FIESTAS DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE JINÁMAR 2014 PREGÓN por Víctor Montelongo Parada 28 de Noviembre de 2014 Buenas tardes don José Ricardo Medina, párroco de esta Iglesia de la Inmaculada Concepción de Jinámar, dignísimas Autoridades, Señoras, Señores, amigos todos. Sean mis primeras palabras para agradecer a doña Marta Hernández Santana, Presidenta de la Comisión de Fiestas de Jinámar, la deferencia de invitarme a ser el pregonero de una efeméride tan arraigada aquí como es la celebrada en honor de la Inmaculada Concepción de María a quien, con devoción, pido amparo para salir airoso del trance en que me veo pues, siendo pregonero, debo pronunciar un discurso elogioso que anuncie al público esta festividad y le incite a participar en ella. En ello estoy y, a fuer de ser sincero, me reconforta el saber que me hallo entre queridos amigos jinameros, de cuya amistad me siento complacido y orgulloso y, como amigos corresponde, estoy seguro de contar con su benevolencia. Además de por la amistad y mi aprecio a Jinámar, hay otras razones que me animan en este pregón; en lo particular, me resulta muy familiar la festividad de la Inmaculada Concepción de María, por ser la onomástica de mi madre, de mi hermana y de mi abuela, de modo que en fecha tan señalada, cada ocho de diciembre llegaba a mi barrio natal de Los Arenales, los ecos de la fiesta de Jinámar en forma de peregrinos que llevaban por báculo una caña dulce y por vianda algún racimillo de sabrosas támaras; báculo y esbozo de dátiles de los que, por generosidad de los portadores, la chiquillería de entonces siempre alcanzaba algo, lo que mediada la década de los cincuenta era cosa de agradecer. En esa misma familiaridad me introduce el ser antiguo alumno de los Jesuitas, Compañía de Jesús que tuvo un relevante papel en el desarrollo de la devoción mariana en general y de la advocación de la Inmaculada Concepción en particular, con la circunstancia destacable que La Compañía tuvo presencia en el entorno de este valle por espacio de dos siglos y, de su memoria, entre otros, nos queda el Cortijo de San Ignacio reflejado en la toponimia. 1 Mi invitación –por delegación por supuesto- para que participen en las fiestas patronales de Jinámar -a cuyo fin les remito al programa de actos de esta edición 2014- quiero extenderla para que participen de la riqueza de este privilegiado valle y sus aledaños, riqueza paisajística, geológico-vulcanológica, biológica, arqueológica e histórica-patrimonial, a la vez que el poder disfrutar del contacto con su estupenda gente. Esto último lo digo sin ningún ánimo de adulación, sino que es fruto de la experiencia de haber trabajado como profesor durante cuatro años -de 2007 a 2011- en el Instituto de Jinámar (en su momento IES Jinámar 2), donde tuve la oportunidad de tratar a un amplio sector de la sociedad jinamera, periodo del que guardo un gratísimo recuerdo, especialmente por sus gentes. Hace pocos días, justo en los que iba dándole forma a este pregón, me tropecé en la prensa local con la noticia del destrozo habido en La Noria1, uno de los emblemas culturales de Jinámar y es difícil describir el desasosiego que la misma me produjo, quizá porque me consta el interés, cariño y dedicación que en ella han puesto vecinos, técnicos y distintas administraciones, desde hace más de una veintena de años. Tras el inevitable sentimiento de tristeza ante el hecho, sin duda realizado por una exigua minoría -que pasaría por anecdótica si no fuera por la magnitud del daño causado- viene la reflexión sobre que falla en nuestra sociedad grancanaria para que se den tan lamentables comportamientos y cómo poder corregirlos: probablemente la educación y la enseñanza en valores éticos pueda darnos la clave, campo en el que todos podemos aportar nuestro granito de arena e intentar ser una sociedad modélica. Al hilo del aciago hecho comentado, me asaltó el contraste entre la positiva idea que tengo hoy del nombre de Jinámar –aún siendo consciente de las dificultades que atraviesa- y la que puedan extraer los que se acerquen a él 1 Noria de Jinámar, situada en el municipio de Telde, surge en 1850 por iniciativa de Agustín del Castillo y Bethencourt (IV Conde de