Servicio Bíblico Latinoamericano

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Semana del 28 de Noviembre al 4 de diciembre de 2010 – Ciclo A
OBSERVACIONES
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Domingo 28 de noviembre de 2010
Domingo 1º de Adviento
Ciclo A, año impar
Blanca de Castilla
Is 2,1-5: El Señor reúne a las naciones en la paz del reino de Dios
Salmo 121: Vamos alegres a la casa del Señor.
Rom 13,11-14: Nuestra salvación está cerca
Mt 24,37-44: Estén prevenidos porque no saben cuándo llegará su Señor
H
oy comienza el «año litúrgico», que no coincide con el año civil, ni con el curso
lectivo, ni tal vez con el «ejercicio económico anual» de tal ramo de empresas... El año
litúrgico es una periodización propia de la Iglesia católica.
Comienza con el tiempo de «adiviento», uno de los varios que lo componen... «Adviento», apócope de «advenimiento», significa venida, y alude a la venida de Cristo, que,
bíblicamente hablando, son dos: la que ya tuvo lugar, que celebraremos en Navidad, y la
futura, la llamada «segunda venida» de Jesús, «en poder y majestad», que pondrá fin al
mundo, inaugurará el «juicio final» o «juicio de las naciones», y abrirá la era definitiva, el
«nuevo eón», la vida eterna beatífica para los salvados, y el sufrimiento en el infierno para
los condenados. Todo ello, dicho en el lenguaje clásico tradicional, para situarnos.
Pero, ¿qué creemos realmente de todo ello? ¿Qué creemos de todo ello sólo
simbólicamente, evocando otro significado que el literal?
Los dos últimos capítulos del evangelio de Mateo forman el llamado «discurso
escatológico» de Jesús. El evangelista pone, agrupa en su boca los dichos «escato-lógicos»,
o sea, los que se refieren al final (del mundo). Ya sabemos hermenéutica bíblica y no vamos
a entrar en el tema de la historicidad de esos dichos en cuanto efectivamente dichos por
Jesús. Bien pudiera ser que Jesús expresara estas u otras ideas semejantes, porque Jesús
estuvo inmerso en la mentalidad religiosa y cultural de su época -igual que dijo que Dios
«hace salir el sol» sobre justos y pecadores, porque participaba de la visión cosmológica
precopernicana-. Pero la pregunta importante para nosotros es: ¿debemos creer nosotros
hoy la «descripción del final» propia de esa visión apocalíptica? ¿Creemos efectivamente
que Jesús vendrá de nuevo, tal vez pronto, y con semejantes consecuencias?
El popular Richard DAWKINS, que se ha hecho muy popular con su combate
crítico a las creencias religiosas, confiesa que queda «abatido alconstatar que el 50% de los
estadounidenses cree que el mundo tiene apenas 6 mil años», y añade: «La única
superpotencia mundial actual está a punto de ser dominada por electores que creen que el
universo entero comenzó después de la domesticación del perro. Creen también que serán
personalmente ‘arrebatados’ a las alturas celestrianes todavía en el tiempo de su vida, hecho
que será seguido por un Armagedón muy bienvenido como heraldo de la segunda venida
de Cristo». Sam HARRIS por su parte (Letter to a Christian Nation), aduciendo encuestas del
Instituto Gallup, sustiene que «nada menos que el 44% de la población estadounidense está
convencida de que Jesús va a volver para juzgar a los vivos y a los muertos, en algún momento
de los próximos cincuenta años». «Imagine usted las consecuencias, si algún miembro
significativo del gobierno estadounidense realmente creyese que el mundo está pronto a
acabar de esta manera... El hecho de que casi la mitad de la población de EEUU crea en
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eso, en base simplemente a un dogma religioso, debe ser considerado una emergencia
moral e intelectual». Dawkins, que prologa el libro de Harris, añade que hablar de una
«emergencia moral e intelectual» tal vez es muy moderado.
Efectivamente, aunque hayamos olvidado historias pasadas de los muchos
movimientos milenaristas de siglos pasados, hoy sabemos bien de consecuencias terribles
actuales de las creencias religiosas que derivan en violencia y terrorismo por motivaciones
religiosas verdaderamente apocalípticas, tanto de un signo como de otro. Las creencias
religiosas, sobre todo su interpretación, no son un mero «asunto privado» de cada quien.
