Jesús una misión. La misión: “Él salvará a su pueblo de sus pecados”. La frase nos recuerda el Salmo 130,8 donde dice: “Y Él redimirá a Israel de todas sus culpas”. Él es el salvador del hombre, quien recupera a las personas perdidas en su lejanía de Dios para traerlas de nuevo a la comunión plena con Él. Jesús es el verdadero Mesías que toma sobre sus hombros a su pueblo y lo conduce a la plenitud de vida. Es para eso viene Jesús vino al mundo. La misión de Jesús desciende hasta las raíces de la vida humana dándole un vuelco profundo a nuestra manera de vivir. En Jesús se revela el rostro misericordioso de Dios, que nos ayuda y nos salva, y también su proyecto amoroso para nosotros los hombres. Dios no nos abandona. En la base de la obra de Dios en el mundo está Jesús, a quién Él le dio la existencia, el nombre y la misión. Jesús es el regalo, el don auténtico de Dios a su pueblo, para que no sufra más. Pautas de Oración Descubrir la novedad del Mesías. ¿Quién eres tú Jesús? ¿Quién eres tú Juan? Mateo 11, 2-11 Fraternidad Católica Misionera Verbum Dei Medrano No. 917 Tel. 36 17 86 63 12/12/2010 Pagina Web: www.fmverbumdei.com/mx Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Mateo 11, 2-11). La celebración del día de hoy, se une a nuestra gran fiesta: “la fiesta de nuestra Mamá la Virgen de Guadalupe.”Señor, gracias por tu Palabra que me invita a tener los ojos abiertos y los oídos atentos para reconocerte en todo lo que me sucede. Ayúdame, Señor, para que con mi vida yo pueda decirles a mis amigos quién eres tú, no tanto por lo que sé, sino porque te he experimentado vivo y presente en mi camino. Amén. Juan Bautista está en la cárcel. Hasta allí le llegan noticias sobre Jesús (11,2b), pero resulta que las informaciones recibidas a primera vista no coinciden con el tipo de Mesías qué el esperaba. Para sorpresa de Juan, el ministerio de Jesús venía soportando continuas contradicciones por parte de la clase dirigente; él estaba en la cárcel y, como iban las cosas, Jesús también está a punto de estarlo. A Jesús se le veía muy humilde, mientras que a los poderosos se les veía como siempre, todavía en sus puestos haciendo fechorías. Por eso no es extraño que en el Bautista se suscite cierta crisis, casi a las puertas de “escandalizarse” de Jesús. En muchos tiempos, en muchos momentos esto mismo nos va sucediendo, no coincide la imagen que tenemos de Jesús, de la fe con lo que vamos viviendo. Es Navidad y muchos se tienen que quedar sin trabajo, sin escuela… aún las instituciones de beneficencia se ve con dificultades para ayudar. La pregunta brota en nuestro corazón: « ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?». Por toda respuesta Jesús nos invita a ver sus obras, a ver su vida… es la misma actitud de nuestra Madre con nuestro pueblo indígena y español, no se puede ver a Dios si no somos uno, si nuestras obras no son como las de El, en medio de la pobreza, y la pequeñez. Lunes: EL MESÍAS, COMO ESTRELLA QUE ILUMINA NUESTRO CAMINO “En el pueblo de Jacob brilla una estrella, un jefe empuña el cetro de Israel” (Num 24,27. 15-17). Se cuenta en el libro de los Números que cuando el pueblo de Israel, liderado por Moisés, ya estaba a punto de llegar a la tierra prometida, tuvo que acampar. El entonces rey de esta región, llamado Balak, quien tenía conocimiento del último combate y de la victoria de los israelitas sobre los amorreos, decidió preventivamente contratar a un profeta, con el fin de que hiciera uso de sus artes mágicas en contra del pueblo de Israel. El profeta Balaám intenta cumplir su contrato, pero en cada ocasión Dios invierte las cosas: en lugar de maldecir, lo que hace Balaam – inspirado por Yahvé- es enviarle grandes bendiciones a Israel. Y es predecir que surgirá en Israel una gran estrella que les guiará. En el Evangelio de hoy, en Mateo 21,23-27, las máximas autoridades judías se interponen en el camino de Jesús para cuestionar hipócritamente su autoridad. Pero Jesús revierte el ataque a Él, en un serio cuestionamiento a la actitud religiosa de éstos, que no tomaron en serio a Juan Bautista, de ahí que tengan desacreditada su autoridad. La figura de Juan Bautista aparece en primer plano en la pregunta de Jesús: “El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?” (v.25). La bella historia del profeta Balaam, cuyo ministerio oscila entre los intereses “de los hombres” y los del “cielo”, sirve de telón de fondo al ministerio del conocimiento de Jesús como Mesías. La salvación que el nos otorga es segura, no tenemos porque tener miedo o creer y buscar en la suerte, en las cartas, en los horóscopos… ¿qué esperamos verdaderamente de Dios? ¿Que nos quite las dificultades, las tormentas que azotan nuestras vidas? En nuestras vidas brilla una estrella diferente, un Dios que actúa, que vive que se compromete, ¿lo reconocemos? Martes: UNA GRAN TRANSFORMACIÓN EN EL MUNDO A PARTIR DE LOS HUMILDES “Yo dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, y en el nombre de Yahveh se cobijará” (Sof 3,1-2.9-13). Mientras mucha gente está agitada estos días por las fiestas, a nosotros el Señor nos invita a examinar amorosamente, por los caminos de la Palabra, los motivos de la fiesta. Jesús se hace hombre, es el