Iglesia Católica De Santa Maria Año XVII, No 30 College Station, TX 27 de Julio de 2008 17º Domingo Ordinario los hermanos mayores que les pegamos a los hermanos menores, los malditillos de la escuela, los porros de las universidades, los pandilleros de las colonias, los guaruras)... SOBRE LAS LECTURAS DE HOY Primera Lectura: Primer libro de los Reyes 3, 5-13 Salmo Responsorial: 118 Segunda Lectura: Carta de san Pablo a los Romanos 8, 28-30 Evangelio: Según san Mateo 13, 44-52 Jesús nos relata hoy la parábola de aquel hombre que encontró un tesoro y que lo sacrificó todo para poder conseguirlo (EVANGELIO). Lo mismo podría decirse del tesoro que es la amistad con Dios. El rey Salomón descubrió desde niño que ninguna riqueza supera a la sabiduría que viene de Dios (PRIMERA LECTURA). San Pablo nos recuerda que Dios nos ama y quiere que reproduzcamos en nosotros la imagen de su Hijo para poder llamarnos a compartir su gloria (SEGUNDA LECTURA). UN EVANGELIO PARA “PECES GRANDES” los que nos aprovechamos de nuestro puesto en el trabajo para hacerles la vida difícil a los de abajo , para fastidiar al que nos cae mal, para cargarles nuestro trabajo a otros, para impedir ascensos merecidos o crear divisiones… los que aprovechamos nuestras influencias para torcer la justicia, para hacer aparecer como culpables a inocentes, para acallar justas demandas para eliminar contrincantes, para realizar impunemente cuanta injusticia se nos ocurre... los que aprovechamos nuestro dinero para arruinar competidores, para comprar testigos falsos, para prostituir cuerpos y conciencias, para obtener privilegios injustos... Y decimos que éste, el de hoy, es un evangelio para “peces grandes”, porque esta clase de peces son de los que van a quedar fuera de la cesta cuando llegue la hora de que los pescadores saquen la red a la playa y separen los peces buenos de los malos Y no es cosa de que vayamos a ser arrojados ‘al horno encendido”. La perla de gran valor Es decir, un evangelio que nos tiene que hacer pensar a todos nosotros los “peces grandes” que nos comemos a los “peces chicos” los que nos aprovechamos de nuestro tamaño y de nuestra fuerza para imponernos a las personas más pequeñas y débiles que nosotros Al hombre que «busca perlas finas» se le han de aplicar las siguientes palabras: «Buscad y hallaréis» y «El que busca, halla» (Mt 7, 7-8). En efecto ¿a qué se pueden referir las palabras «buscad» y «el que busca, halla»? Digámoslo sin dudar: a las perlas, y particularmente a la perla adquirida por el hombre que lo ha dado todo y lo ha perdido todo. Es por esta perla que Pablo dice: «He aceptado perderlo todo para así ganar a Cristo» (Flp 3,8). La palabra «todo» quiere significar las perlas de gran valor, y por la palabra «ganar a Cristo» significa la única perla de gran valor. Seguramente que la lámpara es de gran valor para los que están en las tinieblas y tienen necesidad de ella hasta que amanezca el sol. Es de gran valor también la gloria que resplandecía en el rostro de Moisés (2C 3,7), y también, creo yo, sobre los demás profetas. Da gusto verla porque nos ayuda a progresar hasta que podamos contemplar la gloria de Cristo, de la cual el Padre da testimonio cuando dice: «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto» (Mt 3,17). «Aquello que fue particularmente glorioso en otro tiempo, ya no lo es puesto que ahora hay una gloria que está por encima de todo» (2C 3,10). Tenemos necesidad, en un primer momento, de una gloria susceptible de desaparecer ante la «la gloria que está por encima de todo», tal como tenemos necesidad «de un conocimiento parcial» que «desaparecerá cuando obtenga el conocimiento perfecto» (1C 13,9s). Así pues, toda alma que