Relatos de vida: construcción de sentido y vínculo. Presentación Catherine Laviolette Doctora en Ciencias Políticas y Sociales, encargada de investigación en el IWEPS (Instituto valón de evaluación, prospectiva y estadística) y colaboradora científica de la UCL, Bélgica Desde hace más de treinta años, la utilización de los relatos de vida se ha desarrollado de manera considerable, en especial a través de la investigación en antropología y sociología así como en la intervención clínica. El creciente atractivo de esta metodología permite distinguir varias características comunes de estos relatos. Presentaremos aquí cuatro: las dos primeras están relacionadas con la construcción identitaria a través de la búsqueda de sentido y del reconocimiento por parte del otro; la tercera plantea la cuestión de la construcción del vínculo y la cuarta es más bien de orden metodológico y epistemológico. La primera especificidad nos recuerda que, en el contexto contemporáneo de nuestras sociedades hipermodernas en el que se han diluido en gran medida las referencias colectivas, los individuos-sujetos buscan con mayor intensidad un sentido para sus vidas, aspirando simplemente a ser felices y a hacer felices a sus allegados. Entre los "individuos por exceso", según la expresión de Robert Castel, y los "individuos por defecto", la necesidad de sentido forma parte integrante de la construcción de sí mismo. En esta vía, encuentra su lugar la práctica de los relatos de vida, puesto que contar, consiste en darse la posibilidad de contemplar su propio recorrido de vida con toda la inteligencia que se tiene de la situación y de aportar la capacidad reflexiva para reorientar las acciones en contextos cada vez más complejos y "fluidos". Se trata, por tanto, de tomar conciencia de uno mismo, de la relación con el mundo, de abrirse una paleta de posibilidades y opciones que permitan responder a la vida en vez de simplemente sobrevivir. La segunda característica revela otro pilar fundamental de la construcción identitaria como es la necesidad de pertenencia y de reconocimiento social. Los individuos, para sentir que existen socialmente, necesitan realizarse en la función que les es propia con todo el reconocimiento y respeto del otro. Ya sea en forma individual o en grupo, y en particular con narradores y narradoras "fracturados" en sus vidas afectivas y relacionales, profesionales, familiares, y/o culturales, la práctica del relato de vida permite un primer tipo de reconocimiento que me parece indicado mencionar. Se trata del reconocimiento del investigador/(a) o acompañante, narrador del relato que al crear esta relación de diálogo única con el narrador/(a), le da un crédito total sobre lo que cuenta de lo que sabe de él o ella. En efecto, en una relación establecida en torno a un relato de vida dirigido a un objeto de investigación, por ejemplo, no hay respuestas o relatos acertados; se trata simplemente del relato de la vida que tratan de comprender e interpretar dos "colaboradores" que se complementan en una iniciativa hermenéutica. Uno dispone de sus herramientas de investigador o acompañante y el otro con el bagaje de su vida. Estrechamente vinculada con las dos precedentes, la tercera característica de la iniciativa biográfica reaviva y vivifica toda la cuestión del vínculo en general, fundamental en la vida de los sujetos-actores, desde su primera infancia hasta las edades avanzadas de la vida. Cada vez nos afecta más el número creciente de individuos alejados de los otros, empujados hasta los abismos sociales de los excluidos, exiliados, expulsados, fragilizados, deshumanizados. Dar la palabra a estas personas "inexistentes", con el deseo de comprender las "roturas" de sus vidas y de su realidad cotidiana, tratando al mismo tiempo de construir el conocimiento con ellas y no sobre o para ellas, consiste en querer reconstituir el vínculo, el tejido microcósmico que hace que nuestras sociedades tengan aún la voluntad de creer en la edificación de una historia común social y humana. Además, en el grupo de los individuos "por exceso", los que la norma social considera "personas normales", dar la palabra a los que descubren que tienen problemas de sentido y reconocimiento, consiste en querer liberar las tendencias políticas, étnicas, culturales, religiosas, incluso sociológicas o médicas, que tienden a separar y dividir la sociedad. Por último, la cuarta característica de este entusiasmo por la iniciativa biográfica plantea todo el interés de las investigaciones-acciones que implican tanto al investigador, o a aquel que acompaña la iniciativa, como a los sujetos-actores