CARTA AL LIC. ADOLFO LÓPEZ MATEOS Atizapán de Zaragoza, México a 30 de septiembre de 2010. Estimado Licenciado Don Adolfo López Mateos: Es para mi un honor tener la oportunidad de dirigirme a Usted por este medio esperando que esté bien donde se encuentre, las oportunidades se presentan cuando uno las busca y hoy he pensado que es el mejor momento para escribirle acerca de mi gran admiración por Usted. Quiero decirle que he encontrado muchas coincidencias entre sus acciones, sus gustos y mi vida. Empezaré por comentarle que me siento realmente orgullosa por haber nacido en el mismo lugar que Usted, Atizapán de Zaragoza. Nuestro pueblito siempre fue un lugar tranquilo, bello, pequeño y con ese aire de provincia que se respiraba aún en la década de los sesentas. Atizapán significa (lugar de aguas zarcas) y así eran efectivamente transparentes, limpias, sobre todo en la Presa Madín, en el Río Sabn Javier, Atizapán -lugar de mechaleros- que también así se le conoce, en ese tiempo sí había muchos magueyales, pero que le puedo yo decir si seguramente Usted recuerda a su terruño. Al paso del tiempo fue denominado Cd. López Mateos por los años setentas, en reconocimiento a Usted, sin embargo hoy la gente lo ha olvidado y solo se registra como Atizapán Centro. Vivo exactamente a una cuadra de la que fue su casa, en la Avenida Hidalgo en el Jardín principal… que tiempos aquellos verdad? También me siento orgullosa de haber estudiado en la Escuela Primaria Dr Mariano Gerardo López, que lleva el nombre de su señor padre. Aún la gente menciona que su papá tenía su consultorio ahí en el Jardín principal, donde se ubica la escuela. Mi admiración crece por el joven entusiasta, revolucionario y decidido que fue, sobre todo en ese tiempo en que lucho por una causa justa que defender y que pregonar como el pensamiento político de un gran hombre como lo fue José Vasconcelos, incansable luchador de la educación y de la cultura, pero también he de comentarle que mi admiración se acrecentó por saber de su pasión y entrega por el arte de la palabra. Me hubiera gustado escucharle, deleitarme con sus ideas, con su tono de voz y la fluidez de sus pensamientos, simplemente lo que he leído me cautiva y me fascina. Quiero decirle que muchos Institutenses como José Yurrieta Valdés, Clemente Díaz de la Vega, entre otros han expresado su emoción al referir su elegancia, elocuencia y contundencia al manifestar su ideología y convencer con su palabra y su cultura a un núcleo tan connotado y especial como era el académico en el entonces Instituto Científico y Literario, pero usted lo logro. Siempre me he considerado una persona deportista, saludable y al leer de su interés por el deporte, por la caminata y el boxeo, trato de imaginarle joven, impetuoso y decidido para realizar la gran hazaña de llegar caminando a Guatemala. Yo me preguntó cuantos de nosotros lo haríamos hoy en día? Cuántos de los jóvenes emularían tal proeza? Quiero decirle también que mis primeros años los viví durante su sexenio, que paz y calma se respiraba entonces, incluso puedo afirmar que yo estudié en las primeras ediciones de los libros de texto gratuitos que usted atinadamente promovió preocupado por la educación. Una nación dirigida por un gran estadista, por un hombre que apoyaba a los más desprotegidos, por un hombre humanista, de ese humanismo y entrega que ya no tienen los hombres de hoy, ,…y yo a cincuenta años de ese entonces me pregunto como Alejandro Martí, padre de un pequeño muerto a manos del secuestro, que le ha pasado a México, que hay de los años de 1958 a 1964 fecha en la que Usted gobernó con tanta certeza, con rumbo, osando enfrentar aún a los vecinos del norte para defender lo que se nos estaba “robando”, aunque suene muy fuerte, un desvío del río bravo, por casualidad o por descuido, pero recupero usted para México el famoso Chamizal. Querido Señor Presidente le aseguro que hoy la gente volvería a votar por Usted nuevamente. Mi querido Licenciado Don Adolfo López Mateos, tenemos otra coincidencia más presto mis servicios a la Universidad Autónoma del Estado de México, su casa sí señor Presidente, la casa a la cual regresó y la vio transformada y convertida en un Palacio en palabras suyas. De la cual fue Usted alumno, bibliotecario y Director y aún cuando este último se le atribuye a la designación del Lic. Isidro Fabela, usted se lo ganó a pulso, con su pensamiento, con sus acciones, con su cultura, con su apoyo y confianza en la juventud, como no recordar las palabras de José Yurrieta Valdéx expresando lo siguiente: “Creo que a nuestra juventud se le aplasta echando sobre sus espaldas el prestigio de los grandes maestros como el Nigromante y Altamirano y no está bien que esos mundos descansen sobre sus espaldas juveniles…” Sin embargo Licenciado hoy todo a cambiado, los jóvenes se han alejado de la conciencia política y social de la cual Usted lucho con ahínco, hoy en día los valores se están transformando y algo efectivamente le está pasando a México, porque no nos guía nuevamente?, porque no nos da la mano amiga que siempre le dio a nuestro país, aún recordamos sus palabras en la toma de protesta como Presidente de la República, “ …hoy entrego mi vida a México” y no como ayer que saludan a sus familiares antes de reflexionar en la responsabilidad de asumir un cargo de esa naturaleza. Mi estimado Licenciado Don Adolfo López Mateos no puedo dejar de mencionar que también algo más nos une y es que Usted visitó en 1961 la planta de Lechería del Sindicato Mexicano de Electricistas, asistiendo a la inauguración de la liga de beisbol y como evidencia esta una bella fotografía y un recorte de periódico ya amarillento por el tiempo pero que conservo con mucho cariño porque en ella está mi señor padre, mi hermano Miguel Ángel de tres años, al cual está usted cargando y el entonces Gobernador Don Gustavo Baz, que bello recuerdo, no sabe como me hubiera gustado que usted me cargará, que hubiera sido yo aquella niña que estuviera en sus brazos… no obstante siento como si eso hubiera pasado. Ahora a cien años de su nacimiento, donde mucha gente del estado de México lo recuerda con añoranza, con cariño, donde los Atizapenses le han organizado muchos eventos alusivos, donde la Universidad Autónoma del Estado de México también le rinde honores, donde hoy el Colegio de Cronistas de la UAEM sesiona en su casa y lugar de nacimiento también le brinda un reconocimiento a quién honor merece y como dijera el Maestro Yurrieta Valdés “A Usted le sobró la gloria: nos ha faltado a nosotros”…. Por lo mismo hoy me he atrevido a escribirle a rememorar las coincidencias y mi admiración Laura González Santos