“ES LA CONFIANZA, ESTÚPIDO…” Una nota que se le hiciera al Cr Juan Carlos Protasi, ex Presidente del Banco Central, motivan estas líneas. El citado profesional afirma que estamos en medio de una burbuja y se refiere a ciertas características de la plaza, con las cuales discrepo. Menciona la euforia irracional de los inversores que aspiran a que los precios continúen subiendo… Se produce con este tema una suerte de contagio social donde se sostiene que el ser humano se deja influenciar por lo que hacen los demás, haciendo que los fenómenos especulativos abarquen cada vez más gente. Algunas razones permiten transmitir que estamos lejos de cualquier burbuja: los precios de las viviendas no tienen un carácter exponencial, es decir el ritmo de crecimiento no aumenta en forma sostenida; hay demanda pero la misma no es generalizada; no hay compras especulativas (no nos consta), pensando comprar para vender más caro en el corto plazo y desde ya que el volumen del crédito es ínfimo, en el entorno del 4% del Producto Bruto Interno. Además de ello, los ingresos de los hogares crecen más que el precio de las viviendas y los Bancos prestan hasta el 70 o 80% del valor de la vivienda (no el 100%). Todos aspectos determinantes de una situación de normalidad que aquí se vive, en las antípodas de una burbuja inmobiliaria. Si bien los valores de las propiedades están en niveles altos en dólares, el aumento de los salarios medidos en la misma moneda es el común denominador en la oferta y la demanda tanto para alquilar como para compra. Además no dejemos de pensar que el valor de los terrenos es altísimo como asimismo son cuantiosos los costos de construcción. Coincidimos con Protasi en que el nivel de los salarios está desalineado con el de la productividad laboral y esto acarreará un problema para el crecimiento del país. Pero a su vez disentimos en un aspecto crucial; el citado profesional cita a Costa Rica transmitiendo que como resultado del cambio de las condiciones externas, algunos emprendimientos quedaron por el camino, otros edificios quedaron sin terminar en dicho país y teme que eso puede suceder en el nuestro. Voy al título de la nota; refiere a una frase (“es la economía, estúpido…”) que inventó un asesor de Clinton para ganarle las elecciones a Bush padre (1992) y la estructura de la misma obedece a resaltar algún aspecto esencial. En nuestro caso y apelando a dicha frase, dicho aspecto medular es la CONFIANZA que ofrecen los promotores privados que han construido al margen de las condiciones positivas o negativas del exterior ; nunca ha sido un elemento determinante para ellos, los avatares que en el mundo sucedían. Estará bien o estará mal pero es un dato de la realidad. Los promotores privados, nucleados en este gremial (y a ellos me refiero), son profesionales de la tarea, que sienten amor por lo que hacen, que tienen espaldas anchas para hacerlo y que imbuidos de ese espíritu no frustran ningún emprendimiento. Podrá demorarse un poco más, por ejemplo en función de la intensidad de las ventas, pero el edificio se termina, se entrega y se cumple. Y esto me lo dice la experiencia, que refleja los hechos y el espíritu de todos los involucrados. Aquí existe la lealtad hacia el cliente y hacia el gremio. Y la lealtad encierra confianza y fidelidad. Hay mucho camino por delante; se viene una nueva ley de viviendas de interés social donde esta gremial intervino decididamente; se estima que retornarán este año, 15000 uruguayos, no dejan de venir los argentinos y de otras tierras. No seamos agoreros antes de tiempo…