LUNES, 9 DE MAYO Hch 19, 1-8. ¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe? l Sal 67. Reyes de la tierra, cantad a Dios l Jn 16, 29-33. Tened valor: yo he vencido al mundo. MARTES, 10 DE MAYO VII Domingo de Pascua La Ascensión del Señor 8 Mayo Las LECTURAS de esta semana Hch 1, 1-11 l Lo vieron levantarse. Sal 46 l Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Ef 1, 17-23 l Lo sentó a su derecha en el cielo. Lc 24, 46-53 l Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo. Hch 20, 17-27. Completo mi carrera, y cumplo el encargo que me dio el Señor Jesús l Sal 67. Reyes de la tierra, cantad a Dios l Jn 17, 1-11a. Padre, glorifica a tu Hijo. MIÉRCOLES, 11 DE MAYO Hch 20, 28-38. Os dejo en manos de Dios, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia l Sal 67. Reyes de la tierra, cantad a Dios l Jn 17, 11b-19. Que sean uno, como nosotros. JUEVES, 12 DE MAYO Hch 22, 30; 23, 6-11. Tienes que dar testimonio en Roma l Sal 15. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti l Jn 17, 20-26. Que sean completamente uno. VIERNES, 13 DE MAYO Hch 25, 13-21. Un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo l Sal 102. El Señor puso en el cielo su trono l Jn 21, 15-19. Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. SÁBADO, 14 DE MAYO Hch 1, 15-17. 20-26. Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles l Sal 112. El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo l Jn 15, 917. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido. OBISPADO DE PALENCIA www.diocesispalencia.org medios@diocesispalencia.org Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo Y les dijo: «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto». Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios. Lucas 24, 46-53 Una presencia nueva L ucas, en su Evangelio, empieza narrándonos cómo el Hijo de Dios descendió hasta nosotros, en el vientre de María, haciéndose hijo del hombre. Y en el comienzo del libro de los Hechos de los Apóstoles, el mismo Lucas nos describe cómo el hijo del hombre asciende al cielo, hasta el Padre, proclamado Hijo de Dios. En el misterio de su Ascensión, Cristo es glorificado, exaltado. El que descendió a lo más bajo, ahora es elevado hasta lo más alto; el que se humilló como siervo, ahora es proclamado Señor; el que se despojó de su divinidad, ahora se sienta a la derecha del Padre, constituido Hijo de Dios con poder. P ero la Ascensión no es una marcha definitiva de Jesús, no es una perdición para nosotros; es más, Él nos dijo: “os conviene que yo me vaya”. Hemos salido ganando con la Ascensión de Jesús porque así está presente de una forma nueva, más intensa y más íntima; porque puede estar con todos, sin limitación de espacio y de tiempo; porque está con nosotros en su Espíritu, la presencia más lograda y más rica, más dinámica y transformadora; porque está con nosotros en su palabra, presencia que se convierte en luz para el camino; porque está con nosotros en el pan partido y en los sacramentos, presencia real, que acompaña, consuela, fortalece y alimenta; porque está con nosotros en los hermanos, en los que le recuerdan y le aman, en los que se unen, en los que se comprometen; porque está con nosotros en los pobres y en los que sufren, presencia ardiente, llagas dolorosas del Señor. D ios y el hombre ya no pueden separarse. Lo humano está definitivamente en Dios y Dios está en el hombre para siempre. Cristo, que es Dios y está con el Padre, es también presencia humana de Dios. DIOS ASCIENDE ENTRE ACLAMACIONES; EL SEÑOR, AL SON DE TROMPETAS Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: tocad para Dios, tocad; tocad para nuestro Rey, tocad. Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. Los príncipes de los gentiles se reúnen con el pueblo del Dios de Abrahán; porque de Dios son los grandes de la tierra, y él es excelso.