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From the SelectedWorks of Guillermo Arosemena
June 23, 2013
¿Se repetirá la historia?
Guillermo Arosemena
Available at: http://works.bepress.com/guillermo_arosemena/566/
¿Se repetirá la historia?
Guillermo Arosemena Arosemena
Los asambleístas deberían leer los escritos de Frederic Bastiat, especialmente su
obra La ley. Este economista francés, seguramente el más importante de su país,
vivió en las primeras décadas después de terminada la Revolución Francesa. Su
pensamiento es válido en cualquier época, especialmente en lo que actualmente
viven ciertos países de América Latina. Se cree que la Revolución Francesa fue la
panacea para terminar con las élites gobernantes, no, hubo otra revolución, en
1848, al no haberse cumplido los cambios ofrecidos en la primera. Francia seguía
gobernada por élites, la mayoría de los que dirigieron la revolución fueron
guillotinados o asesinados entre ellos mismos. El caos duró decenios.
En sesenta años las leyes dictadas por los revolucionarios de 1789 y posteriores
gobernantes, permitieron que el Estado legalmente cometiera actos que estaban
prohibidos a los individuos. El funcionó con reglas diferentes a las de las personas.
El tamaño del Estado se infló y surgió la corrupción burocrática; gente que no
tenía medios económicos, en pocos años hicieron gala de su dinero mal habido.
Los ingresos se triplicaron por el alza de impuestos, pero el déficit fiscal creció
enormemente, así como la inflación. En el área económica, el crecimiento del
Producto Interno Bruto fue un tercio de los de Inglaterra, Holanda y otros países
del norte de Europa. Las guerras napoleónicas contribuyeron al desorden.
Inglaterra que se encontraba económicamente atrás de Francia antes de 1789, se
convirtió en la primera potencia mundial. Los franceses vieron con envidia el
milagro económico inglés.
Cansado el pueblo francés de la forma como era gobernado, en 1848 nuevamente
salieron a las calles. En su obra La Ley, Bastiat cuestionó las leyes vigentes y el
enorme poder del Estado. Es tan cierto que los principios de la revolución de 1789
quedaron en letra muerta, que como consecuencia de la revolución de 1848, se
estableció el principio del derecho a trabajar. Repetir los errores de la historia es
algo muy común entre los seres humanos, especialmente entre políticos y
gobernantes.
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