GRUPOS DE AMISTAD: EL CONFLICTO Y EL PERDÓN PRELIMINARES Creencias que mantenemos y que nos hacen sufrir: 1. Yo debo ser querido y apreciado por todos, si no, me siento fatal. 2. Tú debes comportarte siempre bien y amablemente conmigo, de lo contrario eres un borde. 3. Tú debes saber siempre lo que yo necesito y tratar de dármelo. Comentarlas: ¿nos identificamos con ellas? ¿actuamos así? ¿hacemos bien viviendo, sintiendo y valorando según esas creencias? ¿Por qué? EL CONFLICTO Los problemas aparecen inevitablemente en las relaciones humanas porque no todos somos iguales y no siempre tenemos los mismos intereses y necesidades. Delante de un conflicto no planteamos igual la solución si se trata de un amigo, es decir, de alguien a quien queremos y con quien queremos mantener la relación que si es alguien que no nos importa demasiado pero con quien preferimos no pelear. 1. Ejemplos de conflicto con un amigo ¿qué ha pasado? ¿cómo me he sentido? ¿cómo he reaccionado? ¿cómo ha reaccionado el otro? A. Hacerles diferenciar lo evidente de lo imaginario. Por ejemplo: no me llamó el viernes para salir porque no le intereso o porque se ha enfadado conmigo o…. Es evidente que yo no recibí su llamada pero lo demás es imaginario. Imaginar otras posibles causas: no salió, le dijo a fulanito que me llamara y a él se le olvidó, pensó que no me interesaba el plan o que me iba a otro sitio… A veces montamos un pollo a partir de suposiciones no contrastadas. ¿Qué podemos hacer para averiguar lo que hay detrás de un hecho? preguntar. B. Por otro lado, hacerles ver que según cómo planteemos una discusión tenemos más o menos posibilidades de arreglar las cosas. No es lo mismo decir “eres un egoísta por no querer….” que “me ha sentado mal que no quisieras… porque he tenido la sensación de que no estabas dispuesto a ayudarme o que no te interesaba etc” Se puede coger un ejemplo tras haber escuchado varios y escenificar el diálogo de las dos maneras, ¿Qué diferencias hay? ¿cómo se resuelve cada uno? C. También es importante ponerse en el lugar del otro, empatía, pensar como él piensa, sentir cómo él piensa. Se puede coger el mismo ejemplo u otro y representar dos veces el diálogo cambiando los roles. ¿Cómo nos hemos sentido al ponernos en la piel del otro? ¿hemos descubierto algo? 2. Ejemplos de conflicto con alguien a quien no queremos. Pensar en un conflicto que nos agobia o nos pone nerviosos con alguien de quien no somos amigos: ¿qué sucede exactamente (evidente e imaginario)?, ¿por qué me molesta tanto si yo no quiero a esa persona? ¿Cómo puedo resolverlo?. También aquí , tras escuchar unos cuantos ejemplos podemos profundizar en uno haciendo preguntas para que descubran cosas, escenificando, poniéndose en el lugar del otro etc. 3. Conflicto con los padres. Cada uno comenta un conflicto con sus padres que sea frecuente y que les preocupe. Se lo cuentan al grupo: qué les molesta, por qué, cómo se sienten. Después se imaginan que son los padres hablando uno con el otro o uno de ellos hablando con un amigo y mantienen un monólogo contando el conflicto desde su punto de vista: por qué actuan así, cómo se sienten, que les hace sentir mal, qué les preocupa…, el que escucha puede intervenir con preguntas para ayudar. Después comentan si han descubierto algo al ponerse en el lugar del otro, qué han sentido… EL PERDÓN Los cristianos estamos invitados al perdón: “Si sólo queréis a los que os quieren, si devolvéis mal por mal, ¿en qué os diferenciáis de los demás?” Pero el perdón no puede ser algo forzado ni impuesto, hay que aprender a perdonar. Incluso por nuestro propio egoísmo ¿cómo nos sentimos cuando alimentamos el odio, la rabia, el deseo de venganza; felices o satisfechos pero mal? Si devolvemos mal por mal, multiplicamos el mal y no aliviamos nada. Se puede contar la historia del jefe indio alrededor del cual se reunían todas las noches los habitantes del poblado esperando sus consejos. Una noche les dijo: “tengo dos perros luchando dentro de mí; uno representa el bien, el amor, el perdón y el otro, la maldad, la rabia, la venganza”. Y se quedó callado largo rato. Al cabo de media hora, un joven, impaciente, le preguntó “¿cuál ha ganado?”. A lo que él respondió: “Aquel al que yo alimenté. 1. Comentar qué es lo que más nos cuesta perdonar, a quién, por qué; ejemplos concretos (puede salir el terrorismo y derivar por ahí la reunión; está bien que expresen en este contexto sus sentimientos) 2. Darse cuenta de que una misma “ofensa” puede sentarle mal a uno y a otro no o dependiendo de quién venga. Por ejemplo: ¿a todo el mundo le sienta mal que se metan con una parte de su cuerpo? Si yo creo que mi nariz está bien o no me preocupa y alguien se mete con ella, me dará igual; si vivo acomplejado por ella me sentará fatal. Por tanto, si yo me quiero y me acepto, no me podrán hacer tanto daño los demás. A lo mejor es más fácil cambiar la manera que tenemos de vivir las cosas que cambiar a los demás (“es más fácil ponerse unas zapatillas que alfombrar el mundo”) Si no hay ofensa tampoco es necesario perdonar, eso es lo ideal: que cada vez tengamos menos cosas que perdonar. 3. También es importante pedir perdón. Para acabar se puede hacer una dinámica de petición de perdón entre ellos. Se pone un paraguas cerrado en medio (porque “vamos a mojarnos, a arriesgar”) o cualquier otro símbolo. Espontáneamente se levantan, lo cogen y se lo dan a otra persona diciendo: “perdón por…” o “gracias por” o “me gustaría que”…. Se trata de tender entre nosotros lazos de paz, de buen rollo. Podemos acabar dándonos la paz.