Foro - Virtuoso Cívico - Virtuoso Civico Generado el: 19 November, 2016, 15:43 BATAILLE: LA CARNALIDAD SUCIA Y CRIMINÓGENA Publicado por Lorenzo Aldrete - 06 Abr 2011 15:51 _____________________________________ BATAILLE: LA CARNALIDAD SUCIA Y CRIMINÓGENA La carnalidad sucia se prodiga en la febrilidad de cuerpos convulsos, perrunos; sólo subsiste en el exceso, en la violencia que el organismo se inflige, aquí sólo centellean las pulsiones de una masa viva que se galvaniza. Es una carnalidad que se solaza en su bajeza, en la impronta inmunda de su vómito y sus líquidos seminales , en el flujo de desechos ácidos o alcalinos. Es una carnalidad que inhala sus deyecciones (es excrementicia), repugna en su desaseo, escandaliza por su impiedad. Esta carnalidad no puede sino corroer, sajar, lacerar y mutilar si es necesario. Tal es la pasión amatoria que Bataille plasma en la novela corta Historia del ojo: De repente se levantó y vi escurrir la leche a lo largo de sus piernas, sobre las medias. Se enjugó con un pañuelo, pausadamente, dejando alzado el pie, apoyado en el banco, por encima de mi cabeza y yo me froté vigorosamente la verga sobre la ropa, agitándome amorosamente por el suelo. El orgasmo nos llegó casi en el mismo instante sin que nos hubiésemos tocado; pero cuando su madre regresó, aproveché, mientras yo permanecía sentado y ella se echaba tiernamente en sus brazos, para levantarle por atrás el delantal sin que nadie lo notase y poner mi mano en su culo, entre sus dos ardientes muslos. Una pasión sucia como la que ensalza Bataille carece de pudor, traspone los umbrales del decoro, habita en una sensualidad de violencia que puede trasmutarse en criminógena: es capaz de asesinar, herir, lastimar con severidad. Se trata de un impulso que se agota en un erotismo lesivo, no se concibe sin la presa o la víctima. Precisa romper con la idea de institución que contiene el descomedimiento, estalla en un lenguaje procaz cuyo espumarajo envilece y degrada. Su praxis es la masturbación recurrente con la complicidad del otro, convertido en aguijón que exacerba la sensibilidad. Regresé corriendo a mi casa, ávido de masturbarme de nuevo; y al día siguiente por la noche estaba tan ojeroso que Simona, después de haberme contemplado largo rato, escondió la cabeza en mi espalda y me dijo seriamente “no quiero que te masturbes sin mí”. La vida se revela como dérangement des senses, como trastorno de los sentidos según la frase de Rimbaud. No hay en el personaje de 1/4 Foro - Virtuoso Cívico - Virtuoso Civico Generado el: 19 November, 2016, 15:43 Historia del ojo ni en su íntima, la precoz joven Simona traspasada por un permanente conato sexual, valores de pertenencia o solidaridad. La obnubilación erótica en que ambos están inmersos los lleva a contemplarse con la ambivalencia de “horror y desesperación” que suscita un cadáver, como en la escena en que absortos ven a una ciclista muerta y decapitada que acaban de arrollar con su vehículo. No hay parte a la autoridad –noción inexistente- ni responsabilidad por el cuerpo yerto, no hay conciencia de la consecuencia jurídica del acto. La sexualidad se vuelve entonces virulencia “que destruye indefinidamente la beatitud y la honestidad humanas”. Se exalta “la sangre, el terror súbito, el crimen” como modalidades de una obsesión macabra. El relato va plasmando la vida errabunda de los protagonistas, donde el lector asiste a un triángulo amoroso con ribetes lésbicos, al extraño hábito de Simona “de quebrar huevos con su culo”y al goce del narrador por bañarse el rostro con “la abundante salpicadura” que brota del esfínter. Ciertas escenas describen momentos orgiásticos en medio de estados de ebriedad, actos de fellatio, incontinencia urinaria, eyaculación y vómito; hay también presencias que surgen como trasfondo coyuntural, difuminándose en la vacuidad de algún destello erótico que el narrador describe. La iniciación de ambivalente erotismo de la joven Marcela, da pauta para que ésta termine exponiendo la desnudez de su cuerpo como rencor delirante que confronta el pudor de sus padres. Pero también la llevará a ahorcarse en un armario, sucumbiendo a alguna angustia insuperable. Bataille pone un revólver en manos del narrador –sin que medie explicación- y describe con el mar por fondo la manera en que Simona lo masturba y le besa el ano, lo que suscita que varios disparos salgan del arma en la crispación