EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO. MONITOR: Hermanos, Cristo es el sembrador del amor que vino a cultivar en nosotros esa semilla, para que la cuidáramos y ésta diera fruto, sin embargo muchos no han dejado que la semilla germine y a cambio han hecho lo contrario a la voluntad del padre, rechazando así todo lo que Dios nos ha mandado a través de su Hijo amado, haciendo que nuestro corazón se enferme de una lepra, peor que la que se puede ver, una lepra de soberbia, de odio, de rencor que lo único que hace es alejarnos de la misericordia de Dios que siempre espera nuestro arrepentimiento. PRESIDENTE: Dios omnipotente, concédenos que sea la semilla del amor la que cultivemos, que nuestro corazón se purifique de la lepra que nos aleja de ti y ayúdanos a ser misericordiosos con nuestros hermanos. Te lo pedimos por Tu Hijo y Señor nuestro, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Cor. 4, 7-16) Hermanos: estamos acosados por todas partes, pero no derrotados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; desechados, pero no aniquilados; llevamos siempre y por doquier en el cuerpo los sufrimientos de muerte de Jesús, para que su vida se manifieste también en nosotros. Porque, viviendo, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que la vida sea también en nuestra carne mortal. Sin embargo, teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que dice la Escritura: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos; convencidos de que quien resucitó a Jesús, el Señor, también nos resucitará a 0 nosotros con él, y nos dará un puesto con él en vuestra compañía. Porque todo es por vosotros, para que la gracia, cada vez más abundante, multiplique la acción de gracias para gloria de Dios. Por esto no desfallecemos, pues aunque nuestro hombre exterior vaya perdiendo, nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues el peso momentáneo y ligero de nuestras penalidades produce, sobre toda medida, un peso eterno de gloria para los que no miramos las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las visibles son temporales, las invisibles eternas. Por esto gemimos en el estado actual, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra morada celestial, mientras estamos en esta tienda gemimos oprimidos, ya que no queremos ser desnudados, sino ser revestidos, para que la mortalidad sea absorbida por la vida. El que nos ha hecho para este destino y como garantía nos ha dado su Espíritu. Palabra de Dios. Todos: Te alabamos Señor. MONITOR: Cristo ha venido por nosotros, se ha hecho hombre para nuestra salvación, para curarnos de todos los males que tenemos y que no nos permite acercarnos a Dios por vergüenza. Él quiere que le veamos cara a cara, sin timidez, que le confiemos todo lo que nuestro corazón guarda y no es fácil de decir a otra persona, el quiere que le hablemos sin miedo, pues sólo así podrá curarnos de todo lo desagradable que hayamos cometido a causa del pecado. Aleluya, aleluya No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. Aleluya, aleluya 1 Lectura del santo Evangelio según Marcos (Mc 2, 13-17) En aquel tiempo Jesús salió otra vez por las orillas del lago, todo el mundo venía a verlo y él les enseñaba. Mientras caminaba, vio a un cobrador de impuestos sentado en su despacho. Era Leví, hijo de Alfeo. Jesús le dijo: "Sígueme." Y él se levantó y lo siguió. Jesús estuvo comiendo en la casa de Leví, y algunos cobradores de impuestos y pecadores estaban sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos; en realidad eran un buen número. Pero también seguían a Jesús maestros de la Ley del grupo de los fariseos y, al ver lo sentado a la misma mesa con pecadores y cobradores de impuestos, dijeron a los discípulos: "¿Qué es esto? ¡Está comiendo con publícanos y pecadores!" Jesús los oyó y les dijo: "No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. No he venido a l l a m a r a j u s t o s , s i n o a p e c a d o r e s ” . Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti, Señor Jesús. “PERDONAR” EL PRIMER PASO PARA LA SANACIÓN Perdonar es el camino de la sanación, es el dejar marchar la dureza que se tenía hacia una persona ; soltando todas esas cosas que abrigábamos contra esa persona y soltándola de ese vínculo…Perdonar es un proceso que dura toda la vida y se va recibiendo la gracia en cada momento.” “La sanación interior total sólo puede ocurrir, cuando perdonamos a aquellos que nos han herido, cuando le entregamos por completo al Señor nuestras heridas del 2 pasado. Sea cual sea la experiencia que has tenido, las heridas que hayas sufrido, Jesús quiere curarlas y sanar tu corazón roto. Quiere llenar el vacío que hay en tu vida con Su amor. Quiere liberarte de todo cautiverio para que puedas sentirte realizado. Después que le hayas pedido a Dios que te libere, después que le hayas orado para que rompa todas las cadenas que te han atado, después que Él haya limpiado todas tus heridas de las cosas que las infectaban, después que hayas perdonado a todos los que te hirieron; estarás listo para pedirle a