El poder (comeback del Quijote)hot!

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MI MUNDILLO, REGIONALES
SEMANA DEL 23 DE SEPT. 2013
El poder
Ayer caminaba por la Milla de Oro, mi vecindario. Un micromundo que
refleja de manera concentrada los problemas del país. Algunos de estos
problemas son morales, íntimos, de malas decisiones… llevados a lo
colectivo. Pero sabemos que tienen solución, aunque sea a largo plazo,
aunque nos cueste. Pero como país estamos estancados. ¿Cuál es la
causa de todo esto?
La pregunta daba vueltas en mi cabeza cuando de repente vi a lo lejos
dos figuras que venían hacia mí. Se acercaba primero una figura esbelta y
pintoresca con un sombrero que no era una pava y en su mano algo largo
que no era una penca de palma. Y de repente estaba allí, parado frente a
mí, Don Quijote de La Mancha, pero sin ninguna mancha en su ropa, se los
aseguro. Lo saludé con una de las reverencias que aprendí en ballet. Él
tomó mi mano y la besó.
Pero antes de que pudiera abrir la boca para hacerle mi consulta, se
escuchó un galopar. Era Sancho Panza, quien por ser más llenito, prefería
andar en burro. Se bajó y me saludó con una dramática reverencia, la cual
fue reciprocada.
Dirigí mi mirada al Caballero y le pregunté: “Usted que ha trotado por
tantos mundos y ha librado tantas batallas; que siempre ve la ilusión, lo
ideal, los sueños hechos realidad… ¿Qué opina de lo que pasa en este
país?”
Don Quijote se quitó el sombrero (la palanganita) y soltó su cayado
improvisado. Se enderezó, respiró profundo y gesticulando con las manos
recitó:
He cruzado valles y bosques,
he pisado pueblas y villas,
he hollado ríos y montes,
y desiertos andado por millas.
Mis ojos han visto batallas
por vendettas, por honor,
por conquistar un amor
o por honrar una mujer.
Pero la lucha más grande
que pueda el hombre tener
es la batalla por el mando,
¡es la lucha de poder!
Y a Sancho, con sólo mirarlo le di la señal para que recitara también su
opinión. Así que dijo sin ton ni son, con voz chillona y pose de señorón:
Tan remoto como el cuento
de Caín y su hermano Abel,
tan eterno como el huerto
del que no pudieron comer,
así es la controversia
que surge una y otra vez;
es la lucha más antigua,
¡es la lucha de poder!
Como si fuera un pie forzado, coincidieron la razón y la pasión. Sancho,
muy espontáneamente le aparejó la armadura a su señor, dio de beber a
su burro en una cuneta con agua empozada, y ambos continuaron su
camino hasta desaparecer de mi vista.
Yo aé que el verdadero poder lo tiene Dios y ahí está el error de los
humanos. Por más que creamos que mandamos, nacarile, el de arriba es el
que mueve las fichas. Pero aún así, el hombre cree que tener poder le dará
poder, en certera redundancia.
La lucha de poder ha determinado la historia y protagoniza nuestras
peores escenas. El poder, y todo el package que viene con éste, ciega a
nuestros políticos, dueños de empresas y hasta jefes, y los hace
desenfocarse. Se olvidan que ese “poder” lo da la confianza que tengan
los seguidores o empleados en el líder, sabiendo que él/ella los representa,
vela por sus intereses y cumple su palabra. ¿Utopía quijotesca? No está
de más soñar…
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