la Vega Grande), para dotar de agua al Cortijo del Valle de Jinámar, territorio del conde dedicado al cultivo de caña dulce y plataneras. Boletín de Patrimonio Histórico. nº 5 • página 26. La noria de Jinámar: historia y proyecto de rehabilitación. Telde. Francisco Suárez Moreno, historiador, y Jorge Manzano Cabrera, arquitecto. Canarias 7 de 6 de noviembre de 2014. Faltaba la Noria de Jinámar y ya cayó asaltada por vándalos. http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=354540 2 sólo por este tipo de noticias y, aunque separados por la maldad más perversa, me retrotrajo a un tiempo de la niñez en que sólo nombrar la Sima de Jinámar hacía florecer el miedo: no era para menos por lo qué -en voz baja, pero extendida- se hablaba de lo acontecido en ella en tiempos de la Sublevación Militar de 1936. El otro hecho trágico acaecido en ella, el de los frailes franciscanos mallorquines, quedaba en un ámbito más erudito y se perdía en el umbral de la leyenda de los tiempos prehispánicos. Pero incuestionablemente ambos hechos forman parte de la historia de Gran Canaria y ahí está la Sima como accidente volcánico singular, con su historia trágica, con su simbolismo y lo que en ella queda por descubrir. El nombre de Jinámar, topónimo de indudable naturaleza prehispánica-bereber como sus homólogos el majorero Ginijinámar y el bimbache Risco de Jinama, aparece tan pronto como Gran Canaria irrumpe en la Historia: además de lo aludido líneas atrás para los franciscanos, a finales del siglo XV se nombra a un tal Pedro de Xinámar que marcha a la conquista de Tenerife, que en opinión del profesor Wöelfel2, sin duda se trataba de un canario aborigen oriundo de Jinámar. Que este lugar fue un importante asentamiento de población prehispánica gradualmente lo ha ido testificando la arqueología. Algunos de los hitos lo constituyen el yacimiento de Los Barros, donde apareció en un arrastre pluvial el famoso Ídolo de Jinámar en 1976 y las primorosas casas de piedra seca descubiertas en 2006 como consecuencia de las obras del Centro Comercial el Mirador; otros lo son el cercano asentamiento costero de La Restinga, también con su idolillo y la necrópolis de la Montaña del Roso. Todos ellos nos aproximan a la verdadera importancia que el Valle de Jinámar tuvo en el pasado prehispánico. En las cercanías del yacimiento de Los Barros, hasta tiempos relativamente recientes crecían rodales asilvestrados de la tradicional pita sábila o sabililla (la que ahora, modernamente, se nombra como ‘aloe vera’). Esta presencia asilvestrada en Gran Canaria guarda una marcada vinculación con asentamientos de población aborigen, lo que puede ser señal de un uso muy antiguo de esta acreditada planta medicinal. Igualmente en estas laderas del Valle de Jinámar encontramos una planta estrechamente vinculada a los antiguos canarios: la orijama, cuyas semillas esféricas e imputrescibles es frecuente encontrar en los lechos sepulcrales. La orijama, arbustillo también 2 Wölfel, Monumenta linguae canariae, Vol.II p. 847. 3 conocido por leña buena, leña blanca o leña santa, de excelente madera, se aprovechó hasta fecha histórica para elaborar bastones y hasta el presente, por parte de los pastores, para fabricar el badajo de las cencerras. Estas dos especies nombradas, la una introducida y la otra oriunda de Canarias, crecen en el dominio del tabaibal-cardonal, una de las formaciones que caracterizan los restos de vegetación natural del valle y que, sin solución de continuidad, enlaza con el denominado bosque termófilo, que en el caso de Jinámar corresponde al límite oriental del Monte Lentiscal, formación que a pesar de la secular tala y aprovechamiento al que ha sido sometida, aún es posible reconocerla con la presencia de acebuches y lentiscos a medida que ascendemos valle arriba en dirección a Bandama. Capítulo aparte merece la estrecha franja de vegetación de la costa de Jinámar, donde destaca la presencia de un endemismo con un área de distribución natural limitada tan sólo a unas escasas hectáreas en la ladera izquierda de Bocabarranco, desembocadura del Barranco de Las Goteras: el singular Lotus kunkelii3, especie de difícil cultivo fuera de las duras condiciones de su hábitat, pero de