CONTROVERSIAS EN EL MANEJO DEL ABORTO DE REPETICIÓN: EVIDENCAS A PARTIR DE LA PRÁCTICA CLÍNICA Sánchez Ruiz, R., Mozas Moreno, J.; Fontes Jiménez, J.; Romero Guadix, B. En los últimos años ha surgido en el campo de la medicina reproductiva un importante debate acerca de qué casos pueden ser considerados realmente como aborto de repetición (AR) y cuál debe ser el mejor momento para iniciar la búsqueda del diagnóstico en estas pacientes. Dado que muchas mujeres tendrán alguna vez un aborto y, que más de la mitad de las pacientes, incluso después de tres abortos consecutivos, pueden tener un embarazo exitoso sin ningún tratamiento 1; parecería que no fuese necesario ningún manejo especial en estos casos. Sin embargo, en un ambiente de especial ansiedad de los padres, junto con la incertidumbre en el diagnóstico y el manejo, es importante un buen apoyo emocional y consejo profesional con respecto a probables riesgos futuros. La pérdida precoz del embarazo es la complicación más frecuente de la gestación; y se estima que podría ocurrir hasta en el 75% de las gestaciones, siempre que se considere que la mayoría de estas pérdidas no van a ser diagnosticadas, puesto que ocurren antes o durante el siguiente periodo menstrual. De este modo, se calcula que la incidencia de aborto diagnosticado en la población general se sitúa en torno al 10-15% 2 y que, aproximadamente el 80 al 90% de las mujeres con un solo aborto espontáneo tendrán un embarazo normal en su siguiente gestación. Tras dos abortos, las parejas normalmente quieren saber el riesgo de tener una nueva pérdida y cómo pueden evitarla. En la mayoría de los casos no se encuentra una causa 3 y la eficacia de la mayoría de los tratamientos empíricos es cuestionable, por lo que siempre va a ser necesario que el profesional ofrezca apoyo emocional y consejo acerca de futuros embarazos. Se repasan las evidencias sobre los principales puntos de conflicto en el diagnóstico y manejo del AR, a partir de la práctica clínica. DEFINICIÓN DE ABORTO DE REPETICIÓN. INICIO DEL ESTUDIO. Caso nº 1: Paciente de 37 años que consulta por aborto de repetición (FO: 75222). No presenta antecedentes familiares ni personales de interés. Como antecedentes obstétricos destacan dos gestaciones a término con su pareja anterior. Con la pareja actual se han producido 5 abortos: dos abortos espontáneos en el primer trimestre, un aborto bioquímico, un aborto retenido en semana 8 con legrado obstétrico y un aborto en semana 18 de gestación. Se realiza exploración general normal, salvo obesidad (IMC: 32), y exploración ginecológica básica que resultó normal. Analítica general y serologías negativas. Se solicitan cariotipos a ambos miembros de la pareja, siendo también normales (46XX / 46 XY). En el estudio de coagulación especial se identifica que la paciente es portadora heterocigota para la mutación del gen del factor XII, así como para el de la MTHFR. Se pauta tratamiento con heparina de bajo peso molecular en caso de producirse nueva gestación. Resumen de la evidencia: El aborto se define, de acuerdo con la OMS 4, como “la interrupción espontánea del embarazo antes de la semana 22 de gestación, que acaba con la muerte y expulsión de un feto de ≤ 500 g de peso”. Mientras que el concepto de aborto establecido por la OMS es aceptado de modo universal, no existe consenso en la literatura acerca de lo que debe catalogarse como aborto de repetición (AR); y, menos aún, acerca de cuándo hay que iniciar el estudio diagnóstico del problema. En el momento actual, el AR se define como la pérdida espontánea de dos o más gestaciones del primer trimestre 5. El embarazo queda definido siempre y cuando pueda ser documentado por ecografía o examen histopatológico. De esta forma, el aborto bioquímico no se menciona en la mayor parte de los protocolos consultados sobre AR; y es un término que va asociado al concepto de fracaso implantatorio. Así mismo, la gestación ectópica o molar no se incluyen tampoco en esta definición. No existe una clasificación