LA SAGRADA FAMILIA. BARTOLOMÉ MURILLO(1618-1682) introducción. Bartolomé Esteban Murillo es quizá el pintor que mejor define el Barroco Español. Nació en 1617 en Sevilla, donde pasó la mayor parte de su vida. En 1633 inicia su aprendizaje artístico con Juan del Castillo, en cuyo taller permanecerá durante cinco años. Sus primeras obras están muy influenciadas por el estilo del maestro. Poco a poco va recibiendo encargos y se traslada a Madrid, donde gracias a Velázquez se empaparía de pintura flamenca y veneciana en las colecciones reales. En Murillo se distinguen tres estilos: el llamado estilo frío, que duró hasta 1652. Este primer estilo, tiene un marcado acento tenebrista, muy influenciado por Zurbarán. Después desarrollará un estilo cálido, que utiliza desde el año 1652 al 1656, y por fin el vaporoso, en el que la pincelada es más suelta, los contornos quedan como esfumados y la luz y el color marcarán las escenas, creando un efecto atmosférico. Esta evolución y clasificación de cada período fue realizada por Ceán Bermúdez hacia 1800. Sus obras alcanzaron gran popularidad y durante el Romanticismo se hicieron numerosas copias, que fueron vendidas como auténticos "Murillos" a los extranjeros que visitaban España. Pese a ser cultivador del tema religioso dentro de la pintura barroca, su sistema era tratar las representaciones religiosas como cuadros de género, introduciendo pormenores de la vida cotidiana y humanizando a sus personajes. Análisis de la obra: Una de las primera obras realizadas por Murillo, siguiendo el estilo naturalista que habían puesto de moda Zurbarán o Velázquez en Sevilla, es la Sagrada Familia del Pajarito que recibe ese nombre por el pajarillo que el Niño Jesús muestra al perro que está a sus pies. La total ausencia de elementos divinos o celestiales hace que nos situemos ante una escena totalmente familiar, como si el pintor nos abriera las puertas de su propio hogar para mostrarnos el juego del pequeño acompañado por su padre, mientras la madre ha parado en sus labores de hilado para comerse una manzana. Las figuras son elegantes pero no dejan de ser totalmente realistas, siguiendo la filosofía del tenebrismo inaugurado por Caravaggio. El protagonista es el Niño Jesús iluminado por un potente foco de luz procedente de la izquierda que provoca contrastes entre luces y sombras y deja el fondo en total penumbra sobre el que se recortan las figuras, aunque junto a San José se vislumbra el banco de carpintero. El excelente dibujo del que siempre hará gala Murillo se aprecia claramente en sus primeras obras, donde los detalles son también protagonistas: el cesto de labor de la Virgen, los pliegues de los paños, los miembros de las figuras, el gesto del perrito. En relación con el dibujo, hay que advertir que Murillo fundaría una academia de dibujo junto a Francisco de Herrera "el Mozo" en 1660. El colorido empleado es el que va a caracterizar esta primera etapa del artista siguiendo el estilo de los naturalistas. El colocar a San José como protagonista de la escena junto al Niño Jesús viene motivado por las discusiones teológicas sobre la función del santo en la vida de Cristo. Si, en un principio, se pensó que no había tenido nada que ver en la educación de Jesús, (de hecho en el tríptico de la Adoración de los Magos de El Bosco aparece en la tabla lateral) a medida que va pasando el tiempo se va considerando que la labor de San José es cada vez más importante y, por ello, aquí le vemos como el padre ideal, con un rostro inteligente y paciente, quedando la figura de María en un segundo plano. Murillo tuvo como sobrenombre "el Correggio español", en él las influencias fllamencas y venecianas se llegan a fusionar con una gracia sevillana que caracteriza su realismo poético.