LA GAVIOTA – Antón Chéjov SEGUNDO ACTO

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LA GAVIOTA – Antón Chéjov
SEGUNDO ACTO
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TREPLEV. Todo empezó la noche en que tan estúpidamente se hundió mi obra. Las
mujeres no perdonan un fracaso. Lo he quemado todo, hasta la última cuartilla. ¡si
supiera lo desdichado que soy! El desvío de usted es espantoso, inconcebible; es como
si me despertara y viese que este lago se ha secado de pronto, o se lo ha tragado la
tierra. Acaba usted de decir que es demasiado simple para entenderme. ¡Si no hay
nada que entender! Mi obra no ha gustado, usted desdeña mi inspiración y ya me
considera insignificante y banal como hay tantos… (Pega una patada en el suelo.) ¡Qué
bien lo entiendo, sí! Es como si tuviera un clavo en el cerebro que, ¡malditos sean él y
mi amor propio!, me chupa la sangre igual que una serpiente… (Al ver a TRIGORIN, que
entra con una libreta en la mano.) Ahí viene un auténtico talento. Camina lo mismo
que Hamlet y también trae un libro. (En son de burla.) “Palabras, palabras, palabras…”
Este astro no ha llegado todavía hasta aquí, y usted ya le sonríe, su mirada se funde
bajo sus rayos. No quiero estorbar. (Mutis rápido.)
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