Qué crean los norteamericanos electores del gobierno de la mayor potencia militar del
mundo, para mí no es simplemente un «asunto privado» de ellos. Qué crean y piensen
sobre el final del mundo y sobre la intervención y el dominio que Dios tiene sobre nuestro
modo de gestionar este mundo, no es un asunto religioso privado del que la sociedad no
deba preocuparse, porque, en determinadas circunstancias, puede llegar a ser
verdaderamente «una emergencia moral e intelectual». Pensemos también en la cantidad de
creyentes de pequeñas iglesias «libres» que se multiplican entre masas de población que
viven en sectores de pobreza o miseria, y en las creencias fundamentalistas que difunden...
¿No son realidades de interés público, tal vez de salud pública, o incluso de «emergencia
moral e intelectual»?
Casi con toda seguridad, los lectores de este comentario bíblico no están en esas
penosas situaciones religiosas que acabamos de aludir. Pero es bien probable que no sepan
bien qué decir ante el evangelio de hoy: ¿seguimos creyendo en una «segunda venida de
Cristo»? Probablemente no creen en su inminencia, ni en su carácter «apocalíptico», ni en
Armagedón y sus amenazas... pero no han decidido si seguir creyendo o no en «la segunda
venida de Cristo». Mientras no lo decidan críticamente -mientras no personalicen su fe, en
ese sentido- seguirán creyendo con la creencia tradicional (confiarán una parte importante
de suvida a esa creencia), de que lo más profundo de la realidad es que es el plan de un
Dios que quiso crearnos y ponernos una prueba, y que esa «segunda venida» será el paso a
la definitiva vida eterna. Eso es lo que significa la «segunda venida».
Ocasiones como ésta, del domingo que inaugura el Adviento (advenimiento, venida),
que pone ante nuestros ojos meditativos esa segunda venida, son, deberían ser, una ocasión
para «coger el toro por los cuernos» y abordar estos temas, sin contentarse con darles en la
homilía simplemente varios «pases» litúrgicos que lo utilizan simbólicamente, sin responder
ninguna de las preguntas que pasan por la mente de los oyentes.
La esperanza ha sido considerada clásicamente como la virtud típica del Adviento, la
dimensión de nuestra vida en la que meditar, la fuerza personal que cultivar especialmente
en estas cuatro semanas. Como el pueblo de Israel y tantos otros pueblos vivieron la
historia como un caminar iluminado por la esperanza del encuentro con Dios, el adviento
nos invita a considerar nuestra vida como un caminar que no podemos sobrellevar sino con
la fuerza de la esperanza. ¿Cuál es el peso de la esperanza en nuestra vida?
Tal vez, en el ambiente de nuestra ciudad o de los medios de comunicación... ya se ha
instalado la publicidad navideña. Para el comercio, adviento significa bombardeo
publicitario prenavideño, una navidad que, para ellos, no sería tal sin un aumento del
consumo en todos los campos. Un cristianismo coherente no debe caer en en la trampa del
mensaje de tanto signo aparentemente religioso que lo que pretende es solamente hacernos
consumir.
La primera lectura, de Isaías, una de cuyas frases -la de la conversión de las lanzas en
podaderas- fugura en el vestíbulo del edificio de las Naciones Unidas en Nueva York,
expresa bien la dimensión terrena de la utopía de esperanza que animaba a los profetas: un
mundo reconciliado, en la paz de la convivencia y el trabajo, superadas las guerras y las
preparaciones para las guerras -los arsenales de armas y las maniobras militares-. Por ser
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parte del Primer Testamento, a Isaías le falta la visión universalista: ni el «final» ni mucho
menos el «fin» sean que la Humanidad caminen hacia el monte de Sión, sino simplemente
hacia la Utopía de Dios, sea cual sea el monte sagrado de su religión.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 105 de la serie «Un tal Jesús», de
los hnos. López Vigil, titulado «Un cielo nuevo y una nueva tierra». El guión y su
comentario puede ser tomado de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1500105
Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap105b.mp3
Para la revisión de vida
Hago un examen personal sobre las implicaciones de la espera y de la esperanza, y hago aplicaciones
concretas a mi vida.
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Para la reunión de grupo
Leer algún comentario al «discurso apocalíptico» de Jesús (caps. 24-25) del evangelio de Mateo. En
las «notas» de las Biblias suele encontrarse buenos comentarios, o en algún libro especializado.
¿Segunda venida? ¿Qué significa concretamente? ¿Qué creemos realmente sobre ella.