remarcable valor genético en el campo de las plantas forrajeras. La singularidad del endémico Lotus kunkelii, merece que nos detengamos algo más en él. Los primeros ejemplares fueron herborizados en 19564, por quien fue catedrático de Ciencias Naturales del Instituto Pérez Galdós de Las Palmas, el botánico Fernando Esteve Chueca, a quien debemos la publicación de la primera imagen de esta planta y que él originalmente la consideró como Lotus lancerottense5 y posteriormente, en 1972, en una revisión del trabajo donde atiende a observaciones de los botánicos el sueco Enrique Sventenius y el alemán Günther Kunkel, la elevó al rango de subespecie, con el nombre de kunkelii; poco después en ese mismo año 1972, en una contribución al género Lotus realizada por David Bramwell6 -segundo director del Jardín Botánico 3 Esteve Chueca. F. , 1972: “Nuevas Referencias a la Vegetación Litoral de Gran Canaria. Lotus lancerottensis Webb & Berth. ssp. Nov”. Cuad. Bot. Can. XIV/XV: 43-­‐48. 4 El 12 de abril. Esteve Chueca, Ob. cit. 5 Esteve Chueca, F. 1968: “Datos para el estudio de las clases Ammophiletea, Juncetea y Salicornietea en las Canarias Orientales”. Collectanea botánica. VII: 303-­‐323. 6 Bramwell, D. & Diana H. Davis, 1972: “A contribution to the Study of Lotus L. on Gran Canaria”. Cuad. Bot. Canar. XVI: 51-­‐54. 4 Canario ‘Viera y Clavijo’ (de 1974 a 2012) en colaboración con la también botánica de Reading Diana H. Davis, fue elevada a la categoría de especie, donde se mantiene el nombre específico de kunkelii. A la esposa de Günther Kunkel, la británica Mary Anne, ambos afincados en Gran Canaria en las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo XX, debemos la primera ilustración en color de Lotus kunkelii7. Perteneciente al género botánico Lotus, cuyas especies canarias las conocemos popularmente por corazoncillos, el nombre común de ‘hierbamuda’ con que conocemos a la kunkelii, le fue dado por el propio Günther Kunkel (en comunicación personal) por el hecho que creciendo en lugar tan cercano dentro del municipio de Las Palmas, hubiera pasado tanto tiempo desapercibida, ‘callada’, hasta su relativamente reciente consideración como tal especie. Si algo destaca a primera vista en el paisaje jinamero es el vulcanismo reconocible a primera vista, enmarcado en un campo de volcanes recientes que se extiende de Oeste a Este desde el Pico del Inglés en Tafira hasta la Montaña Negra de Jinámar y entre ambos, los hitos del espectacular conjunto Pico-Caldera de Bandama, Montaña de la Matanza y Montaña del Roso. Aunque una parte significativa de las estructuras volcánicas han desaparecido o han sido sustancialmente alteradas como consecuencia del aprovechamiento del picón o la ocupación del territorio, lo que nos queda en el entorno es una expresiva muestra del vulcanismo reciente y de la génesis de las estructuras asociadas. El muestrario geológico del Valle de Jinámar se extiende a un amplio periodo de la historia geológica de Gran Canaria, con materiales que se remontan a finales del primer ciclo geológico de la Isla, con una edad en torno a los 9 millones de años atrás, representados por el denominado ‘canto blanco’. Le siguen en antigüedad los depósitos sedimentarios del largo periodo erosivo que medió entre este primer ciclo y el segundo, caracterizados por el típico ‘almendrado’ de la FDP (Formación Detrítica de Las Palmas) o ‘Terraza de Las Palmas’ formado por el acúmulo de materiales heterogéneos procedentes de la erosión de las rocas emitidas en el primer ciclo volcánico; sobre este almendrado encontramos una colada basáltica del segundo ciclo –conocido por 7 FLORA DE GRAN CANARIA. Tomo II. Enredaderas, trepadoras y rastreras. Láminas por Mary Anne Kunkel Textos por Günther Kunkel. ISBN 84-­‐500-­‐2804-­‐3. 124 pp. Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas, 1978. Lam. 73. 