El efecto nocebo Escrito por Fátima Carrasco Akutagawa Ryunosuke En su breve y atribulada existencia, Akutagawa Ryunosuke escribió ciento treinta relatos, casi todos durante su década más productiva. “La vida es una olimpiada patrocinada por un grupo de locos” opinaba el autor de “Rashomon”. Su nacimiento en Tokyo, en 1892, estuvo marcado por funestos augurios: su madre tenía 33 años y su padre 42, pésima combinación numérica según una absurda creencia. Para conjurar éste hecho, los padres, de origen burgués, escenificaron el abandono del niño, que fue adoptado por un amigo del padre. Así, en calidad de falso huérfano, volvió con sus padres poco después. Pero su madre enfermó de esquizofrenia -moriría diez años después- de modo que la orfandad se materializó en parte y el niño fue adoptado por su tío y por la hermana soltera de éste, con quien el futuro escritor tendría una continua, estrecha y ambivalente relación. Su poco edificante tía le inculcó el temor a heredar la locura materna. Akutagawa fue un niño enfermizo, aquejado de convulsiones. Estudió en la Universidad Imperial de Tokyo -allíl fue admirador de Oscar Wilde, Theophile Gautier y August Strindberg- y fue profesor de Inglés en la Escuela Naval de Yokosuka. Su vocación literaria fue bien aceptada por sus tíos, grandes aficionados a la literatura. A su muy conocido “Rashomon”, escrito en 1915 y basado en un clásico del siglo XI, lo calificaba como '”alegre'” (?!). Un año después escribió “La nariz”, cuya lectura entusiasmó al ya consagrado Natsume Soseki, quien escribió una carta felicitando al joven, desconocido y esquivo autor. Ryunosuke, que admiraba a Soseki, se sumó a su grupo de amigos y tertulianos, aunque para variar, la fatalidad haría acto de presencia: Soseki moriría poco después, lo que supondría otro traspiés emocional para Ryunosuke, quien en su obra se refería a él como ''el maestro''. Otros cuentos suyos de ésos años son “El mártir”, ”El hilo y la araña”, “El biombo infernal” -sobre un artista que adora su arte, más que su propia vida y la de su hija-. En 1918 se casó con Fumi Tsukamoto y un año después firmó un contrato exclusivo con un diario, el Osaka Mainichi, al tiempo que publicaba cuentos como “Las mandarinas”, su primera narración objetiva y personal. Durante su largo viaje a China como corresponsal, en 1921, manifestó síntomas de deterioro en su salud mental. Su segunda fase productiva se inicia en el año 1922, en que publica cinco volúmenes de cuentos -por falta de uno- “Cristo en Nankín”, ”La historia de San Cristóbal”, “La 1/2 El efecto nocebo Escrito por Fátima Carrasco lujuria”, “El Baile”, “El otoño”. Poco después de su edición se convertirían en clásicos, siendo reditados y traducidos más pronto y en más ocasiones que los entonces célebres Ogai Mori o Natsume Soseki. Para Ryunosuke la finalidad suprema del arte era la perfección en la forma. De su tercer período creativo, iniciado en 1923, forman parte “Vida de un idiota”, con extractos de la agenda de Yasukichi, su alter ego, recreando su etapa de profesor de inglés”, de corte autobiográfico, sobre sus trastornos mentales, igual que “Engranajes” o “Kappa”, una historia antimilitarista y antinacionalista. “Registro de defunciones”, también autobiográfico, alude a la muerte de su madre, de su hermana mayor, al poco de nacer y de su madre, quien siempre intentó recuperarlo y a quien el autor veía con simpatía. Por entonces, estaba aquejado de pleuresía, además de esquizofrenia, manía persecutoria, hipersensiblidad ética, timidez y atildamiento patológicos. En 1926 fue ingresado en un hospital. Casado y con una hija, vivía recluido a oscuras. Padecía fotofobia, de modo que sólo salía de noche y consumía opio y morfina. Poco después, se suicidó su cuñado, lo que significaba que según era usual, debía asumir las deudas que dejaba -que no eran pocas- además de hacerse cargo de su hermana Hisa. Él. por su parte, casi como consecuencia lógica, había deliberado largo tiempo sobre la forma más adecuada de abandonar éste valle de lágrimas y pasar a la tierra del silencio de la forma digamos menos incómoda y onerosa posible. Descartó ahorcarse por repugnancia estética, pese a reconocer que era el método idóneo. Por la misma causa desechó la posibilidad de saltar de un edificio o ser atropellado por un tren. El 16 de abril escribió dos testamentos: uno dirigido a su buen amigo, el editor Kikuchi Kan y otro la pintor Oami Ryuchi: “comprendo que soy el hijo de una mujer demente y en éste momento no puedo evitar sentir repugnancia hacia todo el mundo, especialmente hacia mí mismo”. El 24 de julio de 1927 puso fin a lo que denominaba ''angustia confusa'' con una sobredosis de veronal. Su suicidio causó un gran impacto social, ya que pese a sí mismo, era un autor popular. Ocho años después su amigo Kan instauró el más famoso premio literario japonés, el Premio Nacional Akutagawa Ryunosuke para escritores menores de 35 años. ''La genética, el medio ambiente y la suerte, he ahí lo que gobierna nuestras vidas'', había sentenciado Ryunosuke. 2/2