Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María “Año Jubilar Alberto Cuscó Mir, SJ Apóstol del Corazón de Jesús” CIRCULAR No. 104 ASUNTO: Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Aguascalientes, Ags. 1 de junio de 2016 Queridas hermanas de la Congregación Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María. P. C. Al inicio de este mes dedicado a honrar y consolar al Corazón de Jesús, al saludarlas hago mías las palabras de San Pablo a Timoteo en la liturgia de este día: “Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro” (2Tim 1, 2), esto deseo para cada una de ustedes. Tomando otro fragmento de esta misma carta, “por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que está en ti” (2 Tim 1, 6), quiero proponerles una reflexión. Tantos dones, tantas bendiciones recibidas y a veces en nuestra cultura tan pocos espacios para compartirlos y permanecemos a veces señalando lo que no es don, lo que no da vida, lo que no es carisma, etc. Inicio pues invitándolas a REAVIVAR y reavivar significa: volver a avivar una cosa, o darle más fuerza e intensidad, esto significa que algo ha perdido vida, ánimo, pasión, etc. Reavivar el don de la fe: en este mes dedicado al Corazón de Jesús, es preciso reavivar la fe que hemos recibido como don gratuito, fe que hay que cultivar y vivir en las diferentes circunstancias de la vida, nunca será igual vivir un acontecimiento con fe que solo con los recursos humanos; reavivemos hermanas la fe, supliquémoslo al Padre no solo para nosotras sino para cada persona que hoy vive desorientada porque no sabe en quien fundamentar su propia vida e historia. Reavivar el don de la vocación: en esta “cultura líquida” en que parece que prevalece lo provisorio, lo incierto y ante la falta de relaciones y decisiones permanentes, es preciso reavivar el don de la vocación, ese don que recibimos en un momento concreto de nuestra vida y que hoy es frágil en todas las vocaciones, cultivemos nuestra vocación al calor de la oración, de la fraternidad, de la misericordia, de la misión, etc. que todo contribuya para que el don de la vocación se desarrolle con vitalidad en nuestra Congregación y en la Iglesia. Reavivar el don o carisma de las MHPVM: “El carisma de la Congregación de MHPVM es consolar al corazón de Jesús en sus dolores internos: consolando a los que sufren, con una vida de pureza, humildad, sacrificio y caridad”. Por este carisma se gastaron nuestros Fundadores y por permanecer fieles a este don fueron capaces de pasar por todo tipo de cruces: persecución, pobreza, difamación, obediencia, críticas, olvidos, etc. y nosotras ¿qué estamos dispuestas a pasar hoy a fin de testimoniar con mayor fidelidad nuestro carisma? ¿Cuál es el dinamismo que le hemos dado personal y comunitariamente? ¿He permitido que en mi vida se quede sólo escrito en los documentos de nuestra Congregación? Carisma hermoso y sublime, carisma de más actualidad cada día, carisma engendrado y dado a luz en medio del amor - dolor, carisma cuya sede es el Corazón de Jesús, carisma de intimidad y de irradiación, carisma contemplativo y encarnado, carisma que N. P. Alberto Cuscó Mir, SJ., predicaba con tal unción hasta mover a las multitudes, carisma que N. M. Julia y Virginia bebieron de la fuente del Corazón de Jesús llevadas por N. Padre, carisma que nació entre espinas, carisma que sedujo y sigue seduciendo a tantas a lo largo de la historia, carisma que nos fue revelado a cada una de nosotras, muchas lo recibieron directamente de N. M. Julia, la fiel guardiana del carisma. Por eso hoy quiero invitar a cada una de las hermanas MHPVM: AVIVA EL DON DE DIOS, vuelve a la fuente de donde brotó, sumérgete en el Corazón de Jesús y sentirás sus latidos, sentiremos nuevamente su amor – dolor, sentiremos nuevamente la llamada a ser su Oasis pero un Oasis de caridad, de pureza, de cruz y de humildad. Rasgos o caracteres que fueron los que distinguieron a aquel pequeño grupo de hermanas que optaron por la fidelidad junto con NN. MM. Julia y Virginia sin importar el precio, porque cuando se ha saboreado un carisma y nos hemos nutrido e identificado con él, la vida se vive de otra manera: más plena, más sencilla, más pobre, más pequeñas, sin sueños de grandeza o de poder. Por eso al iniciar el mes del Corazón de Jesús, las invito a que favorezcan espacios de lectura, meditación y reflexión de nuestros escritos, necesitamos con urgencia volver a las fuentes que nos dan identidad sobre todo si nos hemos alejado de la vivencia concreta del carisma y por favor no se los exijamos a las demás, cada una comprometámonos a vivirlo con menos discursos y más hechos, muchas hermanas y hermanos necesitan que seamos cauces del consuelo del Señor. Cuánto deseo que le podamos ofrecer este obsequio al Corazón de Jesús y a N. P. Alberto Cuscó Mir en el I Centenario de su partida al cielo, y a nuestros hermanos en este año de la misericordia. Felicidades hermanas por nuestra Fiesta, la fiesta del amor-dolor, la fiesta de la ternura y misericordia, supliquemos a María Inmaculada unas por otras para vivir este hermoso carisma y que cada una seamos llevadas por el Espíritu Santo al Corazón de Jesús y ahí refugiarnos en caso de que vivamos en alguna tormenta, ahí refugiarnos si estamos en algún peligro o tentación, ahí refugiarnos si estamos cansadas o desalentadas; el Corazón abierto de Jesús sea nuestro refugio y consuelo en todo momento. Tengan la seguridad de mi oración diaria, así como del cariño hacia cada una de ustedes. Me encomiendo a sus oraciones para conocer la voluntad del Señor y seguirla con generosidad, ténganme presente con Nuestro Señor, lo necesito. Fraternalmente, H. Guillermina Arroyo López MHPVM Superiora General