Cinco años después del 11 Set estalla una gran crisis sanitaria

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Cinco años después del 11 Set estalla una gran crisis sanitaria
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• La lenta respuesta oficial a los problemas genera reclamaciones de miles de personas
• El 70% de los que trabajaban en la 'zona cero' están enfermos y el 40% no tienen seguro
Inmigrantes colombianas afectadas reclaman compensaciones. AP / AMY SANCETTA
Ciudadanos neoyorquinos corren tras el desplome de una de las Torres Gemelas, el 11-S.
AP / AMY SANCETTA
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IDOYA NOAIN
NUEVA YORK
Cuando el nombre de Christie Todd Whitman se oye en Nueva York, suele llegar seguido de
abucheos. Ella, que lideraba la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EEUU, pronunció el 18
de septiembre del 2001 la frase que permitió el regreso al bajo Manhattan tras el colapso de las
Torres Gemelas, palabras que hoy maldicen y desmienten los cuerpos enfermos de 40.000
trabajadores y decenas de miles de residentes: "Nos alegra poder reasegurarles que la calidad del
aire es segura".
Después de los atentados, la "tos del World Trade Center" afectó a miles de personas. Pero un
estudio publicado esta semana por el hospital Mount Sinai, que ha vigilado la salud de parte de los
40.000 trabajadores de urgencia en la zona cero, ha puesto en evidencia la magnitud de una crisis
mucho mayor desatendida por las autoridades: un 70% de los 10.000 pacientes controlados tiene
problemas respiratorios nuevos o agravados. El 40% de ellos no tienen cobertura médica.
CONSIGNAS DE LA CASA BLANCA
Que el Mount Sinai no tuviera fondos para tratar pacientes era uno de sus problemas. Otro, que su
estudio no incluye a miles de afectados, como los inmigrantes sin papeles que limpiaron Wall Street
para acelerar el regreso (impulsado por una Casa Blanca que obligó a la EPA a cambiar los
mensajes más preocupantes por otros tranquilizadores y falsos).
Entre esos trabajadores estaba Iliana Sánchez, que por 47 euros por semana limpió oficinas llenas
de asbesto, mercurio, plomo, cemento pulverizado y dioxinas cancerígenas protegida "por una
mascarilla de todo a cien". Y Víctor Niño, que el jueves se manifestó para reclamar "cobertura
médica a largo plazo". "Esta protesta debería estar llena --decía--. Nosotros también somos héroes".
El estudio del Mount Sinai tampoco ha controlado la salud de hasta 200.000 residentes de
Manhattan y Brooklyn que tuvieron que limpiar sus casas --con indicaciones de la EPA de usar
"trapos húmedos"--. Muchos presentan males relacionados con el 11-S: sinusitis, asma, bronquitis,
neumonía, alergias, problemas gastrointestinales y los temidos cánceres. "El cáncer no suele
aparecer, salvo en casos raros, antes de cinco años", explica el doctor Stephen Levin, codirector del
estudio del Mount Sinai, que avanza que la mayoría de los casos oncológicos surgirán "15 o 20 años
después de la exposición a materiales tóxicos".
EL 'CASO ZADROGA'
Esa exposición fue tan inusual como los atentados, y su gravedad la explican casos como el del
detective James Zadroga, que en enero se convirtió en el primer fallecido oficialmente en relación
con la crisis. La autopsia mostró en sus pulmones enormes y numerosos restos de materiales
pesados.
Se calcula que hay hasta 20 muertos más. Se sabe también que, por ejemplo, los bomberos de la
zona cero perdieron en meses la capacidad pulmonar que en condiciones normales habrían perdido
en 12 años. Miles de personas --incluyendo niños obligados a volver a colegios del área-- están
enfermos. "Nuestros pacientes necesitarán ayuda el resto de su vida", decía el jueves Robin
Herbert, colega de Levin, en una reunión con vecinos en Saint Paul.
En esa capilla junto a la zona cero estaba también John Howard, el zar para asuntos de salud
vinculados al 11-S que George Bush nombró en febrero. Él admite que son insuficientes los 125
millones de dólares federales (98 millones de euros) destinados a los afectados (de los que solo el
41% va a destinarse, desde octubre, a tratar enfermos y no a estudios).
PRUEBAS IRREFUTABLES
Las críticas no solo se dirigen a Washington. El alcalde Michael Bloomberg se niega a aceptar las
irrefutables pruebas del devastador legado tóxico del 11-S. Con un superávit de 3.500 millones de
dólares (2.760 millones de euros), solo destinará 16 millones a un programa médico. Y hace solo 10
días que empezó a mandar directrices a los doctores para diagnosticar y tratar los problemas físicos
y mentales vinculados al 11-S. También el gobernador, George Pataki, ha tardado más de cuatro
años en firmar leyes que dan más beneficios a los trabajadores de urgencia enfermos.
La lenta y pobre reacción oficial ha provocado más que indignación. Ocho mil trabajadores han
demandado a la ciudad, a Larry Silverstein --el magnate inmobiliario de las torres-- y a los
subcontratistas. Mientras, cientos de residentes, padres de niños y trabajadores de la zona están
unidos en una demanda conjunta contra la EPA y Whitman.
Esta, en declaraciones a la CBS, culpa al exalcalde Rudolph Giuliani de la crisis. Él le acusa a ella.
Mientras, los afectados siguen enfermos. Unos, como Diane Lapson, lamentan ser "tratados como
daños colaterales". Otros, como Karah Newton, gritan: "Es un escándalo estar cinco años más tarde
hablando de los primeros pasos".
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