Es una necesidad básica que tiene todo ser humano, de tener amistades fuertes con el fin de encontrar amor, apoyo y compañerismo, porque Dios nos creó para tener relaciones interpersonales. Tomemos en cuenta que las buenas relaciones personales proveen equilibrio, sostén y soporte preventivo mutuo. “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano” (Proverbio 18:24) 1. Era un hermano para Pablo. La palabra hermano, tiene dos sentidos: Primero, indica la fe que profesaba, que era un hijo de Dios. Habla de su relación con Cristo, como miembro de la familia de Dios. Segundo, indica la relación filial con Pablo, de su hermandad que caracteriza su amistad. No los unía un simple cariño sino la misma fe en Cristo. 2. Era un colaborador de Pablo. La palabra colaborador, indica que había servido a Jesús junto con Pablo. 3. Era un compañero de lucha. La palabra compañero de milicia, relaciona a dos hombres valientes que pelean por la misma causa. Epafrodito ni aún en esto quería ser una carga para la iglesia. Porque él tenía el concepto de ser bendición, ayuda, y apoyo a sus hermanos y no una carga. 1. Epafrodito era un hombre confiable. Pablo lo llama “vuestro mensajero” literalmente su “apóstol”. Fue a él a quien escogieron para que llevara la ofrenda de ellos a Pablo para suplir sus necesidades. 2. Epafrodito era un hombre responsable. a. Las relaciones profundas crean un sentido de responsabilidad. Claramente se ve esta virtud en la vida de Epafrodito. b. Es evidente que decidió quedarse al lado de Pablo para ver en qué podría ayudarle. ¿Cuán alto es tu sentido de responsabilidad para con tus amigos más cercanos? Exactamente esto fue lo que hizo Jesús por nosotros, decidió asumir su responsabilidad de ser Salvador y entregar su vida en la cruz cómo el único sacrificio capaz de satisfacer las demandas de un Dios santo y justo, para que podamos disfrutar de la paz y el gozo y todos los beneficios que trae la salvación.