! ¿Qué gobernante, poderoso y soberano, elegiría dejar de lado su riqueza y privilegio, hacerse débil y pobre, y caminar entre su pueblo? En la Navidad celebramos la desconcertante realidad del Dios soberano que –gracias a su increíble amor por la humanidad y la creación toda—hizo precisamente eso. Nacido como niño pobre en un rincón insignificante del Imperio Romano, Dios vino a estar con nosotras y nosotros –Emanuel—y mediante esa presencia, a transformar todas nuestras relaciones. ¡Que en esta Navidad y en el transcurso del año 2010 reconozcamos su presencia y que ella nos impulse a propiciar relaciones Justas en nuestros mundos! Son los deseos de la Secretaría General de la Fraternidad Teológica Latinoam ericana ! diciembre 2009