Jesús que sane tus recuerdos dolorosos. ¡Y la noticia maravillosa, gloriosa, es que Él sanará todas tus heridas!” “El perdón, ciertamente, no surge en el hombre de manera espontánea y natural. Perdonar sinceramente, en ocasiones puede resultar heroico. Aquellos que se han quedado sin nada por haber sido despojados de sus propiedades, los prófugos y cuantos han soportado el ultraje de la violencia, no pueden dejar de sentir la tentación del odio y la venganza. La experiencia liberadora del perdón, aunque llena de dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, gracias al poder curativo del amor, que tiene su primer origen en Dios-Amor. La inmensa alegría del perdón, ofrecido y acogido, sana heridas aparentemente incurables, restablece nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor de Dios” (Juan Pablo II, l-l-97). “Perdonar no es lo mismo que justificar, excusar u olvidar. Perdonar no es lo mismo que reconciliarse. La reconciliación exige que dos personas que se respetan mutuamente, se reúnan de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella. El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. “El perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho… Perdonar es un proceso complejo. Es algo que sólo 3 nosotros mismos podemos hacer…Paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos el poder para sanarnos…Al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos.” “Pedir perdón no es lo mismo que disculparse, porque disculparse es excusar los motivos por los cuales uno ejecutó una acción con el objeto de que la persona afectada pueda comprenderla. Pedir perdón es asumir la totalidad de nuestra falta, con toda ella, y sentir todo el mal que produjo, decir que aunque no puedas del todo repararla, te produjo dolor la acción, lo sientes, estás arrepentido y quieres de vuelta procurar lo bueno… La estatura humana del perdón es mucho más alta y propia de los grandes, y necesaria en los cristianos porque hemos sido perdonados desde antes de existir, y así como perdonemos se nos perdonará”. “Un conocido teólogo escribió que los santos, muchas veces al rezar tartamudeaban. Este tartamudeo es más agradable a Dios que las frases retóricas, por más bellas y brillantes que puedan ser . Muchas veces nos cuesta pedir disculpas a nuestros amigos, compañeros… por un mal acto que hemos cometido. Pedir perdón por una mala acción es la forma más poderosa de demostrar nuestra humildad y honestidad. Sería interesante que hoy recordaras a aquellas personas con las cuales mantienes una enemistad por culpa tuya. ¡Reconcíliate con ellas con palabras fáciles y honestas y si hace falta tartamudea! Hay una frase increíble que te ayudará a pensar: ‘El perdón de las flores es tan bonito que llegan incluso a perfumar a aquel que las aplasta con la mano’ “. “Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida, entonces te darás cuenta que has perdonado. 4 “En una parte del Padre Nuestro Dios nos dice: perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Perdonar es una decisión que deja en libertad tu corazón, y deja limpia toda herida, la amargura en ti ya no reinará. Si tú quieres experimentar el perdón del Señor, debes primero perdonar. “Dios dijo: ‘Yo soy la vid y ustedes la rama, ustedes lejos de mí no pueden hacer nada’ y nada incluye todo, incluye perdonar. Dejemos que Dios nos ayude con nuestra decisión de perdonar. No fuimos hechos para odiar, sino para amar. “Amar a quien nos ha ofendido desarma al adversario y puede incluso transformar un campo de batalla en un lugar de solidaria cooperación. Éste es un desafío que concierne a cada individuo, pero también a las comunidades, a los pueblos y a la entera humanidad. Afecta, de manera especial, a las familias. No es fácil convertirse al perdón y a la reconciliación. Reconciliarse puede resultar problemático cuando en el origen se encuentra una culpa propia. Si en cambio la culpa es del otro, reconciliarse puede incluso ser visto como una irrazonable humillación. Para dar semejante paso es necesario un camino interior de conversión; se precisa el coraje de la humilde obediencia al mandato de Jesús. Su palabra no deja lugar a dudas: no sólo quien provoca la enemistad, sino también quien la padece debe buscar la reconciliación Juan Pablo II . “Perdonar y pedir perdón, es dejar que actúe el Espíritu en el lugar donde existe nuestro orgullo y nuestro resentimiento.” “Dios nos mira más allá de nuestros pecados con mucho amor…Cuanto más vemos y sentimos su bondad, más nos enamoramos de Él. En cuanto más nos enamoramos de Él, nuestras vidas automáticamente se van alineando con Él. Toda sanación en nuestras vidas fluye de esta relación amorosa. Al entrar en un profundo conocimiento de su amor, 5 es cuando, de hecho, nos sanamos y tenemos la experiencia más sutil de la unión con Él, sabiendo que su amor puede transformar las más profundas heridas. Lic. Pbro. Ramón Valdez REZO DE VÍSPERAS Y BENDICIÓN EUCARÍSTICA. 6 Visita Eucarística Jueves 17 de enero del 2007 “Si Tú quieres, puedes sanarme” “Sí quiero, queda limpio” 7 8