RECONOCIMIENTO A GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA 1 Reconocimiento a Gertrudis Gómez de Avellaneda Primera Edición año 1860 Copyright © Edición año 2013 Diseño y Edición: Gerardo Sánchez ISBN: 1492205885 2 RECONOCIMIENTO A GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA ACORDADA POR QUE TUVO EFECTO LA NOCHE DEL 27 DE ENERO DE 1860 2013 3 4 5 6 A LA SEÑORA GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA En homenaje a sus doscientos natalicio 7 8 INTRODUCCIÓN Gertrudis Gómez de Avellaneda nació en la antigua Santa María de Puerto Príncipe, entonces colonia española, hoy Camagüey, Cuba el 23 de marzo de 1814. Sus antepasados provenían de las Islas Canarias. Pasó su niñez en su ciudad natal y residió en Cuba hasta 1836. En este año partió con su familia hacia España. En este viaje compuso una de sus más conocidos versos, “Al partir”. Antes de llegar a España recorrió con su familia algunas ciudades del sur de Francia especialmente Burdeos donde vivieron por algún tiempo. Finalmente en España se establecieron en La Coruña. De La Coruña pasó a Sevilla y publicó versos en varios periódicos bajo el seudónimo de La Peregrina que le granjearon una gran reputación. Es en esta ciudad donde en 1839 conoció al que sería el gran amor de su vida Ignacio de Cepeda y Alcalde joven estudiante de Leyes con el que vivió una tormentosa relación amorosa, nunca correspondida de la manera apasionada que ella le exigía, pero que 9 le dejaría indeleble huella. Para él escribió una autobiografía y gran cantidad de cartas que publicadas a la muerte de su destinatario mostraban los sentimientos más íntimos de la escritora. Marchó a Madrid en 1840 donde se instaló e hizo amistad con literatos y escritores de la época. Al año siguiente publicó exitosamente en la capital de España su primera colección de versos titulada Poesías, que contenía el soneto “Al partir” y un poema en versos de arte menor dedicado, como indica su título, “A la poesía”. En 1844 conoció al poeta Gabriel García Tassara. Entre ellos nació una relación que se basó en el amor, los celos, el orgullo, el temor. Tassara deseaba conquistarla para ser más que toda la corte de hombres que la asedian, pero tampoco quiso casarse con ella. Estaba enfadado por la arrogancia y la coquetería de Tula, escribió versos que hacen ver que le reprocha su egolatría, ligereza y frivolidad. Pero Avellaneda se rindió a ese hombre y poco después casi la destroza. Tula estaba 10