Emmanuel, el Dios con nosotros y por eso, nuestro corazón no puede estar de cualquier manera. El profeta Sofonías nos invita a saborear y descubrir cómo El, se da a nuestras vidas desde lo que somos partiendo que en muchos momentos no somos perfectos y aún metemos la pata hasta fondo. El profeta nos muestra en este día el por qué profundo de Dios para encarnarse de una manera tan sencilla: “un niño pobre”. El ¡Ay! inicial de esta profecía tiene el sabor de una lamentación. El dolor interno es profundo. Están a punto de asomarse las lágrimas de Dios en los ojos del profeta que contempla la ruina de la ciudad. ¿Qué contempla? Un pueblo: “Rebelde”: Como una persona inmadura que se mueve al vaivén de los impulsos; “Manchada”, “Opresora”: predominan los intereses de los que detentan el poder y la fraternidad se trueca en dominación de unos sobre otros. “No ha escuchado... no ha aceptado”: Se trata del “no” a la Palabra de Dios, no hay apertura ni docilidad. “No ha puesto su confianza... no se ha acercado”. Se trata del “no” a la Persona de Dios, se establece con él una distancia para no involucrarlo en la propia vida. Cuando vemos las noticias y encontramos tanta violencia e inseguridad en nuestro pueblo… tiene una razón, la lejanía. Hemos dejado que otros nos dicten en qué hemos de creer… Necesitamos despertar retomar nuestra fe, descubrir que El nos sigue salvando y saca de nuestras dificultades y pobrezas humildad. Humildad que salva y restaura (ver Mt 21,28-32), esto es lo único que puede renovar nuestro mundo, ese amor humilde que cree en ti. Miércoles: UN MESÍAS CON CREDIBILIDAD. “Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído” (Lc 7, 18b-23). Una persona que se presenta en primera persona y da cuenta de sus obras es una persona creíble. De esa manera se presenta Dios cuando se presenta como “creador” para garantizarnos el cumplimiento de sus promesas: “Yo soy Yahvé, no hay ningún otro; yo modelo la luz y creo la tiniebla… yo soy Yahvé, el que hago todo esto” (Isaías 45,7). Esto fundamenta la invitación: “Vuélvete a mí y serás salvado” (45,22). En términos similares se presenta Jesús cuando es interrogado por los discípulos de Juan Bautista. La lista de las hazañas de Jesús termina con el hecho de que “se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (7,22) “¡Y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!”. Jesús se presenta ante nosotros, habla perfectamente de quién es El, quiere hablar con nosotros de que no es un Mesías que compra nuestra libertad por medio de milagros… Él nos ama, Él cuida de nosotros. Él comprende perfectamente que hay muchos momentos en que nuestro corazón sufre, sufre porque la relación en la familia se vuelve en muchos momentos funcional, se te quiere o quieres a los otros por lo que te dan o por lo que les ofreces… porque trabajas con ellos, etc. También a Él lo buscaban así… y lo seguimos buscando, y sin embargo El sigue insistiendo, no va por ahí, educa tu corazón, fórmale… Aprende a orientar tus sentimientos para que, puedas amar verdaderamente y puedas descubrir la alegría tan grande que es darse gratuitamente sin esperar nada a cambio. ¡Sí Él nos mira, y nos pide que nos decepcionemos de Él! Si te decepcionas es porque esperas paga, es porque aún no le conocemos… Él nos habla de la credibilidad en su persona, Él no nos decepciona, Él puedo enseñarnos a luchar a despertar a la esperanza. ¡Hoy es un día de ejercitar nuestra confianza y fe en su Persona! Jueves: UNA PAREJA ESTÉRIL EXPERIMENTA LA MISERICORDIA DE DIOS “No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento” (Lc 1, 5-25). Dios actúa dentro de la realidad concreta de una pareja que tiene todos los títulos para ser considerada “santa” (ver 1,6) pero que ve empañada la felicidad de su hogar por una desgracia: no pueden tener hijos, ante todo por causa de la esterilidad pero también ahora por la vejez (ver 1,7). El tiempo de adviento es un tiempo de poder descubrir las actitudes de una familia que sabe esperar las promesas del Señor. Aprendamos de Zacarías y de Isabel estas tres actitudes: Confiar en el Señor (1,12-13): Es el Ángel el que le dice “no temas”, invitándolo así a dejar a un lado el miedo y la confusión que se siente cuando no se ve claro el futuro, para confiar y tener seguridad sólo en Dios. La espera debe estar sostenida por la confianza en Dios. Orar al Señor (1,8-10.13): Por la oración en el Templo, Zacarías y el pueblo le recuerdan a Dios su pacto y su fidelidad, su compromiso para intervenir por su pueblo. Zacarías como sacerdote unió a esta oración las expectativas concretas de este pueblo y también sus propias necesidades. Dios lo escuchó: “Tu petición ha sido escuchada” (v.13). También en la oración Isabel toma conciencia de la manera como Dios ha respondido a la oración (ver 1,25). Creer en el Señor. El Ángel le dice a Zacarías: “mis palabras... se cumplirán a su tiempo”, y le da un signo: “no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas” (1,20). La actitud de Zacarías, que le merece el reproche, es exactamente contraria a la de María (1,45). Hay que creer en la eficacia de la Palabra de Dios. Y qué es capaz de llevarnos a experimentar su misericordia, su amor y su paciencia con nuestra vida.