que participan en la experimentación. Transformar la realidad y producir conocimiento son las cuestiones que comparten los protagonistas que aspiran a dejar "huellas vivas" en los lugares de la investigación. "Nunca se vuelve a ser el mismo después de la experiencia de compartir un relato de vida", coinciden a menudo en señalar unos y otros. La implicación y la reciprocidad de este tipo de investigación contribuyen a nuevas cuestiones epistemológicas que podrían acompañarse también de un proceso de construcción de una ciudadanía ética y política. Con esta visión, la revista Las políticas sociales, que estimula el encuentro entre puntos de vista científicos, del "terreno" y de la decisión política, nos ofrece un marco ideal para nuestra construcción de sentido y vínculo a través de las prácticas de los relatos de vida. Dentro de la abundancia de experiencias profesionales alrededor de los relatos de vida, entre las cuestiones de individualidad y colectividad y los aportes de la clínica, los autores proponen aquí visiones diversas pero complementarias en torno a la cuestión de la relación con uno mismo y con los demás, en términos de producción de conocimiento y de construcción de sentido. Los tres primeros artículos surgen de experiencias de la investigación-acción y los tres siguientes tratan de la práctica clínica. Abrimos este número especial con la contribución de Danielle Desmarais, profesora en la escuela de trabajo social de la UQAM en Montreal. En su prolongada experiencia, casi treinta años en el ámbito de las historias de vida, ha contribuido en materias como el desamparo psicológico, la alfabetización, la construcción identitaria y desde hace algunos años en la formación e inserción social de jóvenes adultos. La experta observación que realiza sobre los caminos de dos jóvenes, Élyse y Annabelle, sugiere los logros identitarios de éstas gracias a una iniciativa de formación. Al plantear de manera inmediata el contexto contemporáneo de hipermodernidad "líquida", el principal interés de la contribución de Danielle Desmarais consiste en señalar las paradojas vinculadas a la construcción identitaria de los jóvenes "desapuntados" que al inicio de sus trayectorias no tuvieron recursos económicos, sociales y culturales ni el reconocimiento afectivo, social y jurídico. Esta contribución demuestra en qué medida para estas jóvenes que viven cierto aislamiento social una experiencia de grupo que permite tejer vínculos sociales genera y regenera apoyo y reconocimiento. Seguidamente, a través del relato detallado de Rachel, Catherine Delcroix, profesora de sociología en la Universidad de Estrasburgo e investigadora desde hace muchos años en materia de familias precarias y de origen inmigrante, señala una cuestión fundamental que ilustra un proceso recurrente: la variación del grado de actividad a lo largo de la vida en función de la situación y del contexto. Nos invita a descubrir la formación de estrategias de prevención de los riesgos empleadas por los actores, (como la planificación, la tenacidad, la reorientación de la acción en función de su desarrollo, etc.) para no perder el precario equilibrio de sus vidas. La autora recuerda con convencimiento que comprender qué contextos materiales y afectivos de los actores favorecen o dificultan que éstos sean reflexivos y activos con vistas al relato de vida es un objetivo de la investigación que permite hacer visibles su situación y su recorrido. Con esta óptica, la observación sociológica permite identificar las configuraciones que facilitan la movilización en vez de separar a los pobres según sean "buenos" o "malos". En una iniciativa hermenéutica, Catherine Laviolette, encargada de investigaciones en el IWEPS, Instiuto valón de evaluación, prospectiva y estadística, y conferenciante invitada de la UCL, propone una lectura de la construcción identitaria de mujeres de origen marroquí entre su vivencia de la maternidad que constituye su identidad individual y personal y su compromiso social por medio de una asociación que les confiere una identidad colectiva. Dentro de estos nueve relatos femeninos se conjugan las identidades en un proceso de construcción de sí mismas y de construcción de vínculos que refuerzan, a través de la retroacción, la identidad del grupo al que apoyan. Se propone una lectura original de los relatos analizados a través de ciertas figuras de construcción identitaria que sugieren las tendencias de elaboración del yo de estas mujeres en sus vivencias como madres y como mujeres comprometidas. Arroja luz sobre la comprensión de una categoría de situaciones de vida: actoras-sujeto madres y comprometidas de origen inmigrante, las cuales a través de su emancipación y de su carácter reflexivo son figuras contemporáneas de la transmisión con las que es preciso contar. En otro ámbito, Pascale Jamoulle, antropóloga en el Servicio de Salud Mental Le Méridien, encargada de cursos en la Universidad de Mons y en la UCL, miembro del LAAP (laboratorio de antropología prospectiva), aborda de una forma muy elaborada las prácticas del relato de vida en una visión de la salud mental dentro de un contexto de precarización, discriminación, problemas del exilio y mestizajes transculturales. La autora describe y analiza, con mucha precisión, la dimensión social de la enfermedad y los efectos que pueden tener los relatos de vida. Subraya en qué medida estos relatos permiten transmitir un saber de experiencia y una re-elaboración de sus historias a través de los narradores, tanto para ellos mismo como para transmitirla a sus allegados, a la memoria familiar y a la sociedad. Insiste en la inscripción del relato en la dinámica de la donación, puesto que preguntar a estos interlocutores sobre sus experiencias vitales y pedirles ayuda supone un giro a la situación que viven normalmente en sus relaciones con los servicios sociales y las instituciones. En tanto que formador en mediación social y técnico, de la Asociación nacional de prevención en alcohología y adictología en Villeurbaine en Francia, Roland Lebfevre aborda de manera original el relato de vida como una "apertura" que tiende a favorecer los efectos de subjetivación y reforma identitaria para los beneficiarios, frente al relato como "cierre" que a menudo proponen los antiguos bebedores a través del paradigma de la "enfermedad" presente en la ideología de Alcohólicos Anónimos. A través del relato de Richard, el autor subraya la importancia del testimonio y de la narración; muestra así mismo la parte del imaginario y del relato, y el efecto de este último sobre el poder de actuación y la posibilidad de los actores de "retomar las riendas" de sus vidas y reconstruir un vínculo social. La lectura que propone Roland Lebfevre de las experiencias vitales de numerosas personas (ex)dependientes del alcohol es completamente innovadora; además permite abrir el debate a menudo tabú sobre el tema hacia perspectivas motivadoras para la práctica de los relatos de vida en el marco del acompañamiento y de la ayuda a las reformas identitarias. Por último, con su prolongada experiencia como consultora en CPSHV (Consultas psicológicas especializadas en historias de vida), Marichela Vargas, que es también profesora de una facultad de psicología y de ciencias de la educación, nos presenta al individuo social contemporáneo que ella define como un individuo con falta de referencias identitarias colectivas. CPSHV es a la vez un espacio de consulta e investigación dirigido a personas que buscan un lugar para la reflexión sobre su identidad. Para la autora, esta demanda tan particular sería de hecho el producto de nuestra cultura y de nuestro modo de organización social. Gracias al dispositivo del relato de vida, los individuos tienen la posibilidad de reaproximarse a sus raíces, de simbolizar su experiencia y de darse cuenta de que no son una producción individual ajena a la historia y al sentido colectivo. Este texto inédito permite destacar que junto a los sufrimientos psicosociales descritos entre otros con anterioridad y que afectan a individuos con grandes carencias de recursos sociales y económicos, se desarrolla paralelamente un sufrimiento existencial que lleva a los individuos a revisar el sentido de sus vidas, a redefinir su identidad y hacer balance. Con las distintas experiencias de investigación-acción e intervención, el objetivo de este número respalda el hecho de que el relato de vida supone una herramienta valiosísima en nuestras sociedades con problemas de sentido para re-situarse ante sí mismo y los demás y también para reparar vidas cada vez más fragmentadas. Ya se trate de relatos de individuos fracturados por diferentes contextos, coyunturas, experiencias personales penosas o se trate de relatos de actores que parecen haber sufrido menos las agresiones de los avatares de la vida, las vivencias de todos estos individuos se enriquecen, se entrecruzan, se articulan alrededor de una búsqueda común: construirse dando sentido a sus vidas en vinculación con los otros. En este marco, los relatos de vida permiten descubrir las diferentes temporalidades constitutivas de las vidas humanas, que están siempre reconstruyéndose en función de los acontecimientos y de las etapas de la vida.