del momento. Ambos están ebrios y se sienten exonerados una vez alcanzado el clímax. Hay un ánimo mórbido en todo esto que va creando una atmósfera opresiva, “ojo” y “huevo”adquieren una extraña sinonimia; reventar un huevo con el movimiento convulso del culo equivale a cegar una mirada, a suprimir al testigo y al fiscal probables. La honestidad encarna el símbolo del emasculado, que en su mirada mutilada fragmenta al deseo: A muchos el universo les parece honrado; las gentes honestas tienen los ojos castrados. Por eso temen la obscenidad. No sienten ninguna angustia cuando oyen el grito del gallo ni cuando se pasean bajo un cielo estrellado. Cuando se entregan ‘a los placeres de la carne’, lo hacen a condición de que sean insípidos. Aquí el narrador nos confesará un párrafo más adelante que la obscenidad, aquello que sale de la 2/4 Foro - Virtuoso Cívico - Virtuoso Civico Generado el: 19 November, 2016, 15:43 escena del decoro , es precisamente la carnalidad indisociable de sus humores y desechos, la que incluye la cabalidad de su fisiología, la que se embadurna con lo que el cuerpo arroja por sus esfínteres. Es la carnalidad sucia a la que aludimos al inicio. La escena final de Historia del ojo acaece en una iglesia de Sevilla, donde el narrador y Simona se encuentran en compañía de un lascivo mecenas británico de nombre Sir. Edmond. Ahí Simona se confiesa con un sacerdote rubio y de buen talante al tiempo que se masturba. Le hace saber al ministro la situación, y éste en el paroxismo de la excitación se hace mamar el miembro por la joven. El sacerdote se volverá la víctima de la perversión mortífera de sus tres huéspedes, quienes lo vejarán orinando sobre su cuerpo, profanarán el tabernáculo y con el cáliz Simona le destrozará el cráneo. En los estertores de su agonía, el ministro será obligado a beberse los orines mezclados que sus verdugos han vertido en el copón de oro. Amarrado de pies y manos, Simona copulará con él mientras sus compañeros contemplan extasiados el infame acto. Una vez muerto el sacerdote, Simona le pedirá al británico que extraiga un ojo del cadáver. Hecha la ablación, se introducirá el sanguinolento glóbulo en el ano y lo expelerá sobre el cuerpo yerto. El ojo sajado les servirá para efectuar extraños rituales lúdicos. Exultantes por lo realizado, sin tribulación alguna por el horrendo crimen perpetrado, abandonarán la ciudad a los pocos días. El narrador concluye en forma lapidaria: “el inglés compró un yate en Gibraltar y nos lanzamos hacia nuevas aventuras con una tripulación de negros ”. Bataille siempre estuvo obsedido por la pasión sórdida, hay en él un rencor llagado a la religiosidad, la cual juzga por la falibilidad sacerdotal sucumbiendo grotescamente a una sexualidad reprimida. Su apología de lo criminal en el hombre, su fustigamiento a la templanza y a la virtud en la conducta, son signos de su propio légamo espiritual: un padre sifilítico e intransigente, su nada trasgresora actividad como bibliotecario y el inescapable tedio de una existencia desdivinizada. Bataille menoscaba la personalidad jurídica de los individuos, pero en la práctica es un burócrata cuya bibliomanía dista mucho de la organicidad del cuerpo como centro de violencia y destrucción de las identidades. Historia del ojo no es sino la narrativa de un caso de repugnante conducta criminal que el autor deja sin castigo por razones de su particular estética literaria. Y es que aquí reside la falacia de Bataille. Su relato se perdería en una fútil y hasta tediosa pasarela de juegos eróticos con ribetes urinario-escatológicos, si no fuera por los efectos criminógenos que se derivan de la conducta de los protagonistas. Me pregunto que hubiera sentido Bataille si los tres huéspedes que vejan y asesinan al sacerdote, lo hubieran visitado en su biblioteca para repetir el infausto y atroz acto en su persona, permitiéndole redactar antes los fatídicos e inminentes acontecimientos. ¿Acaso no habría ideado algún 3/4 Foro - Virtuoso Cívico - Virtuoso Civico Generado el: 19 November, 2016, 15:43 ardid narrativo para llamar a la policía y que ésta acudiera oportunamente al rescate? El crimen es fácil de celebrar cuando se realiza en otro, y cuando el cuerpo mutilado y destruido no es el propio o el de alguien entrañable. Lorenzo Aldrete Enlace al artículo en el BLOG ============================================================================ 4/4