específica para mujeres que presentan abortos espontáneos con embarazos normales entre ellos; por lo que el hecho de que la pareja que consulta haya tenido algún recién nacido vivo entre o antes de los abortos no debe influir para la realización del estudio, ya que esta circunstancia no parece mejorar el pronóstico 6. Aún hoy en día existe cierta controversia sobre el número de abortos mínimo para iniciar el estudio por AR. A pesar de que algunos autores defienden el inicio del estudio cuando se han producido tres abortos 2, 6 existen razones que hacen aconsejable que el estudio diagnóstico se inicie ya a partir de dos abortos 5, 7, 8 . Entre estas destacarían que las posibilidades de un nuevo aborto tras dos abortos previos son de un 25%, mucho mayores que las esperadas por azar (0,3%); el número de abortos previos (junto con la edad materna) constituye el factor predictivo más importante de un nuevo aborto; el riesgo de abortar aumenta de forma progresiva con el número de gestaciones previas perdidas y; sobre todo, que el esperar a iniciar las exploraciones hasta el tercer aborto no aumenta las posibilidades de detectar una causa responsable del problema. En todo caso, es esencial tener en cuenta las connotaciones particulares de cada pareja (edad de la mujer, historia obstétrica, factores psicoemocionales...) para consensuar el momento óptimo de inicio de las exploraciones. ETIOLOGÍA DEL ABORTO DE REPETICIÓN. Caso nº 2: Paciente de 32 años que consulta por aborto de repetición (FO: 22000). Como antecedentes familiares de interés refiere tío materno portador heterocigoto de la mutación del gen G203210 de la protrombina; tía materna fallecida a los 47 años por trombosis (en la que no se realizó estudio de trombofilias hereditarias); y madre portadora heterocigota de la mutación G20210A del gen de la protrombina, portadora heterocigota de la mutación C46Y del gen del factor XII y portadora homocigota de la mutación del gen de la MTHFR. Su madre nunca ha presentado clínica trombótica ni hemorrágica, y ha tenido cuatro partos sin incidencias trombóticas y sin sufrir ningún aborto. Como antecedentes personales no presenta patología de interés. Refiere una gestación gemelar espontánea hace un año con diagnóstico de aborto retenido (CRL 22 mm) en semana 8 de gestación con legrado obstétrico. Nueva gestación espontánea hace 3 meses, produciéndose un aborto espontáneo en semana 6 (en ecografía: saco gestacional de 4,8 mm). Las exploraciones general y ginecológica básicas son normales. Se solicita estudio de coagulación especial, con resultado de: portadora heterocigota de la mutación del gen de la protrombina y portadora homocigota de la mutación del gen de la MTHFR, con niveles de homocisteína normales. Se pauta tratamiento con heparina de bajo peso molecular ante nueva gestación. Resumen de la evidencia: La incidencia de aborto en la población general se sitúa en torno al 15% 8 ; mientras que la incidencia de AR oscila entre el 1 y el 5%, en función de que la definición elegida corresponda a tres o a dos abortos respectivamente; estimándose un riesgo teórico de presentar tres abortos del 0,4 al 1% 8. Han sido descritas múltiples etiologías del aborto de repetición aunque, hasta en la mitad de los casos, tras un estudio detallado, no consigue identificarse ninguna causa que justifique las pérdidas gestacionales recurrentes; considerando estos casos finalmente como idiopáticos. En todo caso, hasta en el 70 – 75% de los casos de AR idiopáticos se alcanza una gestación a término posterior. Entre las principales causas identificables de AR cabrían destacar los factores genéticos (cromosomopatías), anatómicos (anomalías uterinas congénitas y adquiridas, insuficiencia cervical, miomas uterinos...), endocrinos (defectos luteínicos, diabetes mellitus, alteraciones funcionales del tiroides...), infecciosos (grupo TORCH, lúes, vaginosis bacteriana) y trombofilias (hereditarias o adquiridas). Los estados protrombóticos pueden ser congénitos o adquiridos. La