XVII domingo del Tiempo Ordinario • AÑO / A •Mt 13, 44-52 ● Primera lectura ● 1 Re 3, 5.7-12 ● “Pediste discerni- ● Segunda lectura ● Rm 8, 28-30● “Nos predestinó a ser miento”. imagen de su Hijo”. ● Salmo responsorial ● Sal 118 ● “¡Cuánto amos tu vo- ● Evangelio ● Mt 13, 44-52 ● “Vende todo lo que tiene y luntad, Señor!”. compra el campo”. Mt 13, 44-52 44 «El reino de Dios es semejante a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra lo esconde y, lleno de alegría va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo». 45 «El reino de Dios es semejante a un mercader que busca perlas preciosas. 46 Cuando encuentra una de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra». 47 «El reino de Dios es semejante a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces; 48 cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan, recogen los buenos en cestos y tiran los malos. 49 Así será al fin del mundo. Vendrán los ángeles, separarán a los malos de los justos 50 y los echarán al horno ardiente: allí será el llanto y el crujir de dientes.51 ¿Habéis entendido todo esto?». Le contestaron: «¡Sí!». 52 Y él les dijo: «Por eso, el maestro de la ley que se ha hecho discípulo del reino de Dios es como el amo de la casa que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas». Para situar el Evangelio ● Seguimos en el cap.13. Leemos hoy tres parábolas: el tesoro escondido, la perla descubierta, la red que coge toda clase de peces. ● Las dos primeras son exclusivas de Mateo. En ambas se utiliza como punto de partida el hallazgo de un tesoro, que en un tiempo donde no había bancos y cajas fuertes, el dinero y joyas se escondían bajo tierra. Pero Jesús no gratifica la fantasía describiendo lo conseguido posteriormente con el tesoro y la perla, o el egoísmo de pillar para uno… no se centra en subrayar la alegría. ● Y la última parábola (última también de las 7 parábolas del discurso parabólico de Jesús) tiene también su explicación, y el punto central no es tanto la red que arrastra toda clase de peces, buenos y malos, grandes y pequeños, cuanto la selección de los mismos. Tal selección es la última fase del reino de Dios: su juicio. ● Termina así la instrucción privada. En esta instrucción se ha intentado que los discípulos entiendan (13,13.14.15.19.23.51) y también el deber de transmitir el conocimiento recibido. Notas para fijarnos en el Evangelio El tesoro escondido. Hoy tenemos cajas fuertes, alarmas, bancos,… Pero antiguamente (no hace muchos años en zonas rurales de nuestro país, también) se guardaban en un cofre que se empotraba en una pared, ocultaba en el hueco de una viga, o se escondía en un cántaro debajo de tierra. Así se despistaba a los posibles ladrones, sobre todo en tiempos de guerra o revueltas. Con el paso del tiempo podía morir el dueño y nadie sabía del escondite. Y un día de manera fortuita alguien lo encontraba. En este caso según las leyes romanas se hacía dueño de lo encontrado quien lo hubiera descubierto; en cambio, la legislación judía hacía propietario de lo hallado al dueño de la tierra. En el texto de Mateo, el zahorí del tesoro no era dueño de la finca, por lo que compra el terreno, aunque para ello tiene que desprenderse de todo lo que tenía. La secuencia de la parábola sigue cuatro pasos: esconder, encontrar, alegrarse y vender lo que haga falta par adquirir. La perla preciosa es un parábola paralela a la anterior. Isaías fustiga la demasía de los adornos lujosos de las mujeres de su tiempo y hace una amplia enumeración de los mismos: sortijas, anillos, pulseras, pendientes, cadenillas, cinturones, y así hasta 21 objetos (Is 3,1823). En los libros sapienciales se compara la sabiduría con las perlas (Salmo 118,72.127; Proverbios 3,14-15). No es extraño que un mercader experto, cuando encuentra una perla preciosa que ha tasado en muchos millones, vende lleno de gozo todo lo que tiene par quedarse con ella. barredera. La pesca es una comparación del trabajo por el Reino; el anuncio del Reino hay que hacérselo a toda clase de personas; al final habrá separación de buenos y malos. Mientras, es tiempo de la paciencia de Dios. En el Reino de Dios, como en el mundo y en la Iglesia, es inevitable la simultánea presencia de buenos y malos. En ese juicio final (no olvidemos) habrá una selección con suertes desigual para justos y malvados. Para los últimos “el rechinar…” (50), es decir, la frustración definitiva de quien ha