La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades, Tratado III AN ÓNIM O forastero—fuereño; extraño; el que no es natural del lugar. galgo—perro corredor, muy delgado. glotón—comelón. hidalgo—hombre de noble alcurnia o linaje. huerta—terreno donde se cultivan árboles frutales. ignorar—no conocer. insigne—ilustre; de buena fama. inventario—lista de todos los objetos contados en alguna ocasión. lecho—cama. lóbrego—triste; sombrío. luto—vestidura negra; señal de duelo por la muerte de alguien. mendigar—pordiosear; pedir limosna. menudo—pequeño. mísero—avaro; tacaño. mofador—burlador. pasar de largo—pasar sin detenerse. pregón—aviso al público a viva voz; proclama. quicio—ángulo o espacio entre la puerta y la pared. reñir—regañar. ribera—orilla de un río. sazonado—mejorado de sabor por especias o hierbas. sobrio—que no toma bebidas alcohólicas. teja—pieza de barro cocido que se usa para techar las casas. testigo—persona que presencia una acción, y da testimonio de ella. trecho—distancia. trueque (m.)—canje; cambio de una cosa por otra. vasija—contenedor; jarro. Antes de leer En más de un texto de la literatura hispánica, descuella el tema de la honra. La honra implica conducta humana digna de aprecio. Se supone propia de la persona de buena fama y buen nombre. No obstante, el concepto puede trastrocarse al ser llevado a extremos. En pocos sitios ocurre esto en la forma en que se halla en el tratado tercero de La vida de Lazarillo de Tormes. El tercer amo es un escudero, un hidalgo, que sufre, según el protagonista narrador, de «la negra que dicen honra». Lázaro exclama, «¡Oh, Señor, y cuántos de aquestos debéis Vos tener por el mundo derramados, que padecen por la negra que llaman honra lo que por Vos no sufrirán!» En el tratado tercero, oímos al escudero explicar a Lazarillo: «Eres muchacho… y no sientes las cosas de la honra, en que el día de hoy está todo el caudal de los hombres de bien.» Pero la honra no se convierte en comida, y tiene a Lázaro maldiciendo su «ruin fortuna» y pidiendo «a Dios muchas veces la muerte». Vocabulario aborrecer—odiar. acreedor—persona a quien se debe dinero. alabar—elogiar; ensalzar; poner por las nubes; loar. alhaja—joya. anticiparse—adelantarse. asco—repugnacia. Ayuntamiento—gobierno municipal. bellaco—vil; ruin. casta—estirpe; linaje; sangre. caudal (m.)—fortuna; hacienda. convidar—invitar. derramar—regar; esparcir. digno—merecedor. disimular—ocultar la verdad. encantado—de magia; bajo un hechizo. faisán (m.)—ave comestible, algo parecido al pavo. Abriendo puertas: Recursos en línea Al leer Consúltese la Guía de estudio como herramienta para comprender mejor esta obra. Después de leer Conviene saber que el estudioso Fernando Lázaro Carreter comenta: 1 © Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company La postura de Lázaro frente a la honra, uno de los valores más absurdos y criticados de la sociedad de aquel tiempo, obedece al hábito de medirlo todo por el rasero de la utilidad. De su relación con el escudero concluye que nada tiene que ver con la virtud (ausente en el mismo escudero y los nobles a quienes aspira a servir) y se reduce a una vana apariencia, sin consistencia real (los bienes económicos que faltan al escudero y que justificarían sus pretensiones al respeto social). Lázaro... no se deja seducir por una existencia sacrificada al servicio de un ideal huero.1 Conviene saber que el crítico Dámaso Alonso, hablando del tratado tercero, dice que «en esas páginas está el más sagaz, el más tierno, el más lento y matizado estudio de un doble proceso psicológico. Todo lo que pasa por el alma del niño, que tanto ha sufrido ya en la vida: su gozo ingenuo al encontrar un amo; sus dudas; luego sus incertidumbres, al final su desolada desilusión. Y paralelo el proceso en el alma del hidalgo, entre el hambre y la honra»4 y Francisco Rico ofrece un comentario afín: «La redacción de la novela—recordémoslo—es un momento de su trama; análoga y solidariamente, el Lázaro autor evoca lo percibido por el Lázaro protagonista y, además el acto mismo de la percepción. A tal proposito, el capítulo tercero—con la prodigiosa revelación de la figura del escudero, lenta y burlescamente, casi minuto a minuto, para que el lector viva con Lázaro el episodio—es quizá una de las cimas de la narrativa de todos los tiempos».5 Conviene saber que en el Medioevo el joven hidalgo, hijo del caballero, servía de escudero al caballero mientras esperaba él mismo ser armado caballero cuando la edad se lo permitiera. Se llamaba escudero precisamente porque llevaba el escudo del caballero a quien servía. Era un estado prestigioso. Pero sobrevino un cambio en tiempos de Carlos V (1500– 1558), nieto de los Reyes Católicos y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Bajo él, comienza una decadencia económica que ni el caudal de las Américas podrá detener. El emperador libra guerras contra otros príncipes cristianos en el afán de acabar con la Reforma lanzada por Martín Lutero, y a mediados del siglo XVI, comienzan a abundar los hidalgos pobres, particularmente en Valladolid, lugar de nacimiento del nuevo amo de Lazarillo. Los estudiosos señalan que la diferencia entre un hidalgo y un pobre llegó a ser algo puramente formal. Covarrubias, cuyo Tesoro de la lengua castellana data de 1611, dice: «Hoy día… los [escuderos] que tienen alguna pasada [justo lo necesario para vivir], huelgan más de estar en sus casas que de servir, por lo poco que medran…»2 Por la misma época, Agustín Salucio escribe sobre «pobres escuderos de corto entendimiento, viendo que apenas tienen otro caudal sino la afrenta ajena…»3 Bibliografía Bataillon, Marcel. Pícaros y picaresca (1969) del Monte, Alberto. Itinerario de la novela picaresca española. (1971) Fernán-Gómez, Fernando. Historias de la picaresca. (1989) Lázaro Carreter, Fernando. La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades. (1976) Parr, James A. «Rhetoric and Referentiality: Historical Allusiveness and Artful Innuendo», Crítica Hispánica. (1997) Rico, Francisco. La novela picaresca y el punto de vista. (1969) Rico, Francisco. La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades. (1980) 1 Fernando Lázaro Carreter, Introducción, La vida de Lazarillo de Tormes, Pág. 37. Ediciones Tarraco, Tarragona, 1976. 2 4 Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, Pág. 497. Editorial Castalia, S.A., Madrid, 1995. Dámaso Alonso, «El realismo psicológico en el Lazarillo», citado en Rico, Introducción. La vida de Lazarillo de Tormes. Editorial Planeta, S.A., Barcelona, 1980, págs. XXXI y XXXII. 3 Citado por E. Asensio, nota N° 20, en la introducción a La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades, de Francisco Rico, Pág. XXXII. Editorial Planeta, S.A., Barcelona, 1980. Abriendo puertas: Recursos en línea 5 Francisco Rico, La novela picaresca y el punto de vista, pág. 39. Editorial Seix Barral. SA., Barcelona, 1970. 2 © Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company