Parroquia Ntra. Sra. De Lourdes. Salamanca. Domingo 1º de adviento B. Lectura del santo Evangelio según San Marcos 13,33-37. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 33Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. 34Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. 35Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: 36no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. 37Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!. 33: Mt 24,42; 25,13-15; Lc 12,38.40; 19,12s. LAS OTRAS LECTURAS: Lectura del Profeta Isaías 2,1-5. “De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas”. Salmo Responsorial: Sal 121: “¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor” San Pablo a Romanos 13,11-14. “Dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz”. En este nuevo ciclo escucharemos el evangelio de San Marcos. Él inventó el género literario “evangelio”. Es el primero que se escribe hacia el año 60-70. Es discípulo de San Pedro. Escribe su evangelio para los habitantes de Grecia y de Roma. Es el que se acerca más al Jesús histórico, por eso narra más “hechos del Señor”. ADVIENTO: Siempre es adviento porque siempre debemos estar esperando la venida del Señor que se manifiesta continuamente. El tiempo de adviento tiene tres dimensiones que hay que unir y tener en cuenta: . Pasado: Recordamos la esperanza mesiánica del pueblo de Israel animada por los profetas desde el año 1000 antes de Cristo. . Presente: Celebramos que Cristo viene litúrgicamente y en verdad en la Navidad de este año 2014. . Futuro: Aguardamos la última venida del Señor en la hora de nuestra muerte y al final de los tiempos. 1º domingo. Profeta Jeremías: Ojalá rasgases el cielo y bajases. Jesús dice: ¡Velad! 2º domingo. Profeta Baruc: Dios mostrará su esplendor sobre ti. Juan dice: Preparadle el camino al Señor. 3º domingo. Profeta Isaías: Alegría. El Señor me envía a dar buenas noticias. Juan dice: Allanad el camino al Señor. 4º domingo. Samuel: El Señor por medio del profeta Natán dice que el reino de David durará por siempre en la presencia del Señor. El ángel Gabriel le dice a María que concebirá y dará a luz un hijo. PARA ENTENDER MEJOR: “¡Vigilad!” Esta es la palabra clave en el corto pasaje que la Iglesia reserva para la liturgia del primer domingo de Adviento. Vigilar, estar atentos, esperar al dueño de la casa que debe regresar, no adormilarse, es esto lo que Jesús pide a todo cristiano. Estos cuatro versículos del evangelio de San Marcos forman parte del discurso escatológico del capítulo trece de San Marcos. Este capítulo nos habla de la ruina del Templo y de la ciudad de Jerusalén. Jesús aprovecha la ocasión por una observación que le hace un discípulo: “¡Maestro, mira qué piedras y qué construcción! Jesús, por eso, aclara las ideas: “¿Veis estas grandes construcciones? No quedará piedra sobre piedra, que no sea demolida”. El Templo, signo tangible de la presencia de Dios en medio de su pueblo elegido, Jerusalén, la ciudad “bien unida y compacta” adonde “suben junta las tribus del Señor, para alabar el nombre del Señor” (Salmo 122), todo esto, signo seguro de la promesa hecha a David, signo de la alianza, todo esto irá a la ruina... es sólo un signo de algo que sucederá en el futuro. A menudo Jesús pedía a los suyos que vigilasen. En el huerto de los Olivos, en la tarde del jueves, antes de la pasión, el Señor dice a Pedro, Santiago y Juan: “Quedaos aquí y vigilad conmigo” (Mc 14, 34). La vigilancia nos ayuda a no caer en la tentación (Mt 26,41) y a permanecer despiertos. En el huerto de los Olivos los discípulos duermen porque la carne es débil aunque el espíritu está pronto (Mc 14, 38). Se necesita estar siempre despiertos y no adormilarse, sino vigilar y orar para no ser engañados, acercándose así a la propia perdición (Mc 13,22). Por eso “despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará” (Ef 5,14). “Pues no sabéis cuándo es el “momento”. En griego hay dos palabras que traducimos al castellano por “tiempo”: “kairos” y “chronos”. Chronos (cuantitativo) significa el tiempo astronómico, relacionado con el movimiento de los cuerpos celestes. “La medida del movimiento, según un antes y un después”, como diría Aristóteles. Kairos (cualitativo) sería el tiempo sicológico. Significa el momento oportuno para tomar una decisión por parte del hombre. Tiempo de Salvación, tiempo de Dios. Por no tener en cuenta esta sencilla distinción, se han hecho interpretaciones descabelladas de la Escritura. En el evangelio que acabamos de leer, se habla de kairos, es decir del tiempo oportuno. Naturalmente que el hombre, como creatura material, se encuentra siempre en el chronos, pero lo verdaderamente importante para él es descubrir el kairós. NOS PREGUNTAMOS: El Señor nos ha dejado su casa ¿cómo la vigilamos? ¿Esperamos algo o a Alguien? ¿Cuándo y cómo va a venir para mí? ¿Estar en vela para mí es motivo de miedo o de alegría? ORACIÓN Bendito seas Señor Jesús, tú que vives por siempre, porque confías en nosotros y nos encomiendas la inmensa tarea de un amor vigilante que no se echa la siesta cuando hay tanto que hacer en torno. Esperamos tu venida con actitud alegre y dinámica, sin ansiedad estéril ni expectación angustiosa. Ayúdanos a unir productivamente la esperanza y el esfuerzo para prepararnos al día venturoso de la llegada de tu venida en esta Navidad y al final de los tiempos. No permitas, Señor, que se enfríe nuestro corazón, para que cuando llegues nos encuentres con las manos en la tarea de amasar un mundo mejor y el corazón ocupado en amar. Amén.