¿Qué pensar de la interpretación fundamentalista literal, y sobre todo de la creencia en su
inminencia, y en sus amenazas (Armagedón)...?
¿Qué pensamos de ese carácter de «emergencia moral e intelectual» que Dawkins y Harris atribuyen
a la creencia popular tan extendida tanto en Estados Unidos como en sectores religiosos pobres y
fundamentalistas acerca de la amenaza inminente de la «segunda venida»?¿Se podría considerar
asunto de «salud pública»?
¿Podemos desentendernos pensando que los temas religiosos son «asunto privado»?
La «Agenda Latinoamericana’2011», que ya está en la calle en todos los países latinoamericanos,
así como en España e Italia, aborda el tema de la religión y propone materiales interesantes y hasta
«provocativos» para abordar el tema de la renovación religiosa tanto en la educación popular como en
la propia comunidad cristiana
Para la oración de los fieles
Para que las comunidades cristianas vivan intensamente el adviento como preparación a la navidad y
como tiempo dedicado más intensamente a alimentar la esperanza del mundo y la propia nuestra,
roguemos al Señor....
Por todos los que lloran y se desesperan ante la muerte, para que encuentren sus vidas el coraje de la
esperanza...
Por todas las personas que por edad, enfermedad o cualquier otra circunstancia sienten la
proximidad de su final; para que comprendan esa situación como una gracia, un don, una
oportunidad para alcanzar la plenitud de sus vidas...
Por todas las otras personas, especialmente jóvenes, que viven de espaldas a la realidad de la muerte
y de la finitud de nuestras vidas; para que abandonen toda enajenación y vivan todos los días
conscientes de las dimensiones reales de la vida humana...
Por la esperanza de los pobres, los dos tercios del mundo, los mil millones de personas que viven con
un dólar diario, los 2.600 millones de personas (el 40% de la humanidad) sin empleo [Informe del
PNUD 2007-2008, cap. 1]; el 20% más pobre de la población mundial, que recibe el 1'4% del
producto mundial; para que por nuestro compromiso decidido por la transformación del mundo
seamos «adviento», esperanza, buena noticia para estos hermanos y hermanas nuestros…
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Para que los teólogos cristianos reelaboren y reformulen las «verdades eternas» y la fe en el más allá
de la muerte con un lenguaje más adecuado al hombre y la mujer de hoy…
Oración comunitaria
Padre de bondad y de amor, tú nos has prometido una vida llena de felicidad. Aumenta en nosotros
la fe y haz que animados por la esperanza de recibir lo prometido, sepamos mantenernos siempre
activos y dispuestos a trabajar contigo en el cumplimiento de tus promesas. Nosotros te lo pedimos
por Jesús, hijo tuyo, nuestro hermano y maestro.
Oh Dios, Madre y Padre, Fuerza y Origen, Fundamento misterioso del Ser, que llamas a la
existencia y siembras los impulsos y los brotes, y llamas a la Esperanza. Al comenzar este nuevo
Adviento acoge nuestras limitaciones y temores, y libera toda tu energía en nosotros, para que
renazcamos a una esperanza nueva. Tú que vives y haces vivir, por los siglos de los siglos. Amén.
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Lunes 29 de noviembre de 2010
Saturnino
Is 2,1-5: El Señor reúne a las naciones en la paz del reino de Dios
Salmo responsorial: 121: Vamos alegres a la casa del Señor.
Mt 8,5-11: Vendrán de oriente y occidente y se sentarán en el reino
E
l reino de Dios es para toda la humanidad y no sólo para un pequeño grupo de
personas; de igual forma, el mensaje de Jesús es universal, no es exclusivo, es una propuesta
para el mundo entero. Y es esto lo que expresa el texto que leemos hoy. El centurión, quien
forma parte del aparato opresor de la época y religiosamente es pagano, cree en la acción
salvífica de Jesús, cree que es el Señor y que por lo mismo es superior a las fuerzas del mal
y puede sanar y otorgar vida. Por esta expresión de fe, el centurión se convierte en modelo
de creyente, pues se pone en manos de Jesús y tiene fe en sus palabras, superando los
prejuicios religiosos y dando cabida a la misericordia universal de Dios. La fe del centurión
sorprende a Jesús y lo lleva a afirmar que no ha encontrado en Israel una fe semejante a
esta (v. 10), lo cual quiere decir que muchos israelitas se han cerrado a la Buena Noticia
proclamada por Jesús, mientras los paganos han encontrado en él su propia esperanza, su
propia salvación. Es un llamado a abrir nuestro horizonte misionero, a abrir nuestra mente
a la constante novedad del Evangelio.