forma más frecuente de trombofilia adquirida es el síndrome antifosfolípido (SAF). Este síndrome fue descrito hace ya más de una década, y obliga a la determinación de anticoagulante lúpico (AL) y de anticuerpos anticardiolipina (aCL) circulantes en pacientes que presenten AR (tres pérdidas gestacionales precoces). También deben solicitarse ante otras condiciones clínicas, como son una o más muertes fetales en semana de gestación > 10 con feto morfológicamente normal o; uno o más partos prematuros (< 34 semana de gestación) que asocien preeclampsia grave o insuficiencia placentaria. De esta forma, existe consenso general en que la determinación de anticuerpos antifosfolípidos constituye un requisito indispensable en el estudio diagnóstico de la paciente con AR. Por otra parte, de manera reciente, se ha alcanzado cierto grado de acuerdo internacional los anticuerpos anti-glicoproteina-β2 9 debería en que la determinación de constituir parte de la investigación de los AAF y representar un criterio de laboratorio adicional para el diagnóstico de SAF al igual que el AL o los aCL. El número de trombofilias hereditarias que se van describiendo como potencialmente relacionadas con complicaciones del embarazo ha ido en aumento en estos últimos años. Incluyen, principalmente: las mutaciones del gen del factor V de Leiden, mutación G20210A del gen de la protrombina y la variante termolábil de la metilen-tetrahidrofolato-reductasa (la causa más frecuente de hiperhomocisteinemia). Otras trombofilias menos frecuentes se asocian al déficit de antitrombina, proteína C o de proteína S. Existe un creciente interés actual acerca del posible papel de las trombofilias hereditarias en la patología del embarazo. Sin embargo, los resultados son discrepantes debido, en gran parte, a la importante heterogeneidad entre los estudios y, lo cierto, es que existen escasos datos prospectivos y referidos al AR del primer trimestre. Por ello, no existe aún evidencia suficiente para recomendar el estudio rutinario de trombofilias congénitas en las pacientes con AR, si bien las mutaciones especialmente del factor V Leiden o del gen G20210A de la protrombina se han descrito asociadas al AR 2, 7 Sin embargo, el ser portadora de una mutación trombofílica no excluye la posibilidad de una gestación normal a término y carecemos de una prueba que permita discriminar qué mujeres con AR y portadoras de una mutación están destinadas a abortar o a tener un embarazo sin problemas 2. Bibliografía 1. Simmons RK, Singh G, Maconochie N, Doyle P, Green J. Experience of miscarriage in the UK: qualitative findings from the National Women's Health Study. Soc Sci Med 2006;63(7):1934-46 2. RCOG. The investigation and treatment of couples with recurrent miscarriage. RCOG Guideline nº17. London: Royal College of Obstetricians and Gynecologists. 2011. 3. Carrington B, Sacks G, Regan L. Recurrent miscarriage: pathophysioly and outcome. Curr Opin Obstet Gynecol 2005; 17: 591-7. 4. WHO Recommended definitions: terminology and format for statistical tables related to perinatal period. Acta Obstet Gynecol Scand 1977; 56:24753. 5. Practice Committee of the American Society for Reproductive Medicine. Definitions of infertility and recurrent pregnancy loss. Fertil Steril. 2008; 89:1063. 6. Jauniaux E, Farquharson RG, Christiansen OB et al. (on behalf of ESHRE Special Interest Group for Early Pregnancy): Evidence-based guidelines for the investigation and medical treatment of recurrent miscarriage. Hum Reprod 2006; 21:2216-22 7. ACOG Practice Bulletin: Management of recurrent early pregnancy loss. ACOG nº24. Washington, DC: American College of Obstetricians and Gynecologists, 2001. 8. Stephenson M, Kutteh W: Evaluation and management of recurrent early pregnancy loss. Clin Obstet Gynecol 2007; 21:1076-82. 9. Miyakis S, Lockshin MD, Atsumi T et al.: International consensus statement on an update of the classification criteria for definite antiphospholipid syndrome (APS). J Thromb Haemost., 2006; 4:295-306.