10 de octubre - Casa del alumno

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10 de octubre
FICHA TÉCNICA
Dirección: Martin Scorsese
País: USA
Año: 1990
Duración: 145’
Interpretación: Robert De Niro, Ray Liotta, Joe Pesci, Lorraine Bracco, Samuel L. Jackson, Paul Sorvino, Debi Mazar,
Mike Starr, Tony Darrow, Frank Sivero, Frank Vincent, Chuck Low, Frank DiLeo
Guión: Nicholas Pileggi y Martin Scorsese
Producción: Irwin Winkler
EN POCAS PALABRAS
“Desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gángster. Ser gángster era mejor que ser Presidente de
los Estados Unidos...”
SINOPSIS
Henry Hill, hijo de padre irlandés y madre siciliana, es testigo de la vida de poder, honor y respeto que
llevan los gangsters que habitan en su barrio, en una zona de Brooklyn donde son mayoría los emigrantes,
y que está bajo la protección del patriarca de la familia Pauline, Paul Cicero. Henry, a sus trece años de
edad, desistirá de seguir yendo a clase, y fascinado por tal vida mafiosa, entrará a formar parte de la
organización, comenzando por ser un mero chico de los recados para ir ascendiendo de posición a medida
que fortalece la confianza que en él depositan los integrantes del hampa local, como el irlandés Jimmy
Conway o el italoamericano Tommy de Vito, adentrándose cada vez en negocios más turbios.
ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES
El film está basado en el libro de Nicholas Pileggi Wiseguy (“Chico listo”) y, durante mucho tiempo, iba a
ser homónimo. Sin embargo, el proyecto se retrasó (porque Scorsese encontró financiación para dirigir La
última tentación de Cristo y no quiso dejar escapar la oportunidad), y mientras tanto se estrenó en la
televisión norteamericana una serie con ese mismo título. Para evitar la coincidencia, Scorsese cambió el
nombre de su película por Goodfellas.
La novela de Pileggi narra la vida de Henry Hill (interpretado por Liotta), gangster en la vida real. Hill
aparece haciendo un cameo como jefe de cocina en el travelling de 3 minutos de duración que sigue a
Liotta por el interior de las dependencias del Copacabana.
La palabra joder es utilizada en 246 ocasiones, principalmente por el personaje interpretado por Joe Pesci.
Los padres de Scorsese hacen sendos cameos: su madre Catherine interpreta a la madre de Tommy (Joe
Pesci); su padre Charles interpreta al recluso que pone demasiada cebolla en la salsa de tomate.
La bofetada que Paul Sorvino le propina a Ray Liotta cuando su personaje acaba de salir de la cárcel no
figuraba en el guión. La cara de asombro de Liotta no es parte de la interpretación...
El personaje interpretado por Joe Pesci apaliza al interpretado por Frank Vincent. En Toro Salvaje (1980)
también había una escena en la que Pesci y Vincent interpretaban una escena muy parecida. Por fin, en
Casino (1995), cambiaron las tornas en sus respectivos personajes y fue Vincent quien pudo vengarse de
Pesci.
Goodfellas estuvo nominada para los Oscars de la Academia junto a la tercera entrega de El Padrino. En
esa edición, la estatuilla fue para... Bailando con lobos. Scorsese ha estado nominado como mejor director
en otras cuatro ocasiones, y nunca ha conseguido el premio.
TOMA NOTA
Pileggi colaboró también con Scorsese en Casino, cuya historia tiene lugar en Las Vegas (“la ciudad más
siniestra del mundo para un perdedor”, como la definió Hunter S. Thompson en Miedo y asco en Las
Vegas). Aunque Casino sacó a Scorsese de sus queridas calles de Nueva York, su amor por la Gran
Manzana es palpable en otras muchas de sus películas: Malas calles, Toro Salvaje, El color del dinero, ¡Jo,
qué noche!, Gangs of New York o Taxi driver.
La escena en la que Scorsese persigue a Liotta y Bracco a través de las galerías del Copacabana con un
travelling de tres minutos está considerada una de las mejores de la historia del cine, a la altura de la
escena inicial de Sed de mal (1958, Orson Welles). Paul Thomas Anderson le rindió homenaje en Boogie
Nights (1997).
Entre las señas de identidad de Scorsese, se puede citar que sus films comienzan a menudo con escenas
extraídas de la parte central de la historia narrada. Se trata de un recurso clásico que los académicos
denominan in medias res, y que dota a la narración de agilidad desde el comienzo.
COMENTARIO, por Carlos Reviriego (www.elcultural.es)
“Para mí, ser un gángster era mucho mejor que ser presidente de los Estados Unidos”, dice Henry
Hill (Ray Liotta) al comienzo de Uno de los nuestros. Cuando la enérgica y vibrante narración de Martin
Scorsese, sin duda enamorado del material que filma, nos muestra la trastienda del crimen organizado de
Nueva York, su impunidad y lujo, su fraternidad y poder, podemos comprender las razones para querer ser
un gángster. “El poder era adictivo. Si queríamos algo, simplemente lo cogíamos”. Es el lado vigoroso y
reconfortante de Uno de los nuestros: la nostalgia por un estilo de vida. Pero cuando Scorsese levanta la
alfombra y nos muestra los cadáveres y procedimientos de terror que mantienen ese estilo de vida en
marcha, una nube negra devora los tonos pastel, los brillantes colores del film. De la nostalgia pasamos al
terror. La inmoralidad de los personajes y la sensación constante de peligro —la muerte espera al cabo de
un broma inadecuada, una mirada sincera, una palabra mal dicha— se apropia de la película.
El espectáculo de la violencia, surgiendo inopinadamente en cualquier escena, es el corazón
narrativo del film más realista sobre la mafia (quizá el mejor, con permiso de Coppola), el que con mayor
crudeza retrata su naturaleza oscura y depredadora. A la voz en off de Henry Hill (insuperable) se añade la
de su mujer, Karen, narrando su propia versión. Este coro a dos voces es uno de los grandes hallazgos del
film para que nos impliquemos en las escabrosas vidas de sus protagonistas. Al fin y al cabo, procedentes
de un mundo lejos de Cadillacs y Rolex, Henry y Karen son lo más parecido a nosotros..
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