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Martes 30 de noviembre de 2010
San Andrés apóstol
Rom 10,9-18: La fe nace del mensaje, y éste consiste en hablar de Cristo
Salmo: 18: A toda la tierra alcanza su pregón.
Mt 4,18-22: Inmediatamente, dejando la barca y a su padre, le siguieron
H
oy celebramos la memoria del apóstol Andrés; y junto con él celebramos el acto único
que hace Dios, por medio de distintas personas y situaciones, de llamarnos por nuestros
nombres para ser servidores idóneos del reino de Dios en distintos tiempos y lugares del
mundo. Ello para ser constructores de una nueva sociedad en la que el Dios de la Vida y la
Justicia reine. Jesús, de camino por el lago de Galilea, llama a los que serán sus discípulos,
hombres y mujeres disponibles para seguir sus pasos, abiertos a la novedad del reino,
dispuestos incluso a dar la vida por la causa de Jesús. Son personas del común que aceptan
sin condiciones la invitación hecha por el Maestro, dejan atrás los miedos, los fracasos, las
comodidades, e inician una nueva forma de vida inspirada y sostenida por la fe en aquél
que proclama y realiza el reino de Dios: Jesús de Nazaret. Hoy, como creyentes, estamos
llamados a continuar la obra iniciada por Jesús. Es la misión de toda la Iglesia ser
testimonio vivo de ese llamado, ser discípulos/as oyentes y servidores, testigos fieles y
apasionados de esa Palabra que se ha encarnado en nuestra historia, con el fin de
trascendernos y hacernos libres.
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Miércoles 1 de diciembre de 2010
Eloy / Florencia
Is 25,6-10a: El Señor invita a su convite
Salmo 22: Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Mt 15,29-37: Me da lástima esta gente, porque no tiene qué comer
M
ateo nos muestra en el evangelio de hoy dos signos del proyecto del reino dados por
Jesús: el primero es la curación de los enfermos, signo de liberación para con los excluidos
por la sociedad y las estructuras presentes, con el fin de restablecer las condiciones de vida
y dignidad que les han sido negadas. El segundo es la multiplicación de los panes para
satisfacer las necesidades más urgentes de quienes le siguen, dicho milagro se obra a partir
del compartir solidario entre las personas con sentido de responsabilidad, siendo capaces
de romper con el egoísmo y dar de lo que se tiene en la construcción de una comunidad
más justa, donde haya pan y dignidad para todos. Este evangelio nos invita a tomar
conciencia y ser responsables de los signos del reino: re-dignificar a los que son excluidos
hoy en nuestra sociedad y ser constructores de solidaridad en medio de tantos rostros
concretos que pasan situaciones de marginación por causa de las estructuras que enajenan
al ser humano. Preguntémonos ¿cómo estamos haciendo nosotros para restablecer esas
condiciones de vida y dignidad desde donde me encuentro? Y cuáles son mis propias
actitudes de compartir solidario en mi propio entorno?
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Jueves 2 de diciembre de 2010
Bibiana / Viviana
Is 26,1-6: Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad
Salmo 117: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Mt 7,21.24-27: El que cumple la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos
L
a liturgia del día de hoy nos presenta el final del Sermón del Monte (Mt 5-7). Jesús,
después de haber expuesto su ley de vida y el ideal de vida de la comunidad en el respeto al
ser humano y su dignidad, expresa: “el que escucha estas palabras y las pone en práctica…”
y “El que haga la voluntad del Padre entra en el reino de los cielos”. Jesús, quien escucha y
hace la voluntad del Padre, es el fundamento a partir del cual la comunidad se integra.
Anunciar a Cristo es mucho más que obrar prodigios y realizar eventos espectaculares.
Anunciar a Cristo es primero creer en él, creer en lo que él creyó y fue el fundamento de su
vida: la voluntad del Padre. La parábola es bastante clara: construir nuestra casa o en roca o
en la arena. Construir en la roca es construir en la coherencia de vida, que se logra si
permitimos que la voluntad de Dios hable a nuestra realidad, entre en ella y la transforme.
El secreto de la fe es la escucha y la práctica, la coherencia entre la palabra y los hechos que
debe identificar a los verdaderos discípulos de Jesús.