5 Ciclo Roque Nublo- y ocupando los niveles superiores, materiales sedimentarios del cuaternario y todo un muestrario del vulcanismo reciente, como son distintos tipos de conos volcánicos, campos de lapilli (picones), coladas y la famosa sima. El corte del terreno que observamos justo frente a la fachada principal del IES Jinámar, es un fiel testimonio de lo dicho y sin lugar a dudas un recurso didáctico de primer orden. En él podemos observar el citado canto blanco, que tanta importancia jugo como material de construcción en el pasado, los depósitos de la ‘terraza de Las Palmas’, una colada basáltica del Ciclo Roque Nublo -asentada sobre un característico almagre como nivel de separación de los antedichos sedimentos y el suelo asociado- y, en el tramo alto, picones y coladas del vulcanismo reciente. En el nivel de lo picones citados, entremezclados con ellos, aparecen restos de carbón, datados con una antigüedad de unos 2.500 años atrás; nos hablan de arbustos o árboles que crecieron aquí 500 años antes del nacimiento de Cristo y que fueron incendiados por los efectos de los materiales ardientes procedentes de La Montaña Negra, en ese momento un volcán en erupción. Relacionado con la geología, y como aprovechamiento, hemos hablado del canto blanco además de citar el picón que igualmente ha sido un valorado material de construcción, cuya extracción tanto daño ha causado al paisaje canario en general y al grancanario y teldense en particular y no sólo en Jinámar, porque los que tenemos años suficientes vimos cómo, un hito paisajístico de la relevancia de la Montaña de La Santidad, un cono de puro picón, iba de año en año mermando hasta desaparecer: hoy sólo quedan los testimonio de los mapas y fotografías antiguas que certifican su existencia en el pasado. El Barrio de Hornos del Rey, con sus canteras caleras del Lomo Pelado, nos hablan de otra explotación de recursos jinameros en el pasado, como es la de la cal, con la singularidad añadida que en las canteras de donde se extraía la piedra de cal, en este caso de naturaleza travertínica, aparecían vetas de 6 especial calidad, el llamado mármol de Jinámar, de cuya relevancia es reflejo que de él se hicieron pilas de agua bendita para la Catedral de Santa Ana8. Igualmente famosa fue la denominada ´piedra de Jinámar’ para la fabricación de piedras de destilar cuando eran de uso común en las viviendas, extraídas de la cantera de arenisca cuaternaria ubicada junto a la actual autovía del sur frente a la potabilizadora; en el montaje del conjunto de la destiladera -donde el culantrillo era elemento consustancial- a veces se utilizaban -por sus propiedad de aislamiento térmico- las escorias volcánicas tan abundante en la zona. Las profundas transformaciones habidas en el Valle de Jinámar, que lo han llevado desde los paisajes primigenios (incluido el maipez, primigenio por antonomasia) y al actual polígono, tras pasar por un esplendoroso pasado agrícola que finalizó en el último tercio del pasado siglo XX, ha habido también un notable cambio en la avifauna del valle, donde es particularmente destacable la práctica desaparición de aves propias de ambientes esteparios, en paralelo con lo ocurrido en el panorama general de la isla de Gran Canaria, como la terrera marismeña –a la que conocemos localmente por calandria o calandrio- y el camachuelo trompetero –el pájaro moro-. Por el contrario, vinculadas al cambio, se han asentado otras como la tórtola turca o la cotorrita de kramer, la primera fruto de su expansión natural en una amplia área geográfica que comprende el Norte de Africa, Europa continental e Islas Británicas, con especial querencia por los ambientes urbanos ajardinados y, en el caso de la cotorra de Kramer, a partir de ejemplares escapados de la cautividad. Otras especies de la avifauna autóctona se han adaptado al cambio y así en los jardines de Jinámar podemos observar entre otras frecuentes, rapaces como el cernícalo y el búho chico y pájaros como herrerillo (frailero), mosquitero canario (hornero u hornera), curruca capirotada (capirote) y canario del monte. El caso de este último es particularmente interesante, en cuanto que su colonización de espacios urbanos (incluido el corazón de Las Palmas capital) está vinculada a la irrupción del polinizador de los laureles de la India a 8 Historia de la Catedral de Canarias. SANTIAGO CAZORLA LEÓN. Xi+576 pags. ISBN: 84-­‐604-­‐2364-­‐6. Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas , Gran Canaria, 1992. Pp. 327-­‐329 e ilustración en la página 9ª del anexo ‘Otros documentos gráficos’. 