todavía se encuentra en la infancia y camina «hacia la perfección de los adultos» (Hb 6,1), tiene necesidad de ser enseñada, rodeada, acompañada hasta que alcance la «plenitud de los tiempos» (Gal 4,4)...Al fin llegará a su madurez y recibirá su patrimonio: la perla de gran valor, «aquello que es perfecto y hace desaparecer lo que es parcial» (1C 13,10). Llegará a este bien que está por encima de todo: el conocimiento de Cristo (Flp 3,8). Pero son muchos los que no comprenden la belleza de las numerosas perlas que tiene la Ley y el «conocimiento parcial» que ya habían dado a conocer todos los profetas; se imaginan, equivocadamente, que sin la Ley y los profetas, perfectamente comprendidos, podrían encontrar la única perla de gran valor...: la plena comprensión del Evangelio y todo el sentido de los actos y las palabras de Jesucristo. (Fuente: Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo. Comentario al evangelio de Mateo, 10, 9-10; GCS 10, 10-11 http://www.evangeliodeldia.org) El anuncio del Reino de los Cielos ¡Cuántas veces en el Evangelio Jesús nos habla del “Reino de Dios”, del “Reino de los Cielos”! ¡Y cuántas veces hemos repetido el “venga a nosotros tu Reino” al rezar el Padre Nuestro! Vale la pena preguntarnos, entonces ¿qué es el “Reino de los Cielos”? ¿Por qué es importante entender su significado y sus implicaciones? Jesucristo nos lo explicó con muchísimas comparaciones y parábolas, de manera que pudiéramos captar la importancia de su Reino y la preeminencia y superioridad que debe tener frente a todo lo demás. Tal es el caso de la Parábola del Tesoro escondido y la de la Perla fina. (Mt. 13, 44- 46). Ambas plantean cuán valioso es el Reino de los Cielos si se compara con otras riquezas. En el primer caso, se trata de un tesoro que alguien encuentra y,“lleno de alegría, vende todo lo que tiene”, para poder comprar ese terreno. “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.(Mt. 13, 44- 46). Jesús: nuestro Tesoro escondido Recordemos que en otro momento nos dijo el Señor, también refiriéndose a su Reino y comparándolo con otras riquezas: “Busquen primero el Reino de Dios y lo demás les vendrá por añadidura” (Mt. 6, 33). Es decir, adicionalmente se nos darán otras cosas. Pero primero tenemos que buscar lo que es realmente importante: el Reino de Dios, la salvación. “Busquen primero el Reino de Dios y lo demás les vendrá por añadidura” (Mt. 6, 33). Un ejemplo elocuente de esta forma de como Dios quiere que seamos lo tenemos en el Rey Salomón, quien pidió a Dios sabiduría para cumplir bien la misión que Dios le había encomendado. Y Dios le dio la Sabiduría y también cosas que no le había pedido. Así contestó Dios la oración de Salomón: “Te voy a conceder, un corazón sabio y prudente como no lo ha habido antes, ni lo habrá después de ti. Y te voy a conceder lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza que no habrá rey que se pueda comparar contigo” (1 Reyes 3, 5-12). "El Juicio del Rey Salomón" Todas las demás cosas que no son el Reino de los Cielos es la “añadidura”, lo adicional. Eso es lo que hay que vender para comprar lo verdaderamente valioso. Pero si buscamos sólo la “añadidura”, lo secundario, corremos el riesgo de quedarnos sólo con eso y de perder lo que es importante. En cambio, si buscamos lo que verdaderamente vale, el Reino de los Cielos, tendremos eso ... y también lo demás. Buen negocio ¿no? (Fuente: La Homilía resumida. http://homilia.org/) ACTIVIDADES DE LA SEMANA - Sábado 26 de Julio 6:35 PM: - Meditación de los Misterios Gozosos en Español (Iglesia) - Sábado 26 de Julio 7:00 PM: Misa en Español AVISOS en el boletín: favor comunicarse con: Gustavo Sánchez (979) 695-2033 gusanchez1@msn.com