INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SEXUALIDAD, ESA EXTRAÑA SENSACIÓN Por Aloyma Ravelo El enamoramiento se define como un sentimiento que nace espontáneo, crece por día y es de gran intensidad. Hace sentir al adolescente que su vida, de pronto, tiene un toque especial. Esa "extraña sensación", que en unos casos desaparece y en otros se transforma en amor, depende, por lo común, de la manera como se conecten como pareja y de la inteligencia emocional de cada quien. La inteligencia emocional es un término que popularizó en 1995 Daniel Goleman, un psicólogo norteamericano, que la definía como la habilidad para controlar los sentimientos y emociones de uno mismo, y usar esta información para guiar acciones y pensamientos en beneficio propio. Su libro “Inteligencia emocional: qué puede importar más que la inteligencia,” se convirtió rápido en un bestseller, y a partir de entonces, muchos utilizan el termino para referirse a rasgos y destrezas relacionadas con el logro del éxito en la vida, tanto personal como laboral, estudiantil o familiar. Apunta el experto que es necesario aprender a percibir y expresar emociones de forma precisa, usar la emoción para facilitar la comunicación y la relación con los otros, comprender las emociones propias y regularlas a favor del crecimiento personal. HABLANDO CLARO Así las cosas, mientras más control y conocimiento tengas de ti misma, mejor preparada estarás para negociar con tu pareja, poner límites a la relación o llevar una conversación hasta el final sobre un tema escabroso, sin que termines exteriorizando ira, rencor, molestia o enfado, emociones que sin dudas no dejan pensar con claridad y pueden empañar tus buenos propósitos de entendimiento. El profesor de la Universidad de Cádiz, José Miguel Mestre, argumenta en su artículo “Género e inteligencia emocional”, que la inteligencia emocional facilita el manejo de circunstancias complejas y opuestas con respecto a las emociones. Se deberá aprender que es posible experimentar emociones contradictorias con respecto a alguien. Por ejemplo, que es posible amar y aborrecer a la misma persona, en momentos diferentes de la relación de pareja. También dice que es importante reconocer combinaciones de emociones como el pavor, (mezcla de miedo y sorpresa), la esperanza, (mezcla de fe y optimismo) y otras formas como la incredulidad o la euforia. Aconseja que poseer inteligencia emocional está muy relacionado con la buena adaptación personal y social, así como es siempre más efectivo afrontar un problema (mejor o peor) que simplemente no afrontarlo. ENTRE DOS Claro que no basta dejarlo todo a la inteligencia emocional. Para que dos personas se enamoren deben darse ciertas circunstancias como la atracción física, que se complementen intelectualmente, cierto grado de confianza, acercamiento, deseo de estar juntos, entre otras razones. Sin embargo, se dan casos en que no necesariamente se cumplen estas condiciones y las personas, de todas maneras se enamoran. El enamoramiento es una experiencia afectiva muy intensa que lleva a las personas a involucrarse de manera profunda, y generalmente se le atribuye a la etapa de la adolescencia. Pero, algunas personas repiten este mismo patrón de conducta durante el resto de su vida. De manera general y en su primera fase, el amor se manifiesta como una atracción que reúne una serie de características en las cuales, intervienen cambios químicos que provocan las típicas emociones del enamoramiento. Es en este momento, cuando cada uno comienza a hacerse un arquetipo de la persona que al otro le debe gustar y comienza a "pintarse" con sus mejores colores. Quienes se encuentran en el período de enamoramiento -que generalmente es al inicio de la relación-, se plantean ideales que con el tiempo son imposibles de lograr, porque comienzan a imaginarse una serie de situaciones con su pareja, que no pasan de ser simples ideales. "Seremos el uno para el otro", "él cambiará gracias a mi amor", "los dos seremos uno solo" y así, una gran cantidad de pensamientos pasan por la mente de cada persona, que luego, al enfrentarse a la realidad, ninguno puede llevar a cabo. Estas ideas, si bien llevan consigo la necesidad -muy altruista, por cierto- de tener una relación romántica perfecta, lo único que muestra es que existen aspectos de la personalidad del otro que no nos satisfacen, pero que no expresamos o discutimos de manera asertiva y concertada con la pareja. Si después de un tiempo ambos deciden vivir juntos, cada uno bajará la guardia y comenzarán a mostrarse tal cual y como son. Es aquí entonces cuando comienzan los conflictos y cuando se necesita una inteligencia emocional equilibrada y positiva. Es el momento también de mostrarse tolerante, comprensivo y paciente para de esta manera, poder mantener la intensidad del enamoramiento y la posibilidad de extender la unión a una relación más madura y con futuro.