7 partir de mediados de los pasados años 80, que ha llevado a que un árbol introducido desde Cuba en 1862, después de permanecer estéril por espacio de un siglo largo, comenzara la fructificación proporcionando con sus higuillos maduros una ingente cantidad de alimento para las aves. En este punto de los jardines, Jinámar dispone de un potencial envidiable. Desde la fértil vega que pervivió hasta el inicio de los setenta, donde se da paso al polígono residencial que hoy conocemos, se reservó una importante superficie para jardines. Hubo un ambicioso anteproyecto ´El Palmeral del Mundo’ planteado en la década de los 80 y dirigido por el prestigioso equipo del arquitecto Joaquim Mª Casamor de Espona -quien fuera Jefe de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona- que quedó redactado en noviembre de 19919, pero no pasó de ahí. Aunque mucho más modesto, el área cuenta con una apreciable muestra del palmeral canario, que le proporciona una de sus señas de identidad. El benigno clima del Valle de Jinámar permite el cultivo de una amplia variedad de especies, tanto de jardinería como agrícolas, en particular la de frutos tropicales. Junto a la platanera, que fue el último cultivo extensivo de su etapa agrícola, el valle era idóneo para el cultivo de tomateros, guayaberos, mangos, cafetos, aguacateros, papayeros, chirimoyos...De su etapa agrícola guardamos un particular recuerdo de su dedicación al cultivo de la caña de azúcar, encuadrado en el corto periodo correspondiente al segundo ciclo de este cultivo en el archipiélago, centrado en la última década del XIX y primera del XX, momento en que es sustituida por el plátano. De esta etapa azucarera arranca la vinculación de la caña dulce con la festividad de la Inmaculada Concepción. Conviene recordar que el cultivo de la caña de azúcar, conlleva una elevada demanda de agua, y el proceso industrial de obtención del azúcar un apreciable consumo de combustible en una doble vertiente: para alimentar las calderas de cocción del guarapo y para alimentar los hornos donde se obtenía la cal necesaria para el refino del azúcar. Históricamente, el cultivo de la caña tuvo una incidencia directa en la búsqueda y consumo de recursos hídricos y en el retroceso de la masa forestal –con especial intensidad en el siglo XVI 9 No publicado. Gobierno de Canarias. Consejería de Política Territorial. Anteproyecto del Parque Botánico de Palmáceas en el Valle de Jinámar. El Palmeral del Mundo. Gran Canaria. Joaquín Mª Casamor y colaboradores. 8 coincidiendo con el punto álgido del primer ciclo azucarero canario- puesto que en ausencia de combustibles fósiles se recurría a la leña qué, en el caso del área de Jinámar y su entorno suministraba el Monte Lentiscal. Dejamos atrás los tiempos pasados para dar término a este pregón en los tiempos presentes. Desde la perspectiva de un docente, Jinámar es un lugar privilegiado: a caballo entre lo urbano y lo rural, es un lugar estratégico para comprender como infraestructuras se conforma residenciales, una urbe energéticas, contemporánea hídricas, con sus alimentarias, de suministros, de comunicaciones, comerciales…a la vez que presenta la posibilidad de aproximarse ‘in situ’ a lo más genuino de nuestra naturaleza y nuestra historia. Pero quizá el más ilusionante reto de Jinámar es el de darle una formación de calidad a su elevada población infantil y juvenil, que es su mayor capital. Estos niños y jóvenes merecen la máxima atención porque ellos son la esperanza: de ellos es el futuro, pero sin olvidar que aquí tienen sus raíces; pertenecen a un barrio de gente trabajadora y luchadora, que ha sido capaz de superar grandes dificultades para conseguir un lugar donde vivir con dignidad; por ello deben sentirse orgullosos de ser jinameros y esforzarse por alcanzar metas que no estuvieron al alcance de sus padres y abuelos. Animarlos y ayudarles a alcanzar esas metas es misión de todos nosotros. Sólo me queda desearles a los presentes que disfruten de unas magníficas Fiestas de la Concepción y, a los foráneos, que se acerquen por Jinámar, que vale la pena. Adelanto mi felicitación a las Conchas jinameras y agradezco, de corazón, la atención que me han prestado. ¡Felices Fiestas de la Concepción, 2014! 9