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Viernes 3 de diciembre de 2010
Francisco Javier
Is 29,17-24: Aquel día, verán los ojos de los ciegos
Salmo 26: Como ustedes han creído.
Mt 9,27-31: Que suceda como ustedes han creído
L
a ceguera de estos hombres es una situación que les impide abrir los ojos ante aquellos
que los tienen excluidos de la sociedad por su supuesta situación de impureza. Les impide
actuar, enfrentarse contra el sistema opresor. Jesús cura a dos ciegos que creen en él. Ellos
confían en el poder liberador que tiene Jesús para sanarlos y dan prueba de una auténtica
fe. Lo llamaron “Hijo de David”, título mesiánico que designaba el liberador nacional de
Israel. Jesús les acepta esa fe, pero les abre los ojos para que vean que él es radicalmente
diferente a lo que ellos suponían. Jesús libera haciéndolos conscientes de su situación. Los
ciegos recuperan la visión y superan la perspectiva de una liberación puramente
nacionalista. Recuperar la vista es hacerse sujetos sociales dignos, con los mismos derechos
de vida y de reconocimiento. Ellos no se pueden contener y salen a anunciar la obra de
Jesús como personas reconocidas y redignificadas por Jesús. Miremos nosotros hoy: ¿cuáles
son las situaciones de ceguera que no permiten al ser humano serlo con dignidad? ¿En
quién ponemos nuestra confianza para salir de dichas situaciones? y ¿cómo estamos
ayudando a los que aún no recuperan la vista, su vida y su reconocimiento como personas
dignas?
La fiesta de Francisco Javier, legendario símbolo de las misiones católicas, puede
hacernos meditar en los cambios tan notables que no sólo ha registrdo el mundo -como
siempre iba ocurriendo- sino también el catolicismo -lo que no ha ocurrido durante siglos-.
Ha sido sólo en estos 50 últimos años que el catolicismo (al mismo ritmo que las Iglesias
protestantes) ha asumido cambios profundos, confrontándose y asumiendo nuevos
paradigmas, nuevas formas de ver y de pensar. El Concilio Vaticano II fue la asunción del
paradigma moderno, cuyo encuentro y reconciliación tenía la Iglesia católica pendiente
desde hacía varios siglos. Pero a ese paradigma de la modernidad han sucedido varios otros
en estas últimas décadas. Fruto de todo ello ha sido que casi todos los grandes elementos
del cristianismo han resultado reformulados. Grandes significaciones ligadas a grandes
figuras del pasado quedan con frecuencia descolgadas, necesitadas de una fuerte «relectura».
Es el caso de Javier, el gran misionero de Oriente, que fue allá convencido de que merecía
la pena sacrificarse para conseguir librar del infierno a tantos hombres y mujeres que
morían fuera de la Iglesia, destinados a una condenación segura... La Misión continúa
teniendo sentido, y mucho sentido, pero otro sentido, y un sentido muy otro...
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Sábado 4 de diciembre de 2010
Juan Damasceno / Bárbara
Is 30,19-21.23-26: Se apiadará a la voz de tu gemido
Salmo responsorial: 146: Dichosos los que esperan en el Señor.
Mt 9,35—10,1.6-8: Jesús recorría ciudades y pueblos enseñando y sanando
E
ste evangelio que leemos hoy introduce el segundo gran discurso que nos presenta
Mateo, el discurso apostólico. Nos dice que Jesús recorría ciudades y aldeas enseñando en
la sinagoga, proclamando el reino de Dios y sanando enfermos, las tres grandes acciones
del Mesías. Se nos hace ver que la proclamación de la Buena Nueva tiene mediadores
concretos. Jesús elige a sus doce discípulos y los hace partícipes de su misión: proclamar la
Buena Nueva de justicia e igualdad en medio de una sociedad que elimina totalmente a las
personas. Tal proclamación tiene una preferencia especial por los enfermos y dolientes, es
decir, los excluidos. Jesús les entrega el poder para sanar y los envía al servicio de los
demás, ya que seguirle es un compromiso de responsabilidad frente a todo ser humano en
situación de opresión y esclavitud. El adviento es tiempo de reflexión y de revisión de vida.
Nosotros como cristianos debemos revisar nuestra vida para ver si realmente somos
continuadores de la misión de Jesús en el anuncio del Reino, en la creación de unas
condiciones dignas de vida. Debemos ser conscientes de que proclamar la Buena Nueva
nos exige una entrega día a día por los demás.
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