malogrado para siempre su vida. De ahí la llamada a al conversión. Termina con una consideración de Jesús, que según los biblistas, empalma al Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento. Esta relación la expuso Jesús en el discurso del Monte (Mt 5,17ss). Lo viejo es la Ley, lo nuevo el Evangelio; ésta es la clave de lectura del Antiguo Testamento, lo que da sentido y valor a lo antiguo. (un modelo de ese “letrado cristiano” que entiende del Reino puede ser el mismo Mateo: escriba convertido al cristianismo). El AT y el NT, ambos constituyen la única revelación de Dios. Con Jesús todo adquiere sentido cabal. Al final de esta serie de siete parábolas del Reino, estamos en condiciones de tener una visión de conjunto, que podemos en concretar en estos cuatro puntos: 1. la implantación del reino de Dios no se hará sin resistencias y dificultades (sembrador); 2. pero acabará por triunfar (grano de mostaza y levadura), 3. es necesario tener paciencia y no querer * Las dos parábolas están en función de una enprecipitar el juicio de Dios (cizaña y red) señanza común: actitud ante el descubrimiento 4. mientras, vale la pena renunciar a todo del Reino de Dios (nos quieren hablar del Reino para conseguir el Reino (tesoro y perla) de Dios ¡no lo olvidemos!), significado en el tesoro escondido y hallado inesperadamente; y * Jesús comenzó su actividad profética proclaen la perla fina buscada afanosamente. Ambos, mando la llegada del Reino y la conversión al el agricultor y el mercader venden todo para mismo (Mc 1,15). Pero, a pesar de hablar conticomprar el tesoro y la perla. A Jesús no le in- nuamente del Reino, Jesús no nos dejó un trateresa hacer un juicio sobre la evidente avaricia tado sistemático sobre el mismo, ni siquiera de ambos, aunque traten de seguir la vía legal; una breve definición; tan solo un mosaico de Él acentúa la ALEGRIA que el hallazgo les pro- imágenes, parábolas y dichos que constituyen duce. El celo de esos dos hombres ponen en su “apuntes sobre el Reino” –podemos decir-. Si empeño es un modelo para la persecución del en algo nos podemos arriesgar a definir el Reino, pues todo sacrificio se verá compensado Reino de Dios, podría decir, es su absoluta y con creces (2 Cor 4,7ss). Según Mateo, el cris- amorosa soberanía en la vida y el mundo de tiano que los imita hace la mejor inversión de los hombres; es Dios mismo que se manifiesta toda su vida. En adelante, donde está tu tesoro en la persona y humanidad de Jesucristo; …. allí estará tu corazón. Personajes como San Pa- etc. Pero tiene que ser el sustrato de toda esblo, que encontró el tesoro inesperadamente, o piritualidad cristiana, la base de nuestra alegre santa Teresa, que buscó la perla afanosamente. esperanza, el fundamento del compromiso miliCuando se sabe de verdad lo que nos hace feli- tante cristiano en el mundo… ces a las personas, sacrificamos todo a la adquisición del objeto que produce la felicidad. Jesús no nos propone ningún objeto, sino “El Evangelio en medio de la vida” “Buscad el Reino y su justicia… lo demás se os (Domingos y fiestas del ciclo-A) dará por añadidura”. Y una característica de estos testigos es su ALEGRIA, es que todo está José María Romaguera en función de ese proyecto del Reino (uno Colección Emaús arriesga por conseguirlo). La tercera parábola es similar a la del trigo y la cizaña. El reino es comparado a una red Centro de Pastoral Litúrgica Ruego para pedir el don de com- prender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado Leo el texto. Después contemplo y subrayo. Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. Veo a gente que busca mejorar su vida…y Él nos dice: “Buscad el Reino y su justicia… lo demás se os dará por añadidura”. Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? Apunto testigos fieles, militantes cristianos, que han hecho de su vida buscadores de ese tesoro, o son testigos alegres del mismo ... Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... Dichoso el que tropieza contigo. Dichoso el que te encuentra y te descubre. En cualquier recodo, en cualquier encrucijada, en los lugares más insospechados, te haces el encontradizo con él y le das la gran sorpresa. Tú le seduces, y él lo vende todo para poseerte. ¡Dichoso ese hombre!. ¡Dichosa esa mujer! Dichoso el que no se acomoda, y te sigue encontrando más veces. Todos los días, a cualquier hora... Te ve y te reconoce, siente un sobresalto como la primera vez. Dichoso el que tropieza contigo y te descubre. La mayor ganancia eres Tú. La perla más preciosa eres Tú. El tesoro más deseado eres Tú. Todo lo que buscamos lo llevas Tú: verdad, justicia, amor, paz, alegría, fiesta, revolución, fraternidad, solidaridad, vida nueva, nueva sociedad, nueva humanidad. Tú no te pierdes ni te gastas, no te apolillas ni pasas de moda. Vale la pena venderlo todo para tenerte y gozarte. ¡Ojalá me busques y me seduzcas! ¡Ojalá te encuentre! Pensándolo me alegro y proclamo en todos los sitios: ¡Tú eres el tesoro de mi vida! Patxi Loidi ena?” p a l e c e r e m “¿Nos VER U na imagen habitual en el comienzo de las rebajas es la gente que va de madrugada a esperar a que abran el centro comercial para ser los primeros en entrar y adquirir el producto que desean. Hace unas semanas fue noticia que un grupo de jóvenes estaban acampadas ya frente a una de las puertas de un estadio de fútbol para coger el mejor sitio en un concierto de un grupo, que tendría lugar dos meses más tarde. También fue noticia que una multinacional del mueble, para celebrar la apertura de una nueva tienda, regalaba 500 euros en compras al primero que entrase vistiendo los colores de la marca, y 100 euros más a los 100 primeros que vistiesen así, y desde casi una semana antes ya había personas acampadas. Cuando algo nos merece la pena, estamos dispuestos a dejar de lado todo (familia, estudios, trabajo…) y soportamos calor y frío, sol y lluvia, con tal de conseguirlo. JUZGAR E l Evangelio de hoy nos ha presentado el caso de dos personas que quieren conseguir lo que desean: un tesoro escondido, o una perla de gran valor. Y están dispuestas a vender todo lo que tienen, les merece la pena con tal de conseguirlo. Jesús utiliza este ejemplo para hacernos reflexionar acerca de cuál debe ser nuestra actitud ante el Reino de los cielos que Él anunció y nos ofrece. Nosotros no debemos entender el ejemplo en términos comerciales, porque evidentemente el Reino de los cielos no se compra, es un regalo que Jesús nos hace, y debemos decidir si lo vamos a aceptar o no. El primer punto de reflexión es preguntarnos si el Reino de los cielos es para nosotros algo valioso, como ese tesoro o esa perla, algo que deseamos de verdad. Porque si no lo consideramos así, seguro que no vamos a interesarnos por él. El segundo punto de reflexión es preguntarnos, aceptando que el Reino sea algo valioso y deseable, si nos merece la pena “vender todo lo que tenemos” para hacer nuestro el Reino, o si nos parece que “su precio” es demasiado elevado. Quizá nos dé miedo arriesgarnos por ese Reino, tal como están las cosas de inciertas hoy en día. Quizá nos parezcan demasiados los sacrificios y dificultades que debemos afrontar para hacerlo nuestro, pero como decía San Pablo en la 2ª lectura: a los que aman a Dios todo les sirve para el bien. Quizá en nuestra reflexión descubramos que no hemos interiorizado lo que el Reino de los cielos significa, y lo que se nos ofrece, para darnos cuenta que ninguno de los “reinos” que encontramos en este mundo se le puede comparar, y que nos merece la pena todo con tal de hacerlo nuestro. ACTUAR ¿A lguna vez he hecho algo extraordinario con tal de conseguir algo que deseaba? ¿Por qué, cuál era mi motivación? ¿Qué me aportó lo que conseguí? ¿Sé lo que significa y lo que ofrece el Reino de los cielos? ¿Es para mí algo valioso y deseable, como un tesoro o una perla? ¿Qué estoy dispuesto a “vender” con tal de hacerlo mío? Y siendo sincero, ¿qué no estoy dispuesto a “vender”? Miremos con espíritu crítico los “reinos” de este mundo: el reino del poder, del materialismo, de la tecnología, de la informática, del consumismo, de la estética… y aunque nos resulten deseables y apetecibles, descubriremos que ninguno de estos “reinos” se puede comparar al Reino de los cielos, y que no merece la pena “vender” nada, ni “vendernos” a nosotros mismos por esos “reinos”. Si para adquirir algo que nos interesa estamos dispuestos a acampar durante semanas, a soportar frío y calor, incomodidades… ¿no vamos a estar dispuestos a hacerlo por el Reino de los cielos, con todo lo que significa? Hoy la Palabra de Dios nos hace una fuerte llamada al respecto: busquémoslo, descubrámoslo en toda su riqueza, deseémoslo de corazón, y “vendamos todo lo que tenemos” para hacerlo nuestro, como hemos pedido en la oración colecta: que de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos.